Capítulo 9- El despertar del inquebrantable

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—Creaste aquello que podía matarte, Voldemort.

Es importante mencionar que todos los derechos de autor de Harry Potter pertenecen a su autora, J.K. Rowling. Este fanfic es simplemente una adaptación de su historia y no pretende ser otra cosa.

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—Bien, quiero que todos se preparen —La voz de Harry, fría y grave, resonó entre toda la cabaña iluminada por la luz de la luna—. Azkaban no es un juego en absoluto; es la peor prisión que el mundo mágico puede ofrecer, y si los magos normales son capaces de desmayarse con la presencia de un simple Dementor, imagínense enfrentándose a miles de ellos.

Los grupos separados de Aurores e Inefables temblaron. Los Aurores simplemente temían; algunos ni siquiera se habían encontrado con un Dementor de frente, excepto por aquellos más experimentados.

En cambio, los Inefables temieron por el simple hecho de lo que su líder sería capaz de hacer.

Claro, Harry debía liderar esa misión. Él y su equipo eran los únicos que podían mantener la guardia, vigilar y mantener a los Dementores alejados.

—Primero, Andrés —Llamó primero Harry para que el miembro de su equipo se situara frente a él—. Irás en la línea trasera junto con Jones. ¿Entendido?

—Entendido, señor —Respondió Andrés, mientras Jones simplemente asentía.

Mientras tanto, Annabeth, la última integrante del grupo de Inefables que lideraba Harry, la encargada de las curaciones y escudos para el equipo, se posicionó al lado de este.

—Y Annabeth irá conmigo. Aurores —llamó Harry con algo de tolerancia—. Ustedes crearán una línea vertical. El plan durante el camino es que ustedes encierren verticalmente a los criminales para evitar su escape. Yo me encargaré con Annabeth de la línea horizontal y Andrés, junto con Jones, de la línea trasera. ¿Entendido?

Los Aurores simplemente asintieron. No podían objetar, era el mejor plan. Mayormente, los criminales que tendían a escapar antes de cruzar el mar lo hacían por la retaguardia mientras atacaban a los magos. Esta era la mejor manera de que los Inefables protegieran no solo a su mismo grupo, sino que también se preocuparan por evitar una fuga.

—Entonces —murmuró Harry, mientras sacaba un reloj sin hora, simplemente el movimiento de la luna se asomaba—. Es hora. Andrés, Annabeth, Jones.

Los tres nombrados simplemente levantaron sus varitas y conjuraron algunos hechizos.

Primero fue Annabeth, quien conjuró un hechizo protector. Una barrera con tonos amarillos que evitaba los ataques internos y externos.

Luego Andrés, quien conjuró el encantamiento patronus corpóreo. La forma del animal era un águila que comenzó a sobrevolar la zona.

Luego, fue Jones, quien conjuró un hechizo de silencio en los pies de todos.

—Conocer tu propia oscuridad es el mejor método para lidiar con la oscuridad de las personas —murmuró Harry al mirar a los criminales.

De repente, una mujer, de no más de veinticinco años, se levantó sobre sus rodillas para correr hacia Harry. Todos levantaron sus varitas, pero Harry alzó su mano para detenerlos.

Sintió los gemidos de la mujer, sus ojos brillando de miedo y su cuerpo temblando.

—Por... ¡Por favor! —Gruñó la mujer—. No... ¡Azkaban no, por favor! ¡Haré lo que sea! ¡Puedes violarme si quieres! ¡Seré tu puta personal! ¡Tendré a tu hijo si lo deseas, pero por favor, Azkaban no! ¡Haré lo que sea!

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