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Capítulo 20

Presente.
Warren:

Llovía y hacía frío. Las gotas de lluvia chocaban fuertemente la ventana y empañaban la vista pero aquí adentro hacía calor.

Había una montaña de harina sobre la mesa, hice un hueco en medio y luego le agregué los huevos para hacer la masa casera de la pasta, como Sylvie me había enseñado; ella preparaba la salsa de tomate y su madre ordenaba los condimentos.

Me gustaba estar aquí y cocinar con ellas, mas aun cuándo llovía. Me gustaba oler a salsa de tomate y hacer pizzas o pasta; resumiéndolo, me gustaba cocinar.

Cuando la masa consiguió una buena consistencia empecé a estirarla con un rodillo, esto no se me daba tan bien, la masa siempre terminaba adhiriéndose al rodillo.

Hice una mueca.

Estaba tan concentrado tratando de estirar bien la masa que no me di cuenta cuando Sylvie se acerco a mi. Sus manos tocaron las mías y yo me detuve para mirarla.

Ella me dedicó una de esas sonrisas calmadas.

—Lo estás haciendo bien —afirmó—, solo hace falta práctica.

Yo resoplé.

—He practicado muchas veces. Tal vez la preparé mal.

—No hiciste tal cosa, esta perfecta, quizás solo necesita un poco de aceite de oliva.

Yo sonreí, esa era su forma de arreglarlo todo.

La deje que terminara de preparar la masa, a ella le quedaba perfecta, años de práctica en la cocina habían hecho a Sylvie una excelente cocinera pero no era chef.

Pronto cumpliría 35. Era una mujer joven sin hijos ni pareja que pasaba la mayor parte del tiempo en la cocina. Sylvie era como una hermana mayor paga mi, me enseñó todo lo que sabe de la cocina que aprendió de su madre.

Sylvie era como una versión más joven de su madre Margaret.

Me gustaba venir de vez en cuando a ayudarlas con lo que pudiera, a veces cocinaba, a veces hacia las pizzas y otras veces las entregaba.

Sylvie terminó de estirar la masa y buscó algo para cortarla en tiras.

—Warren —dijo sin mirarme—, podrías por favor poner el agua para cocinar la pasta. Ya sabes dónde están las ollas.

Hice lo que me pidió y puse el agua a hervir.

—Sylvie —la llamé. Mi mirada estaba fija en el fuego de la estufa.

—¿Si? —dijo sin mirarme, toda su atención estaba en la pasta.

—¿Nunca has pensado en tener una familia?

—La verdad es que no. ¿Por qué lo preguntas?

—Solo curiosidad. Es que pasas todo tu tiempo aquí en la cocina y nunca te he visto salir a otro lado que no sea al mercado a comprar verduras.

Ella se giró hacia mi con la pasta cortada en sus manos, se acercó y la dejó caer en el agua puesta al fuego y luego le añadió un poco de sal. Sylvie se giró hacia mi.

—Supongo que mi vida está aquí, en esta cocina.

—¿Y eso no te molesta ni un poco? —Ella negó con una sonrisa en el rostro.

—Está cocina es todo lo que conozco. La cocina y el mercado al que voy a comprar verduras —hizo una pausa y me miró con los ojos entrecerrados. Me apunto con su dedo índice—. Y para que sepas también compro fruta en ese mercado.

No me olvides © [Borrador] Where stories live. Discover now