Capítulo 40 | Anya

3.4K 233 49
                                    

Cuando mis pies vuelven a tocar suelo firme, espero encontrarme en la Corte Zafiro.

Pero no es así.

Contemplo todo a mi alrededor, enmudecida. Solo hay desolación y destrucción allí donde mire; edificios hecho añicos, sonidos de ambulancia, pequeños fuegos y mucha gente gritando y llorando. Y lo peor de todo es la sensación de familiaridad que me transmite este lugar, como si ya hubiera estado aquí.

Pero sé que no es Eirlys, ni la Corte Diamante.

Tardo un minuto en comprender que es Nueva York.

—¿Qué ha pasado aquí? —susurro.

—La onda que se ha liberado cuando Dorian ha absorbido su poder, además del enfrentamiento entre la Corte Zafiro y la Corte Obsidiana, ha tenido consecuencias —explica Asher—. Y es la ciudad de Nueva York la que las ha sufrido.

Me trago un nudo de impotencia.

La historia se está repitiendo.

Los primeros recuerdos que guardo son sobre el inicio de una guerra, una despedida apresurada y un pueblo asolado. Y ahora, años después de haber logrado reconstruir mi vida en otro lugar, descubro que este también es consumido por la destrucción y las cenizas.

Pero esta gente no comprende lo que ha ocurrido.

Son inocentes que están pagando las consecuencias de una guerra que no les pertenece.

—Debemos ayudarlos —expreso.

Advierto como un perrito araña a su dueño inerte en el suelo, como si de esa forma pudiera hacerlo responder. Todavía no ha entendido que ha muerto y que ya nunca más va a abrir los párpados. Lo oigo gimotear y mis ojos se llenan de lágrimas.

Asher está conmovido por lo que se está desarrollando ante nosotros, pero Zuri me devuelve una mirada fría. Sus pestañas y cejas también son blancas, como el pelo de su cabeza, mientras que sus ojos son de un color azul muy pálido, como el hielo. Solo el aro dorado de sus iris da algo de calidez a su semblante.

—No —me responde la reina de la Corte Zafiro—. Tenemos que ponerte a salvo.

Y antes de que pueda replicar siquiera, la bruja me coge de la muñeca y volvemos a desaparecer. Al menos Zelda ha permanecido en mis brazos todo este tiempo.

Damos tres saltos más antes de quedarnos en un sitio definitivamente. Se trata de un cuartito pequeño con una sola cama, pero está limpio y parece ajeno a la destrucción de Nueva York. Si a la persona encapuchada le duele la cabeza por usar la magia como Willa, no lo expresa.

Willa.

El recuerdo de la pequeña brujita me asalta la mente.

Me pregunto qué habrá sido de ella.

Sacudo la cabeza. No debo preocuparme por ella. Al fin y al cabo, está con Dorian. Ayuda a Dorian a llevar a cabo su misión demencial.

—Quédate aquí de momento —ordena Asher—. Nosotros vamos a poner en orden algunos asuntos antes de reunirnos contigo.

—¿Soy vuestra prisionera? —los provoco, sentándome en la cama. La rabia y la ira aún rugen dentro de mí y no me apetece nada ponerles las cosas fáciles.

También me siento muy cansada, pero me esfuerzo por no mostrarlo.

—No —responde Zuri—, pero lo serás si no te portas bien.

Su tono mordaz me hace saltar.

—Entonces limpiaré la casa y prepararé la cena para cuando lleguéis. ¿Hay algo que a mis amados salvadores les apetezca comer?

—Con que no vayas a buscar a Dorian para cumplir esa estúpida venganza tuya, es suficiente. Morirías antes de ser consciente de lo que ha ocurrido.

La fulmino con la mirada. Su hermano es mil veces más agradable que ella. Sin embargo, antes de que pueda replicar algo inteligente, los tres desaparecen.

Zelda se libera de mi brazo y salta al suelo.

Inspecciono la habitación. Hay una puerta, pero ya tendré tiempo de explorar.

Me dejo caer en la cama y los acontecimientos de las últimas horas se asientan en mi mente. En menos de un día he perdido a mi mejor amigo y mi antigua vida. Y la persona culpable de todo ello, ahora me quiere ver muerta.

Cierro los ojos mientras saboreo las emociones que brotan dentro de mí.

Rabia. Odio. Engaño. Y por encima de todo, está la venganza.

Encierro el dolor y otra emoción a la que no quiero prestarle atención. Las guardo bajo llave y las tiro al fondo del océano. Si dejo que emerjan, me romperé y no podré llevar a cabo todo lo que ya estoy planeando para Dorian. Así que las ahogo y las mato antes de que ellas me asfixian a mí.

Abro los ojos, y exhalo hondo.

Espero de verdad que Dorian y yo nos volvamos a encontrar.

Y cuando eso pase,espero que esté preparado, porque voy a clavarle una daga en el corazón.

* * *

El verdadero enemies to lovers 🤪

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

El verdadero enemies to lovers 🤪

ANTES DE QUE SAQUÉIS LOS CUCHILLOS Y QUE ME RECLAMEIS LAS TERAPIAS SIN PAGAR, DEJADME DECIR QUE QUEDA EL EPÍLOGO.

...

...

...

Sí, este es el último capítulo.

*Desaparece*

Un reino de oscuridad y escarchaWhere stories live. Discover now