Capítulo 1.1

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Kyungsoo era el hijo menor de los cinco niños que formaban la extensa familia de los Do. Desde su llegada a Andong con tan sólo trece años, Kyungsoo había disfrutado de una estable vida en ese pequeño y recóndito lugar. Ahora, con quince, tenía decenas de amigos y no quería marcharse de ese singular pueblo, ya que el hombre de sus sueños se encontraba en él.

Los Do eran una familia muy unida que con gran frecuencia se mudaban de domicilio debido al empleo del padre, Do JunMyeon, relacionado con la protección de destacados famosos o alguna que otra personalidad importante.

La agencia de guardaespaldas para la que trabajaba JunMyeon, un hombre de rudo aspecto y escandalosos cabellos rojos, constantemente le hacía nuevos encargos, y en aquellos de más larga duración no dudaba en llevarse consigo a sus hijos y a su adorada esposa Irene, a la que tanto amaba.

Irene, por su parte, un ama de casa linda y de blanca piel, se encargaba de mantener a todos sus hijos unidos, a pesar de las constantes disputas que podían aparecer en un hogar con cuatro varones igual de testarudos que su padre. No obstante, pese a lo rudos y gruñones que podían llegar a ser los hombres de esa endiablada familia, todos y cada uno de ellos tenían una debilidad: el pequeño y dulce doncel Kyungsoo, al que adoraban.

Fuera a donde fuese, Do Kyungsoo siempre tenía tras de sí a cuatro varones sobreprotectores que no permitían que nadie osara acercarse demasiado a su lindo hermanito. Y, aunque para el resto del mundo ese chico únicamente era un insulso rata de biblioteca, para sus hermanos, Kyungsoo siempre sería la cosita más dulce que habían visto jamás desde que su madre lo presentó amorosamente en el hospital a sus hermanos, recordándoles que siempre deberían protegerlo.

Por lo visto, los hombres de la casa se tomaron muy en serio esas palabras, y desde el más pequeño y revoltoso de los hermanos, Minseok, con el que Kyungsoo se llevaba solamente tres años de edad, hasta el más serio y mayor de todos, Chanyeol, con quien la brecha de edad apenas era de cinco, y, por supuesto, pasando por los encantadores gemelos Lay y Sehun, cuatro años mayores que el principe de la casa, todos y cada uno de ellos sobreprotegían a su querido hermano.

Un gesto muy tierno que hacía que Kyungsoo se sintiera orgulloso de sus hermanos y los viera a todos como sus héroes durante su infancia, pero también una actitud muy asfixiante para la adolescencia, cuando el que hasta entonces había sido un regordete niño con gafas en la que nadie se fijaba comenzaba ahora, a los quince años, a mostrar indicios de que se convertiría en un hermoso doncel
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-¡¿Qué se supone que estás intentando hacer, Do KyungSoo?! -preguntó Chanyeol, bastante enfadado, mientras veía cómo su hermano bajaba torpemente por el árbol que había junto a la ventana de su dormitorio.

-Te dije que había que talar ese árbol apuntó Lay, mirando irritado cómo su hermano pequeño volvía a utilizar el viejo roble como escalera a pesar de ser tremendamente torpe.

-¡Baja ya de ahí! ¡Te vas a romper el cuello! -gritó exaltado Sehun cuando Kyungsoo perdió pie durante unos segundos en su alocado descenso.

-¡No! ¡Me niego a bajar si no cambiáis de opinión y me dejáis ir a dormir a casa de mi amigo! -replicó él, acomodándose finalmente en una de las ramas del inmenso roble, pensando que, por una vez en la vida, podía ganar a sus testarudos hermanos-. ¡No sé por qué tenéis que prohibirme salir si mamá ya me ha dado permiso!

-Porque es muy sospechoso que no hayas hablado de esa fiesta de pijamas hasta el último momento, cuando nuestro padre ha tenido que irse de viaje -contestó Chanyeol, sospechando cuáles podían ser las segundas intenciones de su hermano y sus revoltosas hormonas, que a lo largo de su adolescencia los estaban volviendo a todos locos.

-Simplemente se me olvidó -justificó Kyungsoo, jugando nerviosamente con su cabello, algo que, sin que él lo supiera, era un gesto que siempre delataba sus mentiras ante sus hermanos.

Él vil principe (KaiSoo)Where stories live. Discover now