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Capítulo veintidós

Presente
Warren:

Una vez más estaba solo, tirado sobre el sofá cubriéndome los ojos con el antebrazo. Todo estaba en silencio y era algo que no sabía si me gustaba o me perturbaba.

Lo malo de estar completamente solo era que tus pensamientos, tus ideas, tus miedos, tus recuerdos salían a flote. Recuerdos que me gustaría borrar, cosas que me gustaría no saber, cosas en las que no quiero pensar, pero es inevitable.

Era un momento de vulnerabilidad en donde tu cabeza jugaba en tu contra.

Un recuerdo efímero me vino a la mente, era hunter; había estado tratando de leer uno de mis libros pero constantemente volvía la página, olvidaba lo que había leído. Tenía más de cinco minutos en la misma página. No pude evitar que las comisuras de mi boca se elevaran. Era divertido verla simplemente ser ella.

En ese momento pensé que es cierto eso que dicen de que "el ignorante vive feliz" no porque ella lo fuera claro, era muy astuta para ser una chica que olvidaba fácilmente las cosas, lo pensé porque cuanto más creces y más aprendes y más sabes, empiezas a ver el verdadero tono de las cosas y que no todo en la vida es perfecto.

Recuerdo sus ojos mirándome, incrédulos.

—¿Qué es tan gracioso? —preguntó inocente.

—¿Cuantas veces haz leído esa parte? —pregunté, ella miró el libro y se perdió un momento en sus pensamientos, sin mirarme respondió:

—No lo sé ¿Pero qué tiene de gracioso?

—Estás olvidando lo qué lees.

—No es cierto —dijo entonces, calmada—, es solo que me gusta mucho esta parte.

No pude evitar soltar una carcajada. Ella se molestó más y eso en parte hizo que mi risa aumentara.

Reí tan fuera que las lágrimas rodaban por mis mejillas y me dolía la barriga. En algún momento ella caminó hacia mi y me golpeó en el hombro.

—No es gracioso ¿sabes? Y para tu información si me gusta mucho esa parte.

Seguí riendo. Ella me miró molesta.

—Cuando termines de burlarte de mí...

—Lo siento. Lo siento mucho —dije secándome las lágrimas. Ella olvidó lo que estaba a punto de decir y frunció el ceño. Tuve el impulso de volver a reír. Un atisbo de sonrisa titiló en mi boca pero la contuve.

Sus ojos escanearon detenidamente mi rostro y luego sentí el tacto de su pulgar debajo de mis ojos.

Hunter delineó suavemente las marcas violetas.

—Te ves terrible.

—Lo sé —concedí. Lo sabía, no había dormido bien los últimos días, de casualidad dormía dos horas tres como mucho; pero la noche anterior no había conseguido cerrar los ojos y dormir en Paz.

Y el no dormir me estaba pasando factura, sentía mis pasos más pesados, y como mis párpados se cerraban automáticamente, trataba de mantenerme despierto, pero sabía que si iba a dormir solo estaría dando vueltas en la cama.

—¿Quieres tomar una siesta? —yo fruncí el ceño.

—¿Qué acaso tengo seis? —Hunter puso los ojos en blanco.

—Tienes que dormir ¿Quieres dormir conmigo?

Sonreí. No era mala idea. Miré el reloj sobre el sofá, eran las 4:45 p.m.

—Eso no suena nada mal. —la tomé por la muñeca y caminé hacia el sofá. La tomé por los hombros e hice que se sentará, Hunter me miraba expectante. —Recuéstate —pedí, ella hizo caso. Luego me acomodé sobre ella y apoyé la cabeza en su pecho. Podía escuchar los suaves latidos de su corazón y sentía su aroma dulce impregnarse en mi nariz.

Inhale hondo y cerré los ojos. Sentí sus dedos acariciar mi cabello y luego su pecho inflarse al respirar. Era un sonido tranquilizante.

—¿Quieres hacer algo después? —preguntó.

—No. no quiero hacer nada más. —sus manos se deslizaron desde mi cabello hasta mi cuello y luego a mi espalda. Era un vaivén suave y mis párpados empezaban a cerrarse.

No sé en qué momento me quedé dormido pero si sabía que no había dormido tan profundamente en una semana completa.

Cuando me desperté esa noche miré el reloj. Eran las 2:56 a.m. Ella ya no estaba. No me quise levantar del sofá, solo quería volver a cerrar los ojos y dormir como nunca.

Y ahora no podía ni pegar un ojo.

Me sorprendió lo fácil que era para mi dormir cuando ella estaba. Sentía calma, sentía paz. Era como estar flotando en el agua.

Quite mi antebrazo de mis ojos y miré el reloj: 4:25 a.m. No podía dormir, otra vez.

Sentía como me palpitaban las sienes. No quería ponerme de pie pero tenía la boca pastosa y reseca.
Me levanté del sofá y caminé hasta la cocina, no había más de dos metros de distancia entre la sala y la cocina, solo eran unos pocos pasos pero sentí como cada vez caminaba más lento.

De repente todo me daba vueltas, me sentía mareado y se me nubló la vista, todo estuvo oscuro por unos segundos que se sintieron demasiado largos. Mis pies me fallaron y tropecé. Caí y me golpeé con la esquina de la mesita de luz.

El dolor se expandió por todo mi rostro y luego el olor metálico de la sangre me impregnó las fosas nasales. Me lleve una mano a la cara Justo en el pómulo derecho y sentí el calor de la sangre.

Como pude me volteé para acostarme sobre mi espalda. Me dejé caer de lleno en el piso y abrí los ojos.

—No otra vez. Por favor, no otra vez —suspiré.


[...]

Agosto 7 2023
Ig de la autora: _aicelyn
Gracias por leer ❤️

Un poquito más sobre nuestro Nene Warren
Se seca una lagrimita*

XOXO

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