Capítulo 2.2

243 45 8
                                    

El día en que los alumnos de último año celebraban su graduación con elaborados
discursos sobre su futuro, donde unos se enfrentaban a la vida con miedo, otros con
impaciencia y alguno que otro con resignación por convertirse finalmente en adultos, fue el momento elegido por Kyungsoo para entregar a JongIn su incuestionable muestra de amor.

Debido a que también era la graduación de Minseok y, por tanto, su hermano menor
estaba invitado a la ceremonia, nadie protestó cuando ésta decidió vestirse con sus mejores galas: un ceñido traje de color verde que resaltaba su hermosa melena rojiza y sus bonitos ojos marrones, acompañado, cómo no, de unos zapatos de charol con un poco de tacón y las primeras lentillas que se había atrevido a usar, ya que Kyungsoo no quería que sus gafas estropearan el precioso conjunto con el que pretendía conquistar el corazón de Kim JongIn.

En el mismo instante en que terminó la ceremonia, Kyungsoo buscó con desesperación a JongIn por todo el instituto, porque, por desgracia, a la mañana siguiente su familia emprendería el camino hacia una nueva ciudad, donde nadie sabía el tiempo que su estancia podría prolongarse.

Kyungsoo recorrió los extensos pasillos del viejo edificio. Pasillos repletos de taquillas entre las que estaba la suya, que pronto abandonaría; de vacías clases de las diferentes asignaturas que tanto adoraba. Pasillos por donde se llegaba a la desolada biblioteca que casi nadie visitaba y que le permitía unos instantes de soledad...

Kyungsoo comenzó a echar de menos muchos de los recuerdos que dejaría tras de sí, sobre todo aquellos que tenían que ver con JongIn. Finalmente, y para su asombro, fue su hermano Minseok quien le indicó cómo llegar al lugar donde se encontraba el hombre al que tanto adoraba.

Mientras caminaba hacia la clase de JongIn, Kyungsoo apretaba con fuerza entre sus manos la carta en la que había decidido darlo todo. En ella le mostraba a JongIn lo mucho que lo amaba y le prometía no olvidarlo jamás.

Se componía de un elaborado sobre color rosa, rodeado de corazones, que contenía la misiva, en un bonito papel del mismo color, que empezaba con el soñador encabezamiento de «Te amaré por siempre». En ella, Kyungsoo confesaba cada uno de sus sentimientos, dudas y miedos hacia el primer amor de su adolescencia, que, sinceramente, esperaba fuera el único.

Pasó temeroso junto a las personas que durante tanto tiempo la habían molestado haciéndole cientos de jugarretas a lo largo de su vida escolar simplemente por fijarse en su idolatrado JongIn. Sin embargo, ahora que el venerado muchacho al que admiraban se alejaba de ellas, se lamentaban en un rincón con sus penosos llantos, por lo que no se percataron siquiera de que Kyungsoo pasaba rápidamente junto a ellas para llegar a su objetivo.

Al fin llegó a la clase de JongIn, donde éste se despedía de todos sus compañeros con una gran sonrisa. Dispuesto a no interrumpir su emotivo momento, Kyungsoo se quedó fuera observando, como siempre y desde la lejanía, al hombre de sus sueños sin atreverse a acercarse mucho por miedo a que éste llegara a desaparecer.

Cuando todos se hubieron marchado y solamente quedó JongIn, Kyungsoo creyó que ése era su momento, pero Kim Kibum entró entonces alocadamente en la clase de su hermano pasando junto a el como si sólo fuera un estorbo en su camino y, a continuación, cerró la puerta en sus narices.

Kyungsoo la entreabrió, dispuesto a ignorar al grosero de Kibum e ir a por su hombre perfecto, pero unas interesantes palabras la hicieron desistir de ello y, desde el pequeño rincón donde se ocultaba, oyó una conversación que lo hizo darse cuenta de que el idolatrado amor de su adolescencia no era tan perfecto como él pensaba.

-¿Me vas a decir antes de marcharte quién es el hermoso doncel o mujer de Andong por la que estás interesado? -le preguntó con impaciencia Kibum a su hermano una vez más, para ver si con su insistencia conseguía llegar a algo.

-No -contestó seriamente JongIn, disfrutando del refresco que Kibum le había ofrecido para intentar ablandarlo.

-Vale..., ¡entonces lo adivinaré! Vamos a ver: tenemos a Bianca y sus grandes atributos... -dijo Kibum, haciendo con las manos un gesto inequívoco representando esas dos cualidades tan importantes para algunos hombres. Algo ante lo que JongIn simplemente rio y negó con la cabeza.

-¿Y Taemin y su bonito rostro? JongIn volvió a negar, tremendamente aburrido con las estúpidas preguntas de su hermano.

-¡Mabel, que es la diosa de la clase!

-No -dijo secamente JongIn, descartándola por completo.

-Mark, Lisa, Doyoung, Karina, Haechan... Dime cuándo quieres que pare, porque la lista de tus admiradores es larga...

-¿No has dicho que piensas adivinarlo antes de que me marche? Pues nada: ¡tú mismo! -comentó despreocupadamente JongIn, ignorando cada uno de los nombres de la interminable lista de Kibum.

-¿Podrías poner un poquito de tu parte y apiadarte de tu curioso hermano?

-Sí, claro. Ahora mismo te lo digo... declaró irónicamente JongIn a su irresponsable hermano para, acto seguido, darle una lección-. Sólo estás atosigándome con esto porque has hecho una apuesta con Hyuin, ¿verdad? Así que me niego a echarte una mano. Ríndete y da ese dinero por perdido. Tal vez de este modo aprendas a no hacer más apuestas estúpidas.

-¡Ya está! ¡Es Do Kyungsoo! -anunció Kibum, haciendo que JongIn se atragantara con su refresco.

-¡Cómo se te ocurre! -dijo él, mostrándose ofendido ante su afirmación.

-¡Vamos, que sólo era una broma! -puntualizó Kibum, golpeando jovialmente la espalda de su hermano-. Ya sé cuánto te molesta esa ratita de biblioteca... Si incluso le echaste encima hábilmente a esas locas personas admiradoras tuyas para que ellas te lo quitaran de en medio.

¡Y qué decir de cuando te burlas de él con tus compañeros de clase por su estúpido enamoramiento hacia ti! Si incluso adviertes a otros chicos de que no salgan con él recordándoles lo molesto que puede llegar a ser... Ya sé que no lo puedes soportar.

-Bueno, yo no diría eso. Simplemente me incomoda -apuntó JongIn, mesándose los
cabellos un tanto nervioso por las crudas palabras de su hermano, que, sin ellos
saberlo, ponían fin al «estúpido enamoramiento» del joven que tanto lo había idolatrado hasta ese momento.

Capítulo cortito porque hay que hacer la dormición.

Mañana subiré dos capítulos porque esto se pone bueno.

Errores depositelos aquí.

Gracias por leer.

💋

Él vil principe (KaiSoo)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora