Capítulo 38- La Unión bajo la Luz de la Luna

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—El hombre es su propio creador de su cielo y de su infierno. Y no existen más demonios que los susurros de su propio ego.

Es importante mencionar que todos los derechos de autor de Harry Potter pertenecen a su autora, J.K. Rowling. Este fanfic es simplemente una adaptación de su historia y no pretende ser otra cosa.

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Era una noche mágica en Hogwarts, donde la hermosura del Bosque Prohibido se desplegaba como un lienzo bañado por la misteriosa luz de la luna. Los árboles centenarios se alzaban majestuosos, sus ramas entrelazándose formando un dosel de sombras danzantes. La luna, reina indiscutible del firmamento, vertía su resplandor plateado sobre aquel lugar, como si estuviera encantada y exudando un gozo propio.

La claridad lunar acariciaba suavemente la copa de los árboles, dibujando siluetas mágicas que parecían cobrar vida bajo el hechizo nocturno. Las hojas de un verde oscuro se veían bañadas en esa luz plateada, desvelando destellos encantados que hacían titilar a la naturaleza en un éxtasis inigualable.

La maleza y la vegetación del Bosque Prohibido resplandecían con una luminiscencia enigmática, como si el bosque mismo hubiera sido impregnado de una alegría que solo la luna podía proporcionar. Cada rincón se convertía en un espectáculo de luz y sombras, creando una sinfonía visual que embrujaba los sentidos.

—Conoces a Lupin, ¿no es así? —preguntó una mujer con tono de voz dulcemente coqueto.

Harry movió sus ojos por encima de su propia capucha. Sus ojos verde esmeralda brillaron acompañando la luz de la luna para mirar a la mujer que estaba parada frente a él, siendo, casualmente, iluminada por la luz de la luna, haciendo que su piel pálida y tierna brillara parcialmente.

—Es mi profesor de Defensa Contra las Artes Oscuras. Sí, lo conozco.

—¿Relación?

—Alumno-maestro.

—Eso es bueno —murmuró Bellatrix con un puchero de felicidad—. Tienes que tener cuidado con él; es un...

—Lo sé —respondió Harry.

Bellatrix asintió frenéticamente antes de humedecer sus labios.

—¿La pequeña Bella puede obtener ahora su premio? —preguntó con una inocencia fingida.

—Ya veremos —respondió Harry con frialdad—. Lo he estado pensando, Bellatrix, y es posible que tengas razón. Sin embargo, tu cambio de bando será un poco... complicado.

Los ojos violeta de Bellatrix brillaron de felicidad mientras ocultaba un pequeño sollozo. Aun así, Harry logró analizar cómo el cuerpo de Bellatrix temblaba.

¿Vestigios de Azkaban o Voldemort?

—Primero que nada, tres juramentos estarían bien.

—¿T-tres juramentos?

—Fidelius, servidor y de lealtad. ¿Crees que te dejaré unirte a mí tan fácil, Bellatrix?

Bellatrix negó con la cabeza. —Jamás pensaría eso de mi Maestro.

—Ahora completaremos un juramento de Fidelius —murmuró Harry, alzando su varita hacia su pecho mientras Bellatrix seguía el paso.

—En este sagrado pacto de Fidelius, yo, Bellatrix Black, juro solemnemente mi lealtad hacia Harry Nigellus Potter Firestick, con el corazón como testigo y mi palabra como verdad. En este acto, sellamos una alianza irrompible, un lazo que trascenderá el tiempo y el espacio.

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