Diecinueve.

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Evelyn parpadeó, intentando ajustar su visión mientras la habitación del hospital volvía a enfocarse. El sonido de los monitores y las voces de los médicos parecían lejanos y distantes. La mano de Oscar seguía sosteniendo la suya con firmeza, y en su mirada había una mezcla de preocupación y alivio.

- Evelyn, ¿estás bien?- Preguntó Oscar con voz suave, su preocupación evidente.

Ella asintió débilmente, sintiendo que la realidad regresaba a ella poco a poco. 

- Sí... creo que sí.

Los médicos continuaron haciendo su trabajo, y finalmente, los monitores comenzaron a emitir sonidos más estables. Oscar soltó un suspiro de alivio y le acarició el cabello con cariño. Ella ahora estaba en la habitación de hospital siendo atendida.

- Estás a salvo, Evelyn. Todo está bien.- Le aseguró, sus ojos buscando los suyos con una ternura sincera.

Evelyn le miró, agradecida por su presencia y su apoyo en ese momento. Pero aunque había regresado a la realidad, el recuerdo del sueño seguía fresco en su mente. La conexión que había sentido con Arthur, su voz, su amor... todo había sido tan real.

- Oscar... tuve un sueño.- Comenzó a decir, su voz temblorosa.

Él la escuchó atentamente, sus ojos reflejando curiosidad. 

- ¿De qué se trataba?

Evelyn inhaló profundamente, tratando de poner en palabras la experiencia que había tenido. 

- Vi a Arthur. Estaba allí, hablando conmigo. Sentí que estaba cerca, que estaba vivo.

Oscar asintió con comprensión, su mano apretando ligeramente la de Evelyn. 

- A veces, los sueños pueden ser muy poderosos. Pueden traernos consuelo.

Evelyn asintió, sintiendo una mezcla de emociones en su interior. Había sido un sueño tan vívido y real, una conexión con Arthur que había anhelado desde que él había desaparecido.

- Pero ahora estás aquí, Evelyn. Tienes a tu bebé y a todos nosotros a tu lado.- Agregó Oscar, su mirada llena de apoyo y cariño.

Ella le miró, agradecida por su presencia y sus palabras reconfortantes. A pesar de la tristeza y el dolor que seguían latentes en su corazón, Evelyn se dio cuenta de que no estaba sola. Tenía a su familia y a Oscar, quienes estaban dispuestos a estar a su lado en cada paso del camino.

Y mientras la habitación del hospital se llenaba de vida y luz, Evelyn se aferró a esa sensación de esperanza. Sabía que su camino no sería fácil, pero ahora tenía la certeza de que no estaba sola en esta nueva etapa de su vida. Y en su interior, una chispa de esperanza comenzó a brillar, iluminando el camino hacia un nuevo comienzo.

(...)

Días después.

Los días pasaron en el hospital, y poco a poco, Evelyn comenzó a recuperarse tanto física como emocionalmente. La cercanía de su familia y de Oscar la ayudó a sobrellevar los momentos difíciles y a encontrar fuerzas para enfrentar cada desafío. La noticia de su experiencia en el hospital se extendió entre sus seres queridos, generando una mezcla de alivio y gratitud.

Una tarde, mientras Evelyn descansaba en su habitación, Isabelle entró con una sonrisa cálida en el rostro. Tenía en sus manos una caja delicadamente envuelta y una bolsa con regalos.

- Querida, he traído algo para ti y para el bebé.- Dijo Isabelle, su mirada llena de cariño.

Evelyn le sonrió, agradecida por el gesto de su suegra, o ex suegra. 

- Gracias, Isabelle.

Isabelle colocó la caja y la bolsa en la cama y se sentó a su lado. 

- Quiero que sepas cuánto te aprecio, Evelyn. Eres una parte muy especial de nuestra familia.

Evelyn asintió, sintiendo un nudo en la garganta. La relación con Isabelle había sido un verdadero regalo en medio de su tristeza y dolor. 

- Gracias, Isabelle. Significa mucho para mí.

Isabelle le entregó la caja y la bolsa. 

- Abre esto, querida.

Evelyn abrió la caja con cuidado y encontró una hermosa cobija tejida a mano. Los colores suaves y los patrones intricados la hicieron sentir cálida por dentro.

- Esta cobija la hice cuando Arthur era un bebé.- Explicó Isabelle con una sonrisa nostálgica.- Y ahora quiero que la tengas tú para tu bebé.

Las lágrimas asomaron en los ojos de Evelyn mientras acariciaba la cobija con ternura. Era un gesto lleno de amor y conexión, una forma de unir el pasado y el presente.

- Gracias, Isabelle. Tu generosidad y cariño significan mucho para mí.

Isabelle le tomó la mano con ternura. 

- Estoy aquí para ti, querida. Siempre.

Mientras Isabelle se preparaba para irse, Evelyn la detuvo con suavidad. 

- Isabelle, hay algo que quiero decirte."

Isabelle le miró con curiosidad. 

- ¿Qué es, querida?

Evelyn inhaló profundamente, sintiendo la necesidad de expresar sus sentimientos. 

- Arthur siempre me habló de lo especial que eras para él, de lo mucho que te amaba como madre. Y ahora, más que nunca, puedo entenderlo. Me siento agradecida por tenerte en mi vida y por ser parte de esta familia.

Las lágrimas brillaron en los ojos de Isabelle mientras la abrazaba con cariño. 

- Oh, Evelyn. Estoy tan feliz de tenerte en mi vida también. Eres un verdadero tesoro.

Evelyn se aferró al abrazo de Isabelle, sintiendo la conexión entre ellas. En ese momento, supo que había encontrado un lugar en el corazón de la familia Leclerc, un lugar lleno de amor y aceptación.

Cada día que pasaba la acercaba más a ese nuevo comienzo, a ese renacer de esperanza que había estado buscando. Y mientras el amor y el apoyo de su familia y de Oscar la rodeaban, Evelyn supo que estaba en el camino correcto para enfrentar cualquier desafío que el futuro pudiera traer.

The One | Arthur Leclerc.Where stories live. Discover now