Prefacio.

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Un año antes.

Gran premio de Australia, f2.

El sol de la tarde arrojaba un cálido resplandor sobre el campo de carreras, iluminando las risas y los vítores de la multitud emocionada. Entre los espectadores, Evelyn Albon, que presenciaba la carrera de su novio Arthur Leclerc.

Llevaban una sana relación desde secundaria, la hermana de Alex Albon y el hermano de Charles Leclerc se habían flechado por una carrera en común, nunca se habían dado cuenta que estaban en el mismo colegio hasta unos meses después de esa carrera.

- ¡Vamos, Arthur, puedes hacerlo! - exclamó Evelyn, agitando un cartel improvisado en el que había escrito con letras coloridas, en el cual llevaba escrito un mensaje de amor y apoyo para él monegasco.  - ¡Ánimo, Arthur!

Evelyn y Arthur habían sido inseparables desde la secundaria. Habían compartido risas, secretos y sueños a lo largo de los años, su amistad evolucionando en un amor profundo y verdadero. No solo eran novios, eran cómplices en cada aventura y apoyo incondicional el uno para el otro.

La carrera comenzó con un estruendo de aplausos y gritos de ánimo. Evelyn observó con el corazón en la mano mientras Arthur corría con gracia y determinación, sus músculos tensos mientras avanzaba con velocidad por la pista. Los segundos pasaron como si fueran horas, y finalmente, con un último esfuerzo, Arthur cruzó la línea de meta victorioso, era la primera carrera que tendría en Formula 2, los primeros puntos y su primer podio en la temporada. Sin duda estaba orgullosa.

Le entregó el cartel a su mejor amiga Lily, su cuñada que la acompañaba a todos los lugares posibles y no dejarla sola. Evelyn corrió directo a su novio, antes de que lo llevarán para recoger su premio. 

- ¡Lo lograste! - exclamó Evelyn emocionada, corriendo hacia Arthur y envolviéndolo en un abrazo apretado.

Arthur la levantó en el aire y la giró, riendo. 

- ¡Lo hice por ti!- bromeó, depositándola con cuidado en el suelo.

Evelyn rió, sus ojos brillando con admiración mientras lo miraba. 

- Eres increíble, Arthur. Siempre me sorprendes.

Sus miradas eran cómplices de su viaje, eran almas gemelas, se pertenecían y ellos lo sabían mejor que nadie.

- ¿Puedes creer lo lejos que hemos llegado? - Dijo Arthur, su voz llena de asombro y gratitud. Pronto los separarían para que él pudiera recoger su premio.

- Es increíble pensar en todo lo que hemos compartido. Desde los días de secundaria hasta este momento. Siempre has sido mi otra mitad, Arthur.

Arthur se detuvo y la miró fijamente, sus ojos revelando una ternura profunda. 

- Y siempre lo seré, Evelyn. No importa lo que suceda, siempre estaré aquí para ti.

Evelyn sonrió, sintiendo un caluroso cosquilleo en su pecho, el que sólo él provocaba.

- Te amo, Arthur. 

- Y yo a ti, Evelyn.- Respondió Arthur, acercándose para robarle un suave beso.

El mundo pareció detenerse en ese momento, y mientras se abrazaban en medio de todo, el vínculo entre Arthur y Evelyn se fortaleció aún más. No sabían lo que el futuro les deparaba, pero estaban seguros de una cosa: su amor era inquebrantable y trascendía el tiempo y el espacio.

The One | Arthur Leclerc.Where stories live. Discover now