Capítulo 13.1

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Si había aceptado tomar parte en esas estúpidas actividades que mi antiguo instituto celebraba cuando había huido de mi propia fiesta de graduación como de la peste, solamente se debía a que al fin podría volver a ver a Kyungsoo, y esta vez sin la presencia del mocoso que siempre llevaba a su lado y que cada día que pasaba me caía peor.

O eso creí, hasta que en las gradas del campo de béisbol vi su naricilla respingona
asomando por encima de uno de los enormes libros que solía cargar mientras me fulminaba con una de sus miradas. ¿Por qué demonios se había tenido que pelear mi hermano con Kyungsoo? Si él siguiera en su casa, al menos yo tendría una excusa para verlo y no parecer tan patético.

Pero, gracias al mal genio de Juwon, había tenido que aceptar la invitación de Kristal para convertirme en uno de los organizadores de ese evento junto a ella. En el último instante, por culpa de una intoxicación alimentaria, Jessica, la hermana de Kristal y la verdadera organizadora de todo, cayó enferma. Y, debido a que esa reunión de antiguos alumnos que se celebraba cada diez años ya llevaba dos de retraso, decidieron no cancelar el acontecimiento, sino que lo dirigiera otra persona que estuviera al tanto de ello.

Cómo no, Kristal  aceptó e intentó arrastrarme desde un principio a esa aburrida reunión, algo a lo que yo me había negado rotundamente hasta que supe que Kyungsoo estaría presente. Aguantar que Kristal no parara de hacerme ojitos, creyendo erróneamente que yo estaba allí por ella, era un pequeño precio que debía pagar en comparación con todo el tiempo que podría aprovechar para estar junto a Kyungsoo y las decenas de formas en las que podía llegar a seducirlo mientras le hacía recordar que un día él fue un joven adolescente locamente enamorado de mí.

Tras ojear el espantoso itinerario de tres días, durante los cuales todos nos comportaríamos como unos idiotas desde la mañana hasta la noche, y en el que encima yo tendría que servir de ejemplo a todos, quise huir. Pero como el primero de los eventos era un partido de béisbol y no quería desaprovechar la placentera oportunidad de ver a Kyungsoo en ropa de deporte, me mantuve firme, desempolvé mi viejo guante de juego y me presenté el primero en el campo.

Desafortunadamente, todo mi alocado y antiguo grupo de seguidores del instituto
también, y pronto no dejaron de rodearme mientras me alejaban del único doncel al
que en verdad quería ver.

A pesar del tiempo que había transcurrido, JongIn seguía siendo el mismo: un hombre
atractivo, de rostro seductor y cuerpo musculoso; pero también un estúpido
rodeado de montones de admiradores a los que siempre recibía con una necia sonrisa y amables comentarios. Y yo, que en cuanto me enteré de que él sería uno de los organizadores del encuentro de exalumnos, me dispuse estúpidamente a prepararme para atraerlo hacia mí con unas tentadoras y ajustadas ropas deportivas cuya única utilidad ahora sería la de hacer ejercicio…

Esa mañana vestía unos pantalones negros más cortos de lo aconsejable, con los que mostraba mis largas y bonitas piernas; una tentadora camiseta con el número siete a la espalda que me había comprado para la ocasión y que dejaba ver mi ombligo cada vez que alzaba demasiado los brazos por encima de la cabeza. Las calcetas altas, unas bonitas zapatillas deportivas y una llamativa gorra con un irónico comentario que decía
«No me tires bolas flojas» remataban mi atuendo, otorgándole el toque perfecto para la seducción de cierto individuo.

Claro estaba, si el individuo en cuestión se decidía a prestarme atención, opinaba yo, furioso, mientras cogía bruscamente un bate y golpeaba el aire con rabia, imaginándome en más de una ocasión la cabeza de JongIn en mi trayectoria de bateo. Mientras hacía mi calentamiento, ensimismado con mis asuntos, no me percaté de que uno de mis antiguos compañeros de clase pasaba junto a mí, y si no llega a ser por sus rápidos reflejos, mi bate le habría golpeado duramente el rostro.

Él vil principe (KaiSoo)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora