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Capítulo catorce

Hunter:

Fallen star de the neighborhood se reproducía en mis auriculares mientras miraba fijamente al techo, estaba acostada de espaldas con las piernas extendidas sobre la cabecera de la cama, pensativa.

Solo tenía una cosa en mente: los dichosos álbumes; ¿donde estaban? ¿como serían? y la más importante de todas, su contenido. 

Me mataba la curiosidad, quería saber, quería recordar.

Warren no me había respondido, era como si se hubiese desaparecido, estaba enojada por eso, enojada, frustrada, pensativa. Ese sentimiento de estar esperando algo sin saber qué me carcomía por dentro. 

Esperaba encontrar los álbumes, pero aquí acostada en mi cama no los encontraría nunca, aunque ya lo había intentado. Busqué en todos los escondites posibles en mi casa; debajo de mi cama, en mi armario, en el ático, en cajas, en el sótano no porque me daba miedo. 

Aun así, todos mis intentos habían fracasado, no había encontrado nada y aunque los encontrara, no sabía como eran. 

Mi mente descartaba ideas de donde podrían estar, pero por otra parte me imaginaba su contenido, imaginaba cartas, fotografías, notas. Una pequeña sonrisa se formó en mi rostro. 

Aria entró en mi habitación pero ignoré el sonido de disgusto que emitió y cerré los ojos. 

—¿Hunter que hiciste? Que desastre. —Dijo al ver el desorden en mi habitación. 

—Estaba buscando algo —fue lo que dije—, ahora lo limpio.  

—¿Buscando qué? —la escuche preguntar y en ese momento una idea me llego a la mente; tal vez ella sabría dónde estaban, después de todo Aria era como una madre, y ellas siempre encuentran todo. 

Abrí los ojos y miré a aria, la vi fruncir el ceño.

—¿Que estabas buscando? —volvió a preguntar.  

—Unos álbumes —respondí, su expresión de confusión no abandonó su rostro—. Me preguntaba si tu sabrías donde están. 

—¿Álbumes? —repitió—. Hay muchos álbumes en esta casa.  

Yo puse los ojos en blanco. Mierda. Claro que ella no sabría dónde estaban, nunca le diría algo tan privado a Aria, tal vez ni siquiera sabía sobre Warren.

—¿Ya buscaste en la biblioteca de papá y mamá? —preguntó, yo fruncí el ceño.  

Hace mucho tiempo que no entraba a ese lugar. El lugar favorito de mis padres, era donde pasaban la mayor parte del tiempo, sentados juntos leyendo. El estudio de mi padre donde había una gran estantería llena de libros.  

Yo trague saliva y miré a aria, ella entendió lo que no dije con palabras.

Aria suspiro y miro el desorden en mi habitación, luego me miro a mí, abrió la boca, pero no dijo nada, las palabras se quedaron en su garganta y finalmente salió de la habitación.

La entendí, no dijo nada, pero la entendí. Era difícil para nosotras hablar de nuestros padres muertos, era difícil para mi entrar en ese estudio lleno de recuerdos borrados de mi memoria.

¥¥¥

Tome una respiración profunda mientras que me debatía mentalmente en si debería ir a aquel estudio, tal vez los álbumes estarían allí, escondidos en alguna parte.

En este caso, mi curiosidad era más fuerte que mi miedo, o era una mescla de ambas cosas, no estaba muy segura.

Sali de mi habitación, dudosa, las palmas de mis manos sudaban, mis piernas se sentían débiles con cada paso que daba. Baje las escaleras y justo frente a mí se encontraban la puerta cerrada de aquel estudio.

Me relamí los labios y me acerqué a dicha puerta. Llevé mi mano al pomo y sentí un escalofrió recorrerme el cuerpo cuando hizo clic

Respiré hondo y abrí la puerta, detrás de esta todo estaba oscuro, las ventanas estaban cerradas, las cortinas corridas y había un peculiar olor a libros viejos. Entre sintiendo frío y calor al mismo tiempo, una mezcla de emociones dentro de mí me revolvió el estómago.

