La prueba de amor de turing.

La crónica de un adiós.

Tras pasar tiempo con mi familia, comiendo pastel, y contando algunas anécdotas me decido retirar a mi habitación donde comienzo a ver la matrícula de materias para la carrera de Ingeniería en Ciencias de la Computación e Inteligencia Artificial. ingreso aún algo incrédulo al portal del mit, con las credenciales otorgadas por la dirección de la universidad y busco mi carga de materias.

"Lucas Kim; primer grado de Ingeniería en Ciencias de la Computación e Inteligencia Artificial; semestre: 1. Carga de materias:

Fundamentos de inteligencia artificial; De lunes a viernes. 7:00 am; laboratorio 73.

Procesamiento del lenguaje natural; de Lunes a viernes; 10:00am; laboratorio 70.

Aprendizaje automático; de lunes a viernes; 12:00pm; laboratorio 74.

Matemáticas discretas; de lunes a viernes; 14:00pm; laboratorio 80.

Será mejor que me prepare, porque esto será algo duro.

Las semanas transcurrían rápido entre planificar, despedirme de mi vieja vida, y sobre todo, decidir que empacaría en esas 2 maletas hacia mi nueva vida en América.

Para mi fortuna, la ropa no será problema; llevo lo justo, a demás de que puedo comprar más estando allá. Con una maleta grande en color negro sobre mi cama, comienzo a meditar que artefactos personales no tan esenciales llevaré conmigo. No me gusta llamarlos no esenciales, pues para mi todo lo que está en esta habitación es muy importante y me cuesta aún, verme sin algo. Lentamente comienzo a guardar mi computadora laptop; 16 pulgadas, con 16 gb de ram ddr5 en color plateado. Una auténtica belleza retro que jamás me a abandonado. El mouse al puro estilo gamer, luces rgb con luminosidad controlable, bastante cómodo y portátil; claramente, bluetood. Un par de artefactos más; mi equipo de electrónica y robótica, mi cubo Rubik con sensores de movimiento, y faltaba lo definitivo. ¿Qué robot iría conmigo a América? Parece que por tema tamaño, la contienda se cerraba mucho. Solo podía ser rené o Spaidy. Los demás eran muy grandes y pesados para desarmarlos y rearmarlos allá.

Bueno, será mejor que me de prisa porque si no...

Toc toc toc.Tcot toc toc toc.- 

¡Quién es! grité, confundido.

- Ábreme ¡o la derribo!

Antes de que pudiera reincorporarme, un torbellino estaba irrumpiendo con ferocidad en mi habitación.

- ¡Qué es esto? ¿y esto de acá? Melanny comenzaba a mover todos mis circuitos y piezas de electrónica que tenía sobre la mesa de trabajo.

- Em... yo... ten cuidado con todo eso, no... no toques allí...Movía de lado a otro, jugaba con rené.

- No, Melanny, ten cuidado... dećía, sin tener éxito alguno.

De la nada, la niña se quedó petrificada frente a mi, sin decir una sola palabra.

Sus ojos se comenzaron a cristalizar; 

- te vas hoy, ¿cierto? Preguntó, con una voz entrecortada.

- Así es, le digo con pesar y un poco de resignación.

Ella agacha la mirada y solloza. Te voy a extrañar...

Rápidamente me acerco a ella. Levanto su barbilla y la abrazo lo más fuerte que me es posible.

- Tranquila, Melanny; no es el fin, ¿sabes? No dejaremos de ser primos. Nunca dejaré de estar contigo. Aunque sea a un mar de distancia. Ella recuesta su cara de niña en mi, y comienza a llorar.

- Lo sé... Lo sé... solo... No se que haré sin ti. Desde que papá murió, tu eras el único ser que sentía que realmente le importaba. Me cuesta verme sin ti, ¿sabes? Pero, yo se que te irá genial con los americanos; y si no es así... Aquí estará la pequeña Melanny. Luego de pronunciar esas palabras, la niña saca el mismo artefacto con el que yo la mojé semanas atrás, y dispara.