Capítulo 11 | Anya

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—¿Así que ahora estamos todos en el mismo bando? —Jasper se apoya sobre la encimera, con los brazos cruzados, mientras nos observa a todos.

Willa y Dorian se encuentran sentados en los taburetes que hay frente a la barra americana. Dorian parece aburrido, como si quisiera estar en cualquier sitio que no fuera aquí, mientras que Willa tamborilea sus dedos sobre la madera, impaciente.

—Solo es una alianza —aclaro—. Una alianza temporal.

Midnight decide que ese es un buen momento para saltar sobre la encimera. Jasper se aleja un poco, con precaución.

Fui yo quien propuso que nos reuniéramos en nuestro piso para pulir los términos de nuestro trato. Ellos ya saben dónde vivimos y yo no iba a volver al apartamento de Dorian y Willa, pues la última vez dependía de la voluntad de la bruja para volver aquí. Y tampoco quiero atrasar esto en el tiempo indefinidamente; cuanto antes lo hagamos, antes nos pondremos a trabajar y antes recuperaremos nuestra libertad.

No pensaba meter a Jasper en el acuerdo. Este es un asunto entre Dorian y yo. No obstante, cuando llegamos aquí y descubrió nuestras intenciones, se incluyó a sí mismo.

—No creo que sea una buena idea —expresa Jasper, sin apartar la vista del gato.

—Tú puedes quedarte al margen, si quieres —propongo—. Nosotros nos encargaremos.

—Apoyo esa sugerencia —manifiesta Dorian. Tiene el codo apoyado sobre la barra y el rostro descansando sobre su puño cerrado. Es la viva imagen del aburrimiento—. Un humano inútil solo servirá para estorbarnos.

—Oye, que yo también soy humana —replico.

—Ni de coña, Anya —protesta Jasper—. Estamos juntos en esto.

Le sonrío. Agradezco formar equipo con Jasper, pues todo será mucho más fácil si él está aquí. Sin embargo, por otra parte, siento el aguijonazo de la culpabilidad clavándose en mis entrañas. Estoy poniendo en peligro a mi mejor amigo. Si a Jasper le ocurriese algo, no me lo perdonaría en la vida.

—Lamento interrumpir el momento emotivo —suelta Dorian. No parece lamentarlo en absoluto—. ¿Pero podemos empezar ya?

—Antes es necesario que Jasper y yo sepamos algunas cosas —exijo—. No podremos hacer esto si solo conocemos una parte pequeñita de lo que está ocurriendo.

—Chantaje —Willa pronuncia la palabra despacio, como si la estuviera saboreando. Después se gira hacia Dorian—. Me gusta esta chica.

Dorian la mira horrorizado y con la frente completamente arrugada, como si Willa hubiera dicho una locura.

Arqueo una ceja ante las palabras de Willa. Ella sugirió que me matasen en cuanto nos conocimos. Menos mal que le gusto, porque si le llego a desagradar, ya estaría tres metros bajo tierra.

—¿Qué queréis saber? —pregunta Dorian, con tono hastiado.

—¿Por qué estáis matando humanos y dejando sus cadáveres en Central Park? ¿Tiene algo que ver con la guerra? —pregunto.

—¿Le has contado lo de la guerra? —se sorprende Willa.

—Solo por encima —responde Dorian. Deja de apoyar la cabeza en la mano. Parece más espabilado, como si mi pregunta le hubiera apartado el aburrimiento de un manotazo.

Willa arquea una ceja a modo de cuestión, a lo que Dorian se encoge de hombros.

—¡Ah, no! —exclamo—. Nada de secretismo. Ahora somos un equipo. Si Jasper y yo vamos a jugarnos la vida, ¿qué menos que saber el motivo?

Un reino de oscuridad y escarchaWhere stories live. Discover now