Capítulo 37- El Tributo a Regulus

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—El hombre es su propio creador de su cielo y de su infierno. Y no existen más demonios que los susurros de su propio ego.

Es importante mencionar que todos los derechos de autor de Harry Potter pertenecen a su autora, J.K. Rowling. Este fanfic es simplemente una adaptación de su historia y no pretende ser otra cosa.

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Harry, bajo su alias de Inefable, alzó la mirada mientras se adentraba en los oscuros pasillos de la Casa de los Gritos. En ese instante, notó cómo la figura de un perro negro de gran tamaño se desvanecía frente a sus ojos. En su lugar, apareció Sirius Black, tomando su aspecto normal.

El rostro de Sirius mostraba el paso del tiempo y los duros años que había pasado en Azkaban. Aunque su cabello oscuro seguía desordenado y rebelde, estaba salpicado de algunas canas prematuras. Su mirada, que solía ser brillante y llena de vida, ahora estaba cargada de tristeza y amargura, pero también había una chispa de alegría al ver a Harry.

—¿C-como me encontraste? —preguntó Sirius con un tono de voz cortante—. ¿Me llevarás de vuelta?

—Finite Incantatem —susurró Harry mientras apuntaba hacia Sirius.

Con un destello dorado, toda la suciedad y desgaste del encierro de Azkaban desaparecieron de la ropa de Sirius, dejándola limpia y en perfecto estado. Harry sabía que Sirius necesitaba sentirse un poco más digno y restaurar su apariencia original era el primer paso.

Luego, sacó una pequeña botella de pociones de su bolsillo y la ofreció a Sirius.

—¿Has olvidado quién te dejó ese pequeño regalo, Black? —preguntó Harry con un tono burlón.

—¿Qué es eso? —preguntó Sirius mirando fijamente la poción en la mano de Harry.

—Esto es una poción que contiene vitaminas y nutrientes para ayudarte a recuperarte más rápido. Te ayudará a recobrar fuerzas después de todo lo que has pasado.

Sirius tomó la botella con una sonrisa agradecida y la bebió de un solo trago. La poción tenía un sabor extraño, pero Harry sabía que era necesario.

—Uh... gracias... puedo preguntar... ¿quién eres?

—¿No es muy obvio? —preguntó Harry—. ¿Quién más estaría en Hogsmeade?

—¿Aurores buscándome? Creen que vengo por él... por Harry —gruñó Sirius con sus puños apretados—. ¿Cómo se atreven a pensar que buscaría a mi propio ahijado para matarlo?

—¿Entonces?

—Peter Pettigrew.

El aire en la Casa de los Gritos se volvió tenso y pesado mientras Sirius Black, el padrino de Harry Potter, pronunciaba el nombre de Peter Pettigrew. La habitación quedó en silencio, interrumpido solo por la respiración agitada de Harry, quien se mantenía oculto bajo su capucha.

Sirius permanecía alerta, esperando alguna reacción por parte del Inefable. Sin embargo, cuando notó cómo los ojos brillantes de Harry destellaron con un tono amenazante, se sintió sorprendido y confundido. Aunque no sabía quién era realmente Harry, pudo percibir la rabia y la determinación que emanaban de él.

—¿Está vivo? —preguntó Harry.

—En Hogwarts... creo que busca a Harry...

—¿Cómo lo sabes?

| Harry Potter | El Legado del InefableWhere stories live. Discover now