Persecución inesperada

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Mientras el hombre señalaba nuestra ubicación con una sonrisa siniestra en su rostro, el corazón me latía a mil por hora. Casi podía sentir la adrenalina surgiendo a través de mis venas. Sam y yo nos miramos, nuestras miradas eran un espejo de la sorpresa y el temor del otro. No habíamos anticipado esto.
Desesperadamente intenté calmar mi respiración, sabiendo que cualquier sonido podría ser nuestro final. La sala de abajo se había vuelto misteriosamente silenciosa, como si todos estuvieran esperando nuestro siguiente movimiento. Sentía el peso de sus miradas sobre nosotros, casi como si pudieran ver a través del conducto de ventilación.
—¿Cómo lo supieron?, susurré, mirando a Sam. Su rostro estaba pálido, pero sus ojos ardían con determinación. No íbamos a rendirnos tan fácilmente. No después de todo lo que habíamos pasado.
Los guardias sacaron sus armas y dispararon juntos a la rendija; Sam y yo logramos retroceder a pesar del espacio reducido pero los fragmentos metálicos que salieron volando nos golpearon. Como pude lancé la advertencia de SOS a Michael. “Nos descubrieron”.
Sam habilidosamente tiró una pequeña píldora oscura, que hizo  retroceder a los hombres, por temor. Al impactar en el suelo, una estela de humo negro se dispersó por el aula.
Esto nos daba tiempo para escapar. —Sam ¡Sigue recto y luego derecha! Grité. Pero antes de siquiera poder movernos, escuchamos como las ventanas comienzan a caer a pedazos.
Activo mi mirada nocturna y veo como pequeños bots entraron y ahora están rebotando en las paredes disparando fragmentos de clavos metálicos a cualquier lado.
Esto, sin duda, es obra de Michael.
Al levantar la mirada veo como Sam se me adelantó un par de metros, y no tardé en perseguirla. Sus movimientos eran rápidos y fluidos, como si todo este tiempo supiera lo que hace.
—¿A dónde vamos? Pregunté en voz baja, pero agitada. —Tu solo sígueme, respondió ella que continuaba moviéndose con audacia.
Detrás de mí, una serie de explosiones se escucharon y no tardó mucho en alcanzarme la onda expansiva.
Todo a mi alrededor se caía a pedazos. Escombros por todos lados, y los conductos donde estaba en unos segundos estaban desfragmentados. Yo caí inevitablemente aproximadamente 3 metros.
Impacté con un ruido seco, Con un zumbido en mis oídos.
—¡Luc, Luc! Escuchaba a lo lejos.
Lo único que pude hacer fue mover la cabeza para activar el cambio de rostro automático de mi traje antes de recibir una fuerte descarga eléctrica de origen desconocido.
Luego… mi recuerdo fundió a negro.
Fui cobrando consciencia lentamente. Todo estaba oscuro y parecía que tenía rocas en cima mío. Al prestar más atención, la pantalla que indicaba mis estadísticas tenía muchas advertencias en rojo. Signos vitales bajos, presión en cima alta, oxígeno escaso. Eran solo algunas de las que mi lento cerebro pudo procesar.
¿Era este el final? ¿Qué había pasado con Samantha? ¿Donde Estaba Michael? Eran solo algunas de las tantas dudas que asechaban mi adolorida cabeza.

Lentamente iba intentando tener movimiento, desplazando mis brazos, intentado hacer que las rocas que me aprisionaban se movieran un poco. Lanzo otra advertencia con el traje, junto con lo que pude rescatar de la ubicación; esperando tener respuesta de mis amigos.
Mientras mi visión iba recobrando sentido, recibí una llamada a mi traje. Con el sensor biométrico de mi ojo pude responder Era Sam. Su rostro se veía desgarrador. Triste y desesperada como nunca la había visto antes.
—¡Luc, Luc! ¡Estás vivo! Dijo con una emoción incontenible. Yo no podía hacer más, y me limité en darle lo que intenté fuese una sonrisa de: Sí, Sam. Lo estoy.
—Michael y yo estamos buscándote justo ahora, solo resiste un poco más. Te quiero.
Terminó de decir, mientras finalizaba la llamada.
Te quiero.
Te quiero.
Te quiero.
Era lo único que tenía en mi cabeza. Pero ¡qué absurdo! ¿Estoy a minutos de morir y lo único que me preocupa es que Sam me diga que me quiere?
Molesto conmigo mismo comienzo a moverme, retirando las rocas que estaban en cima mío.
Hasta que luego de un arduo trabajo, lo logré.
Salí de allí, y al abrir los ojos que habían quedado cegados por la luz del sol, vi un escenario totalmente distópico.
Escombros por todos lados, robots de búsqueda excavando en ellos y.. una completa soledad que embargaba el sitio.
A lo lejos, veo 2 seres volando hacia mí con una velocidad elevada. —Luuuuuuuuc! ¡Quién te dio permiso de dormiiir! Gritó una voz masculina, que sin duda era Michael.
Al aterrizar, me quitó las columnas que aún me aprisionaban el cuerpo. Sin duda era fuerte, y con el plus que le daba el traje, era el integrante más fortalecido del equipo.
Ni bien me puse en pie, Samantha se me lanzó en cima con una fuerza que desconocía tenía en su pequeño ser. —Luc… creí que estarías muerto.
La abracé fuertemente, —tranquila, Sam. Si te sirve de consuelo, yo también creí que estaba muerto.
—Bueno, no les quiero romper su momento, Muchachones, pero tenemos mucho que hacer. Dijo Michael, que nos miraba con gesto juguetón. —Sí, tienes razón. Respondí, mientras me separaba de Sam y lo veía a el.
—Primero que todo, ¿Qué pasó exactamente?
Dije con una voz confundida.
—O, querido Luc… Es una larga historia. Solo te diré algo. En esta persecución, no estamos solos.


La prueba de amor de turing.Where stories live. Discover now