Capítulo 11

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Finalmente lo arreglé todo para poder quedarme durante unas semanas en Andong y así poder disfrutar de la compañía de mi amigo Juwon. Creí que Baekhyun estaría mejor en casa, ya que en el pequeño pueblo al que me dirigía no tendría con quien dejarlo mientras llevaba a cabo esas estúpidas actividades del evento de reencuentro con mis antiguos compañeros de clase, con los que en verdad no deseaba volver a encontrarme.

No sé por qué pero, cuando le anuncié mi partida, mi hijo se empeñó en acompañarme a Andong, y estuvimos varios días discutiendo sobre ello, hasta que después de tener uno de sus molestos berrinches, le dejé muy claro a BaekHyun quién era el que mandaba allí.

Tras acabar castigado sin los libros de historia que tanto adoraba, finalmente se calmó y aceptó quedarse con sus tíos, unos hombres que me miraron aún más disconformes que mi hijo ante el viaje que pretendía emprender. Me marché muy temprano por la mañana con la idea de no despertar a Baekhyun por si trataba de convencerme de nuevo con una de sus infantiles rabietas, y también con la
intención de no tener que volver a ver las molestas miradas que me dirigían mis
hermanos cada vez que recordaban que regresaría al lugar donde había conocido al hombre que me había atormentado en más de una ocasión.

Posiblemente, durante mi estancia en el pequeño pueblo me cruzara nuevamente con JongIn; era muy probable, en realidad, ya que era el hermano del amigo al que iba a visitar. Sin embargo, en esos momentos no me importaba mucho, porque esta vez iba preparado. Me encontraba más que dispuesto a entregar la carta que le había escrito, lleno de rabia y odio, al destinatario de mi desdicha.

Y, al contrario de lo que hice en una ocasión con una carta de amor, ésta no sería arrojada a la basura y dejada de lado tan fácilmente, porque pensaba hacerla realidad y conseguir que ese hombre nunca pudiera llegar a olvidarme.

Las interminables horas de viaje pasaron rápidamente y, aunque a medida que me
acercaba al pueblo me ponía más nervioso, siempre que dudaba tocaba el bolsillo de la pequeña maleta que me acompañaba donde guardaba esa carta con la que estaba decidido a cambiar para siempre el sentimiento de mi irracional corazón que todavía recordaba a ese hombre al que yo quería dejar atrás.

—Definitivamente, en esta ocasión te olvidaré… —declaré una vez más, pasando finalmente junto al cartel que anunciaba que había llegado a mi destino.

❣️

—¿Qué narices estás haciendo? —preguntó Minseok a su hermano Chanyeol al verlo en la cocina ataviado con un extraño delantal lleno de volantes mientras chamuscaba algo en una sartén hasta darle un tono verdaderamente repulsivo, un alimento que, a juzgar por el siniestro aspecto que tenía, nadie podría llegar a sospechar que en alguna ocasión había sido… ¿beicon?

—Estoy haciendo el desayuno de Baekhyun, tal vez así se le pase el mal humor.

—¿En serio? Como le pongas eso para comer vas a empeorar su mal genio, además de su estómago.

—¡Por Dios! ¿A quién quieres matar?  bromeó Lay mientras se adentraba en la cocina señalando el lamentable experimento culinario de su hermano mayor.

—A Baekhyun—contestó Minseok mientras tomaba asiento en uno de los taburetes de la cocina, lo más alejado posible de la «comida» de Chanyeol.

—Bueno, sé que en ocasiones puede llegar a ser un niño un tanto repelente, pero es nuestro sobrino. No se merece semejante castigo… —reprendió burlonamente Lay a su hermano mayor mientras miraba con asco las extrañas tiras carbonizadas que éste depositaba en un plato.

—Sólo intentaba hacer que se sintiera mejor —protestó Chanyeol, fulminando a cada uno de sus hermanos con la mirada.

—Entonces puedo asegurarte que, con eso, no lo conseguirás —declaró Minseok lamentando el destino de su querido sobrino si llegaba a probar un solo bocado del atroz desayuno.

Él vil principe (KaiSoo)Where stories live. Discover now