Capítulo 19 | Anya

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Los últimos retazos de un sueño que ya comienzo a olvidar desaparecen ante la oscuridad de mis párpados cerrados. No sé qué he soñado, pero me ha dejado con una sensación de calidez, el intento de una sonrisa tirando de mis labios y las ganas de volver a dormirme para continuar un rato más en ese viaje onírico.

Entonces me doy cuenta de que no he tenido mi pesadilla habitual.

No hay ceniza en mi boca, mi corazón no intenta salirse del pecho y tampoco estoy empapada en sudor. Por primera vez en muchas noches, he dormido bien. Me siento descansada.

Me remuevo un poco, todavía con los ojos cerrados, y me sorprende la dureza contra la que estoy recostada. En ese momento advierto que, uno, no estoy completamente acostada, sino más bien inclinada sobre algo que desprende calor, y dos, alguien ha debido de destruir por completo mi cama si esta se ha vuelto tan incómoda. Abro los párpados.

Cuando veo las frondosas copas de los árboles, envueltas en una ligera niebla que deja atravesar los débiles rayos del sol, los últimos recuerdos antes de perder la consciencia comienzan a asentarse en mí. Noto mis mejillas calentarse mientras las imágenes van sucediéndose una detrás de otra.

Tuve una alucinación. Pensé que Dorian era un monstruo. Y después de intentar herirlo, me apreté contra él de una forma un poco obscena mientras él acariciaba mi cuerpo. Ahora comprendo que era para averiguar en qué parte me habían mordido, pero eso no quita que me muera de la vergüenza ahora mismo.

Me aparto un poco de su cuerpo porque, aunque no pueda verle la cara, sé que es él que me tiene sujeta. Pero una corriente de aire silba a nuestro lado y se me forma un nudo en el estómago.

Estamos en las ramas de un puto árbol.

Con el miedo constriñéndome la garganta, vuelvo al abrazo de Dorian para sentirme más segura con movimientos excesivamente lentos para intentar no caerme y matarme. ¿Pero qué demonios pasó después de que yo perdiese el conocimiento como para tener que pasar aquí la noche?

"Seguro que tiene complejo de Edward Cullen" pienso.

Con la mejilla apoyada en su pecho, alzo la vista y lo observo.

Está profundamente dormido. Tiene la cabeza inclinada hacia adelante y algunos mechones de su pelo negro le tapan la frente y los ojos. Nunca me había dado cuenta de lo largas que son sus pestañas. Y su respiración lenta y profunda está acompasada con los latidos de su corazón.

Es tan vulnerable ahora mismo, que solo tendría que empujarlo para que caiga y muera.

Sería el fin de todos los problemas de Jasper y míos. También le estaría haciendo un favor a los reyes de las otras cortes. Y posiblemente evitaría una guerra.

Pero no entiendo por qué no puedo hacerlo.

Quizás sea porque nunca he arrebatado una vida y hacerlo ahora sería cruzar una línea roja para la que no hay retorno. O porque matarlo cuando está dormido y después de que él me hubiera salvado la vida sería algo demasiado ruin y malvado, incluso para mí.

Desde luego, mi negativa a empujarlo no puede ser porque me importe Dorian. Es algo imposible. Es por mis principios morales, aunque no sabía que tenía de eso.

Dejo de darle vueltas al asunto y estudio nuestro entorno.

No sé qué hora es, pero no hay mucha luz, así que imagino que habrá amanecido hace poco. Aunque quizás sea por esa ligera niebla que no parece abandonar nunca este lugar. Tal vez sean las doce del mediodía pero este bosque es tan siniestro y oscuro que da la impresión de que es más temprano. Al menos no es tan lúgubre como anoche.

Un reino de oscuridad y escarchaWhere stories live. Discover now