Estaba asustada, eufórica, nerviosa, no lo sabía.

Miré la habitación oscurecida y pasé mi dedo índice sobre uno de los muebles para sentir la fina capa de polvo sobre estos.

Mire a la izquierda y ahí estaba, la enorme pared llena de libros, me acerqué mientras que paseaba la mirada por todos los títulos.

Era más pequeña de lo que recordaba, o simplemente yo había crecido y ya no parecía tan imponente.

Uno de los libros en la estantería llamó mi atención, era diferente, los demás libros eran grandes, con tonalidades opacas, de seguro por el tiempo que han estado aquí guardados, pero aquel libro era pequeño y colorido. No pude evitar tomarlo.

La portada no tenía título, solo colores vibrantes, lo abrí y vi los dibujos que yo hacía cuando era pequeña. Este libro era mío y aún estaba intacto.

Dejé el libro sobre el sillón de mi madre y miré la estantería buscando algo parecido a un álbum.

—Si yo fuera un álbum ¿donde me escondería? —dije en voz alta, pensativa. 

Descarte la estantería y observe la habitación, los cajones fueron el primer escondite en el que pensé, busque en ellos, pero no encontré nada parecido a un diario, luego debajo de los sillones, pero ahí solo había polvo, detrás de las cortinas tampoco estarían.

¥¥¥

Después de casi 30 minutos o menos de estar buscando sin encontrar nada me rendi, si me rindo muy fácilmente, suspire, frustrada y me tire en el sillón de mi madre, coloque los pies donde deberían de ir los brazos y sonreí porque si ella hubiese estado aquí me regañaría.

Busque mi celular en los bolsillos de mi pantalón y entré al chat de Warren, no había respuesta alguna.

Suspire, molesta.

—Idiota —murmuré y luego mi celular cayó sobre mi cara y después al piso. —Mierda.

Me arrodillé para buscar el celular debajo del sillón y terminé encontrando algo más. Había un bulto debajo del sillón. Tal vez eran los álbumes. Una enorme sonrisa se formó en mi rostro.

Busqué la forma de sacar lo que sea que estuviese ahí dentro pero no pude así que quité el cojín y palpe la tela que siempre traen los sillones y sentí algo ahí dentro.

—Tijeras —dije—, ¿donde vi unas tijeras? —busqué en los cajones y tomé la primera cosa puntiaguda que vi, en este caso un abre cartas. Corté la tela del sillón de un extremo a otro dos veces y metí mis manos para encontrarme con un libro completamente negro.

Mi corazón se saltó un latido, las palmas de mis manos estaban húmedas. Deje el libro en el piso y me seque las manos contra el pantalón. Tome aire por la nariz y lo deje escapar por la boca tratando de regular los latidos repentinamente apresurados de mi corazón.

Al abrirlo lo primero qué vi fue mi nombre escrito en cursiva. Hunter

—Te encontré —dije casi en un susurro.

La siguiente página era un dibujo abstracto, dos manos entrelazadas y en la parte superior de la hoja había una pequeña hoja con tonalidades naranjas como las del otoño.

En la página siguiente había una foto, éramos Warren y yo, debajo de está había una nota escrita por mí que decía lo siguiente:

"Él es callado, silencioso y risueño, casi como una sombra, tranquilo y pacífico, a veces frío, como las hojas de otoño cuando caen. Es mi opuesto complementario, nunca imagine poder encontrar un amigo así, un amigo en él, y más que un amigo casi un alma gemela..."

Una pequeña lagrima rodó por mi mejilla mientras lo leía.


[...]

Julio 1
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Gracias por leer ❤️

Notita: Escribí este capítulo escuchando I love you de Billie Eilish & También Fallen Star de The Neighborhood

No me olvides © [Borrador] Место, где живут истории. Откройте их для себя