Capítulo 39- Navidad en la Ciudad de la Luz

333 41 1
                                    

—El hombre es su propio creador de su cielo y de su infierno. Y no existen más demonios que los susurros de su propio ego.

Es importante mencionar que todos los derechos de autor de Harry Potter pertenecen a su autora, J.K. Rowling. Este fanfic es simplemente una adaptación de su historia y no pretende ser otra cosa.

°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°

En aquel gélido y desolado paisaje invernal, se alzaba la figura de un pequeño niño con solo unos pantalones y zapatos desgastados, su torso desnudo mostraba su pálida piel que contrastaba con el blanco infinito de la inmensa explanada de hielo en la que se encontraba. Sus ojos esmeralda brillaban con intensidad, reflejando el valor y la determinación que habitaban en su interior.

Frente a él, una feroz tormenta de nieve azotaba sin piedad la tundra helada, arremolinando copos de nieve como afiladas cuchillas danzantes en el viento. Sin embargo, el pequeño niño parecía inmutable, como si estuviera en completa armonía con los elementos que lo rodeaban.

Los hechizos comenzaron a surgir entre los remolinos de nieve, lanzados por una fuente invisible y misteriosa. Relámpagos de hielo se precipitaban hacia el niño, pero con una agilidad sorprendente, esquivaba cada uno de ellos con destreza. Sus movimientos eran gráciles, casi como una danza coreografiada por el viento mismo.

Con cada esquiva, sus pies descalzos dejaban huellas marcadas en el hielo, como si estuviera tejiendo una compleja historia sobre aquella superficie congelada. Su conexión con la naturaleza era profunda, y parecía que la tormenta misma no podía perturbar su sereno equilibrio.

—¡Fulgur Pyra!

La bola de fuego, alimentada por una fuerza oculta, se acercó lentamente hacia el niño en medio de la tranquilidad post-tormenta. Sin embargo, el pequeño no mostró señales de temor. Sus ojos esmeralda seguían brillando con esa inusual determinación mientras observaba la esfera de fuego acercarse.

Con un movimiento casi imperceptible de su cabeza, el niño desvió sutilmente el curso de la bola de fuego. El proyectil de llamas ahora se dirigía hacia el hielo, y en un estallido impactó contra la superficie congelada, liberando una nube de vapor y causando una grieta ardiente en el hielo.

Rápidamente, el pequeño desenfundó su propia varita, que parecía tener un brillo misterioso y único. Apuntó con precisión a la figura oculta detrás de la bola de fuego y lanzó un hechizo de desarme con una fluidez sorprendente.

El hechizo salió de la varita del niño como un rayo de luz centelleante que atravesó el aire en una línea recta. Golpeó directamente al enemigo con precisión milimétrica, desarmándolo de manera instantánea. La varita del oponente salió despedida de su mano y cayó al suelo, a varios metros de distancia.

—Un hechizo de desarme —murmuró una voz femenina con su acento ruso—. Es un hechizo mediocre, pero lo has usado perfectamente y tu movimiento de varita fue singular. Es un hechizo diseñado para no ser pronunciado en voz alta. Felicidades, Harry... has completado tu entrenamiento.

Harry sonrió cálidamente ante la aparición de Anastasia, quien había sido la responsable de eliminar la tormenta de hielo. Agradecido, aceptó el abrigo que ella le ofrecía, sintiendo el reconfortante calor que le proporcionaba. Juntos, comenzaron a caminar por la vasta explanada de hielo, dejando atrás el escenario de su enigmático enfrentamiento.

| Harry Potter | El Legado del InefableWhere stories live. Discover now