Capítulo 20

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Cuando me levanté desnudo y solo tras una noche en la que JongIn había dejado grabado en mi cuerpo cuánto me amaba, intenté ignorar las últimas palabras que me había dicho antes de separarse de mi lado.
Pero no podía. Él todavía no estaba  dispuesto a perdonarme, y yo no sabía cuánto tiempo más podría aguantar suplicando su perdón.

Me sentí feliz al saber que, al menos,
Baekhyun al fin tendría ese padre que tanto había deseado. Pero no podría volver a mentirle diciéndole que desde este momento seríamos esa familia feliz con la que él siempre había soñado. En el instante en el que llegué a casa de los Kim para recoger a mi hijo, me asaltó la aprensión por tener que enfrentarme a unas personas a las que también había robado tan buenos momentos por mi egoísmo.

¿Cómo podría decirles a Seonho y a Lisa
que Baekhyun era su nieto? ¿Cómo podría mirarlos a los ojos después de confesarles la verdad? ¿Me juzgarían? ¿Qué pensarían de mí? ¿Me gritarían? ¿Se enfurecerían conmigo? Esas cuestiones me causaban gran inquietud, pero debía afrontarlas y hacer lo correcto.

Pensé que el primero que tenía derecho a conocer tan importante noticia debería ser
mi hijo, un hijo que había sido más listo que yo y que había reconocido a su padre a pesar de mi silencio. Un hijo que me había exigido que hablara con JongIn y que me había empujado a enfrentarme finalmente con su padre. Hallé a Baekhyun en la cocina, con la nariz hundida en uno de esos libros que tanto.adoraba. Lisa cocinaba algo y Seonho lo acompañaba en su lectura señalándole alguna.

—¡Entonces al fin está todo solucionado! —exclamó Baekhyun con entusiasmo
mientras corría hacia el salón en busca de sus cosas. Yo me quedé en silencio, observando cómo mi hijo se alejaba, sin saber qué decirle. Bajé la cabeza apenado y susurré la verdad de la situación mientras algunas lágrimas inundaban mi rostro:

—No, aún no.

Y, tras esas palabras, recibí un tierno abrazo de Seonho y Lisa, las personas que menos me esperaba. Tras eso, supe que ellos ya me habían perdonado. Ahora sólo faltaba que el hombre al que amaba se diera cuenta de lo arrepentido que estaba por no haber hecho las cosas de otra manera.

Baekhyun estaba harto de que su papá ignorara a su papi una y otra vez. Hacía un mes que su papi había llegado a casa de los Kim y les había contado que JongIn por fin sabía que él era su hijo y que, por supuesto, deseaba pasar tiempo juntos y conocerlo bien. Sus abuelos lo abrazaron, muy felices al recibir tan grata noticia, y se sintieron orgullosos de poder decir a todos que él era su nieto.

Baekhyun creía que todo estaba solucionado definitivamente, pero había sido un craso error. Desde ese día, Baekhyun había pasado muy buenos momentos con su padre: JongIn lo había llevado a ver partidos de béisbol, a innumerables parques, a ferias repletas de
libros, que tanto adoraba, al cine para ver esas películas de miedo con las que ambos disfrutaban, e incluso alguna que otra noche se había quedado a dormir en casa de su papá. Pero siempre que intentaba meter a su papi en la conversación pasaba lo mismo.

—A papi le encantaría comer en este lugar, tal vez podríamos invitarlo algún día, ¿no? —dijo Baekhyun mientras daba un gran mordisco a la sabrosa hamburguesa que degustaba en el bar de Jia, un alegre establecimiento donde los vecinos del pueblo se reunían para pasar divertidos momentos de descanso, ya fuera a solas o con sus familias.

—Sí, algún día —esquivó JongIn la pregunta mientras seguía disfrutando de la compañía de su hijo—. Y, dime, Baekhyun, ¿a qué deporte has decidido apuntarte como actividad extraescolar?

—Ajedrez.

—¡Eso no es un deporte! —replicó él, alzando interrogativamente una de sus cejas.

—¡Claro que sí, papá! El ajedrez es considerado un deporte científico porque, además de requerir destreza mental, hay que planificar una estrategia y una táctica al igual que en otros deportes como el béisbol, el fútbol o el baloncesto —informó el chico, colocándose impertinentemente las gafas en su lugar.

Él vil principe (KaiSoo)Where stories live. Discover now