| Harry Potter | El Legado del Inefable

Capítulo 15- Un nuevo Inefable

—Creaste aquello que podía matarte, Voldemort.

Es importante mencionar que todos los derechos de autor de Harry Potter pertenecen a su autora, J.K. Rowling. Este fanfic es simplemente una adaptación de su historia y no pretende ser otra cosa.

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—De nuevo... —gruñó Harry, su mirada clavada en Blaise, quien yacía en el suelo jadeando.

El mes de noviembre había comenzado, y con él llegó un frío intenso. Las montañas cercanas al colegio se tiñeron de un tono grisáceo helado, y el lago parecía una masa de acero congelado. Cada mañana, el parque amanecía cubierto de una fina capa de escarcha. De vez en cuando, cuando Harry tenía algo de tiempo libre, iba a ver a Hagrid, por si acaso la "presencia" volvía a manifestarse, pero el gigante solo se limitaba a descongelar las escobas del campo de Quidditch, sin que nada ocurriera de inmediato.

Estaba a punto de comenzar la temporada de Quidditch. Ese sábado, Slytherin se enfrentaría a Gryffindor y la mayoría de la Casa se sentía obligada a animar a uno de los cazadores, que no era otro que Scorpius Malfoy.

Scorpius Malfoy, ese chico idiota sin ningún talento, no destacaba en nada. Cuando el nombre vino a la mente de Harry, suspiró para sí mismo antes de dirigir su mirada hacia Blaise.

—Otra vez —murmuró, activando una vez más su habilidad de Legilimencia.

Blaise gimoteó mientras rodaba los ojos, para luego levantarse y cerrarlos nuevamente. Harry levantó una ceja al sentir la resistencia de la Oculmancia. Las barreras mentales que antes eran como papel se habían convertido en un muro. Aunque ese muro aún era fácil de penetrar, algo era algo.

Un golpe de Legilimencia Natural fue suficiente para enviar a Blaise de vuelta al suelo, quien apretó los puños con fuerza.

—Es inútil —susurró Blaise para sí mismo—. Me rindo.

—¿Te rindes? —se burló Harry, con sus ojos más fríos que nunca—. Qué desgracia es envejecer como un mago sin haber conocido la fuerza y la belleza que tu cuerpo es capaz de alcanzar. Lamentable. Eres lamentable.

Los ojos de Blaise se abrieron de par en par al ser golpeado por las palabras de Harry. Sus puños se apretaron aún más, pero mirar a Harry desde abajo resultaba completamente intimidante. Su cuerpo robusto, la piel blanca como el hueso y los ojos esmeralda oscuros lo veían de manera diferente a como solía ser antes. Ahora, simplemente lo miraba como si fuera basura bajo sus pies.

—Había hablado a mi padre sobre tu excepcional talento. Has decepcionado a los Inefables —susurró Harry, dando un paso hacia Blaise—. Has avergonzado mi enseñanza, el tiempo que me tomé para enseñarte.

Un nudo se formó en la garganta de Blaise cuando vio a Harry extender la mano y agarrar su camisa, levantándolo en el aire con pura fuerza física.

—Has avergonzado a tu madre, una Inefable excepcional. ¿Crees que el sol sale para todos? ¡No! El sol sale para aquellos que lo buscan. Muchos aspiran a brillar como estrellas, pero todos se acobardan cuando deben arder como una.

—Y-yo...

—Me has defraudado. Has decepcionado a tu madre, quien luchó para convertirse en la bruja que es. Podríamos haber triunfado juntos, Zabini, como iguales... pero parece que prefieres verme ganar, sin importar cómo. Yo no soy quien pierde.

Harry abrió la mano y dejó caer a Blaise al suelo. Luego levantó su varita para deshacer los hechizos de la habitación y abrió la puerta para marcharse, pero no sin antes echar un vistazo de reojo a quien ahora no era más que un don nadie para él.