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Capítulo quince

Pasado.
Warren:

Me sentía como su puta niñera cada vez que se emborrachaba, lo cual era mas a menudo de lo que yo esperaba. No podía entender cuál era su razón, su necesidad. ¿Por qué alguien preferiría estar ebrio, sentirse mareado y sentir vértigo al ponerse de pie?

Así estaba Hunter en este instante, totalmente ebria, dando vueltas alrededor de los columpios. Yo la observaba de cerca. 

Su pelo se adhería a su rostro debido al sudor, era de noche y hacía frío pero aún así si rostro estaba humedecido. Llevaba unos pantalones cortos y una camiseta blanca. Mire sus pies y fruncí el ceño al verla descalza.

—Hunter —la llame, ella busco de donde provenía el sonido de mi voz y giro el rostro hacia mi, desconcertada preguntó:

—¿Si?

—¿Donde están tus zapatos? 

Ella frunció levemente el ceño y se miró los pies, parecía no saber que había estado descalza todo el rato, luego su mirada subió a mis ojos y con una sonrisita tonta se encogió de hombro y dijo:  

—No lo sé —luego se sentó en el columpio y apoyó su cabeza de la cadena que lo sostenía—. Es raro ¿no lo crees? —preguntó.

—¿Que cosa? —indagué.  

—Los zapatos. Usarlos, es raro. ¿Por qué la gente los usa?

Una sonrisa ladina tiro de la comisura izquierda de mi boca. Mis manos estaban en los bolsillos de mi pantalón; yo caminé hasta el columpio que estaba a su lado y me senté.

—Bueno —empecé—, los zapatos sirven para que no tengas fríos los dedos de los pies.  

—¿Y para qué más? 

—Para que no te ensucies los pies —dije dudoso. Esta era la conversación más trivial que había tenido con ella.

Hunter bufó.  

—Ni siquiera saber que decir. 

Yo asentí.

—La verdad es que no. —asegure—. No sé qué hacemos aquí a esta hora de la noche.  

Ella giro su ostro hacia mi, indignada.

—Estamos en los columpios —dijo como una niña pequeña—, me gustan los columpios.  

—Estás ebria —aclaré.

—No importa —sonrió, yo la miré con el ceño fruncido—. ¿Me empujas? —preguntó.

—¿Por qué? 

—Porque me quiero columpiar y yo sola no puedo.  

—No —yo negué con la cabeza mientras me ponía de pie. Camine y me puse detrás de ella, tome las cadenas y empecé a columpiarla suavemente—. Porque siempre estas ebria —aclare 

Ella no respondió, por un momento solo se limitó a mover la cabeza de un lado a otro; como si estuviera aquí y a la vez no. En ese momento de silencio que se sintió como un siglo las preguntas invadieron mi cabeza, ¿por qué se embriagaba así?, ¿por qué yo siempre tenía que cuidarla? digo, no es que no me guste cuidarla, pero solo quería encontrar la respuesta a aquel "¿por qué?"

Hunter era muy espontanea, anormal en el buen sentido. Ella simplemente no es común, ve lo mejor de las pequeñas cosas, a veces deja salir a su niña interior o a su cantante o a su bailarina interior.  

No le gusta estar sobria —pensé— tal vez sea eso.  

Luego su voz interrumpió mis pensamientos.  

—¿Sabes esa sensación que tienes cuando el alcohol entra en tu sistema? Estas feliz sin ninguna razón, das vueltas y vueltas, pero en realidad estas parado sin moverte y la que da vueltas es tu mente, te sientes como si no pertenecieras a esta realidad, como si fueras otra tú —explicó, luego guardo silencio otra vez, yo dejé de columpiarla para escucharla atentamente.  

Hunter se aclaró la garganta.  

—Cuando —dijo, luego pensó sus palabras y volvió a hablar—, cuando estoy ebria siento que tengo más confianza en mí, sé que no es bueno, sé que es un peligro para mí y para los demás, pero
—hizo una pausa—, pero no lo sé, cuando ingiero alcohol me siento más confiada.  

Yo no dije nada.  

—Tal vez sea un problema. —dijo casi en un susurro.  

—No es un problema —dije y me senté en el columpio de al lado, miré mis zapatos y luego miré el cielo nocturno, pensando mis palabras, suspire —es solo tu forma de evadir la realidad —dije y me columpie levemente con ayuda de mis pies.  

—¿Crees que sea una adicta? —No supe que decir. Hunter bufo. —Tu silencio es una respuesta.  

—¡Pero si no dije nada! —me quejé.  

—Exacto —dijo ella.  

—Las adicciones se curan —dije.  

—¿Con otra adicción? —respondió sarcástica, ya el alcohol estaba abandonando su sistema, volvía a ser Hunter en su personalidad introvertida.  

—Puedes volverte adicta al chocolate —dije, ella sonrió.

—No es mala idea.  

—O puedes volverte adicta a algo más.

—¿Me puedo volver adicta a una persona? —preguntó.

Yo la mire, ella tenía la vista fija en sus pies descalzos. Tragué saliva. 

—No lo sé.

—Yo creo que sí, pero todo en exceso es malo —hizo una pausa—, menos ver atardeceres.

Yo sonreí por eso.


[...]

Agosto 6
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Ig: _aicelyn
Gracias por leer ❤️

Nota: Muchas gracias por esperar y también por las 24k lecturas de esta historia. Esto es gracias a ustedes, escribo por y para ustedes. Yo tampoco se como va a terminar esta historia o que pasará con Warren & Hunter pero estoy amando el hilo que está tomando.

Pd: a este capítulo le faltan escenas que iré agregando más adelanté cuando el libro esté completamente terminado

No me olvides © [Borrador] Where stories live. Discover now