— ¿Te gustan los panqueques, Jolyne? — Preguntó el pelirrojo.

— ¡Sí! ¡Me encantan! — Respondió llena de energía y alegría.

— Perfecto, espero que te gusten — Dijo acercándose a ella llevando consigo un plato de panqueques.

Jolyne miró con gran asombró el plato y los panqueques, pues estos estaban decorados con fresas y rodajas de banana dándole la forma de la cara de un león con su melena roja.

— ¡Waaa! ¡Qué bonito! — Exclamó con las mejillas sonrojadas.

— Me alegra que te gusten ¿Quieres un poco de miel? —.

— ¡Sí! ¡Mucha miel! — Estaba a punto de comenzar a saltar en su lugar por lo feliz que se sentía.

Kakyoin buscó la miel que el día anterior tuvo la prevención de comprar y rápidamente volvió para llenar los panqueques con miel. Mientras el pelirrojo se hacía cargo de la niña, Jotaro se ocupaba de servir sus propios desayunos.

— ¿Quieres jugo o leche? —.

— ¡Leche! —.

— De acuerdo —.

Jolyne estaba sumamente emocionada por su platillo, no dejaba de verlo y emocionarse. Ya antes había visto algo parecido en televisión, pero su mami nunca le preparó algo parecido, aunque sus panqueques eran los mejores porque los rellenaba de chocolate.

— Espero que te gusten, puedes comenzar — Kakyoin dejó el vaso de leche al lado del plato y le entregó los cubiertos de plástico.

Jotaro no tenía vasos o cubiertos de plástico o para niños en su alacena, en realidad eran pocos los cubiertos que tenía porque prefería utilizar palillos, así que tuvo que acompañarle a comprar toda la vajilla necesaria para Jolyne.

— Jolyne, Kakyoin se esforzó por prepararte el desayuno ¿No crees que deberíamos agradecerle? —.

— ¡Sí! ¡Muchas gracias, señor Kakyoin! —.

Kakyoin abrió un poco los ojos y la boca sorprendido al sentir un cálido sentimiento en su corazón al ver los brillantes ojos de la niña y su enorme sonrisa dirigidos hacia él.

— No hay nada que agradecer — Respondió sonriendo de forma gentil. Intentaba siempre tener un gesto gentil para ella.

Jolyne se dispuso a empezar su desayuno cuando notó que su padre tomaba asiento y entonces se dio cuenta que al igual que el día anterior, la comida de ellos dos era diferente a la suya.

Su papi y el señor Kakyoin tenían dos platos pequeños, en uno había algo parecido a la carne que no reconocía y en el otro los extraños huevos que su papá llamaba de una forma que ella no entendía ni podía decir. Además, no bebían café o leche, de nuevo bebían té.

La niña miró de nuevo su desayuno y aunque le seguía pareciendo muy lindo, no pudo evitar sentirse extraña al saber que de nuevo ella era la única comiendo eso. La emoción no volvió a ser la de antes.

El desayuno transcurrió de forma tranquila, Jotaro y Kakyoin sostuvieron una pequeña charla de adultos sobre sus respectivos trabajos y su rutina de la semana, incluían a Jolyne en ocasiones preguntándole acerca de la comida y de las cosas que le gustaría hacer con sus primos, así que fue un momento tranquilo.

Una vez que el desayuno terminó y los platos estuvieron limpios, fue momento de prepararse para salir. Jolyne fue enviada a lavar sus dientes, mientras su padre preparaba la ropa que usaría ese día. La niña seguía la rutina como de costumbre, pero estando en el baño se percató de que había un cepillo de dientes extra, pues hasta el momento solo había visto dos, pero ahora había tres. Se sorprendió un poco, pero no pensó mucho en ello al volver a su habitación.

Star Kids - Jojo's Bizarre Adventure Where stories live. Discover now