Quince.

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Evelyn se sintió abrumada por un torbellino de emociones. Aunque sonreía y felicitaba a los futuros padres, su corazón estaba dividido entre la alegría de los demás y su propio dolor profundo. Finalmente, decidió que necesitaba un momento de soledad para procesar todo lo que estaba sintiendo.

Dejando atrás la bulliciosa reunión, Evelyn caminó con pasos cansados hasta su casa. La tristeza parecía pesar sobre sus hombros, haciéndola sentir aún más agotada. Al entrar, notó que no había rastro de Alex ni Lily. La soledad del lugar la envolvió, dándole espacio para confrontar sus propias emociones.

Estaba harta y enojada por el hecho de no poder darle a su hijo un padre y un hogar de amor, algo que la pudiera mantener feliz y sentirse completa. 

La habitación parecía un refugio silencioso donde Evelyn finalmente podía dejar caer su fachada de fuerza y dejar que las lágrimas fluyeran. Se dirigió al baño, encendió la luz y miró su reflejo en el espejo, los ojos enrojecidos y llenos de tristeza.

En un impulso cegado por el dolor y la furia acumulados, abrió el gabinete del baño y tomó un frasco de pastillas. La realidad parecía distante mientras sostenía el frasco en su mano, las lágrimas caían lentamente por sus mejillas. Murmuró palabras llenas de angustia, hablando con Arthur como si estuviera presente.

- Arthur, cómo te extraño.- Susurró con voz quebrada.- Deseo tanto estar contigo, en donde sea que estés.

Sin embargo, mientras sostenía el frasco, la imagen de Arthur, su sonrisa, su voz, su amor, empezó a aparecer en su mente. Las lágrimas empañaron su vista mientras recordaba cada momento que compartieron juntos, cada promesa de amor y cada sueño que habían construido.

"Estaremos siempre juntos, Mon Amour" se repitió en la mente de Evelyn, era la voz de su monegasco que tanto amaba y que antes solía hacerla enfadar, ahora no era así. 

- Arthur..- Susurró con voz quebrada, la mención de su nombre arrancando un sollozo de su garganta.- Te extraño tanto. No sé cómo seguir adelante sin ti.

La imagen de Arthur, su sonrisa y sus ojos llenos de amor, inundó su mente. Los recuerdos se entrelazaron con el dolor del presente, creando un remolino emocional que amenazaba con arrastrarla. Recordó los momentos felices que compartieron, las promesas de un futuro juntos y la sensación de estar completa a su lado.

Sus lágrimas caían en cascada mientras las palabras de Arthur resonaban en su memoria. "Mon Amour, siempre estaremos juntos, sin importar lo que pase. Prometo amarte en cada momento, en cada latido de mi corazón."

Evelyn se dejó caer al suelo, aferrando el frasco de pastillas mientras el tormento en su interior se intensificaba. Pero entonces, en medio de la oscuridad que la rodeaba, en su mente se filtraba aquel recuerdo del sueño que había tenido Arthur sosteniendo a su bebé y siendo un padre para él. 

- Arthur...- Murmuró, sus palabras llenas de anhelo y dolor.- Si estuvieras aquí, podríamos estar compartiendo este momento juntos. Criar a nuestro bebé, construir una familia.

La esperanza y la desesperación se enfrentaban en su interior, como dos fuerzas opuestas que luchaban por su alma. Entonces, en medio de su conflicto interno, un golpe en la puerta la sobresaltó. El sonido parecía distante, como si viniera de otro mundo. Pensó lo mejor, ella creía que era Arthur.

La voz de Oscar la llamó desde fuera, preocupada y urgente. 

- Evelyn, ¿estás ahí? Alex me pidió que viniera a cuidar de ti.

Evelyn dejó caer el frasco en el lavabo, su corazón latiendo con sorpresa y confusión. ¿Había escuchado correctamente? Con pasos lentos y cautelosos, salió del baño y avanzó hacia la puerta de entrada. Al abrirla, sus ojos se encontraron con el rostro familiar y amable de Oscar Piastri, el amigo cercano de Arthur.

- Evelyn.- Dijo Oscar suavemente, mirándola con preocupación en sus ojos.- Alex me pidió que viniera. ¿Estás bien?

Aunque sabía quién era Oscar y recordaba haberlo visto en compañía de Arthur en varias ocasiones, eran casi inseparables y varias reuniones estaban siempre juntos, cómo mejores amigos, pero su mente estaba nublada por la tristeza y la confusión. La mención de Alex le recordó que no estaba sola y que había personas que se preocupaban por ella estuvo pasando por su cabeza.

Oscar dio un paso hacia adelante y la envolvió en un abrazo reconfortante. Evelyn se aferró a él, sintiéndose vulnerable y agradecida por su presencia. Había olvidado que no estaba sola, que había personas dispuestas a apoyarla incluso en sus momentos más oscuros.

- ¿Estás bien? - preguntó, su voz llena de ansiedad cuando vio el frasco en el piso.- ¿Por qué hay pastillas en el suelo?

Evelyn no soporto tanto dolor que sentía ahora, por lo cuál termino por romper en llanto de nuevo, se derrumbó en los brazos de Oscar, sus lágrimas empapando su hombro. 

- No puedo hacer esto sola, Oscar. Extraño tanto a Arthur. Quiero que esté aquí conmigo, para compartir este momento y cuidar de nuestro bebé.

Oscar la abrazó con ternura, acunándola en sus brazos como si pudiera protegerla de todo el dolor que la rodeaba. 

- Evelyn, no estás sola. Siempre he estado aquí para ti, como amigo. Se lo prometí a Alex y a Arthur.

Paso su mano por los cabellos de Evelyn, acariciándolo suavemente y dejando besos sobre su cabeza. 

- También estoy dispuesto a estar aquí para tu bebé.

Las palabras de Oscar golpearon fuerte en el interior de Evelyn, se separó de su abrazo lentamente viéndolo a los ojos, cuando Oscar se percató de ello pudo notar algo, el brillo que siempre veía en ellos ocasionado por Arthur, no estaba más. 

The One | Arthur Leclerc.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora