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Su desesperación era tan grande que ya hasta había tirado mechones de su cabello al piso, intentando que con ellos se fuera el estrés de no saber que hacer.

La niña no dejaba de llorar, incluso cuando tenía el pañal limpio, la había alimentado hace una hora, y le había cerrado las cortinas para que no le diera tanto calor.

Los gritos retumbando en sus oídos le aturdían de tal manera que le provocaban hasta mayor disgusto hacia ella, aún cuando sabía que debía haber una razón para su llanto. No quería ni acercarse a revisarla otra vez, pues sentía que lo dejaría sordo en cuanto lo hiciera.

—Hol..

El rubio cerró la puerta casi antes de entrar, tapando sus oídos los primeros segundos dentro del cuarto. Se acercó lo antes posible al británico, y cubriendo a ambos con un par de almohadas, trató de suavizar el ruido que había.

—¿Porqué llora?

—¡No lo sé! Lleva así más de media hora, no entiendo.

—¿La revisaste?

—Sí, ¡pero no hay nada! Solo.. Ugh.— Tenía muchas ganas de irse a toda velocidad y actuar como si ella jamás hubiera existido.

—Déjame ver.

Le dejó los almohadones a Tom, mientras él se acercaba a la cuna para encontrar el problema.

A los ojos del de visor no había nada que pudiese estar mal; había intentado ser responsable y tratarla con cuidado después de la amenaza del líder rojo, y creía haberlo logrado, hasta que lo interrumpió a punto de dormir sin motivo aparente.

Se encontró desconcertado cuando Maximilian la cargó con todo y cobijas, al parecer cantándole una canción de cuna en su idioma natal y arrullándola, meciéndola con delicadeza hasta que su llanto terminó.

—¿Qué tenía?

—Solo necesitaba amor, Tom.

—No empieces tú también por favor.

—¿Con qué?

—No me vengas con el cuento de "Es tu hija, quiérela".

—Creo que a veces se te olvida que estámos en las mismas.

Ambos miraron a la Tori, que yacía plácidamente dormida a pesar de que un rayo se había colado en su rostro. Estaba aún roja de tanto sollozar, con lágrimas aún cálidas en sus mejillas, descansando mejor que cualquier otra ocasión.

—Parece hasta brujería.

—Los bebés también sienten, no son objetos.

—¿A qué va eso?

—Los bebés necesitan mucho del cariño de alguien, o al menos de sentir que alguien los protege. Por eso lloran a veces, se sienten solos así como tú o como yo.

—Pues de eso se tendría que encargar Tord, no yo.

—¿Lo ves por aquí?

—Ja, ya parece. Quiere hijos de trofeo.

—Exactamente, y si se mueren, no los tendrá.

—No me recuerdes.

—Solo cárgala de vez en cuando, también pueden tener pesadillas.

—¿Porqué no solo contrata una niñera y ya?

—No lo sé, así funciona la gente como él.

𝑰𝒏𝒄𝒖𝒃𝒂𝒅𝒐𝒓𝒂 𝟕𝑯𝟎𝑴𝟒𝟓.Where stories live. Discover now