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Su vientre le molestaba mucho más que antes, porque si bien, antes podía más o menos esconderlo con la camisa holgandola más, ahora le era imposible. Se sentía avergonzado de caminar por el edificio con su abdomen sobresaliendo y de forma curveada, especialmente porque todos sabían la razón.

Aunado a eso estaba su necesidad de vaciar su vejiga cada tanto; era más recurrente que antes, y creía que pasaba más tiempo en ese cuarto que caminando en sí. Era incómodo, y eso solo se acentuaba cuando alguien se ofrecía a "ayudarle" por su condición.

Y cómo último, se encontraban los síntomas. Desconocía si era porque antes los médicos se encargaban de gran parte de sus necesidades mientras dormía, pero lo que no sintió en el inicio ahora se manifestaba; mareos, náuseas, vértigo, calambres, cansancio y antojos; estaba agradecido por no haber vomitado aún.

Después de haber visitado el sanitario por décima vez y haber sido "auxiliado" por una joven que "comprendía sus dificultades", se encaminó directo a la parte sur del lugar, que alguna vez creyó pequeño al conocer apenas tres cuartos al norte. Tenía que pasar por un jardín dónde solo los de rangos más altos podían pasar, y al que él tenía acceso por su chip especial, aunque monitoreado todo el tiempo.

Ignoraba la presencia de las flores llamativas y arbustos estilizados, concentrado únicamente en el arco de mármol que daba fin a dicho paisaje tranquilo. No fue hasta que sintió una mano en su muñeca que se detuvo, algo abrupto y molesto por su disgusto al toque humano.

—Tom, tiempo sin verte.

Su visor tenía algunas funciones incluidas aparte de la mera vista, una de ellas el reconocimiento facial. Con él jamás olvidaba a la gente que conocía, aunque a veces tardaba en cargar; por lo mismo fue que lo miró desconcertado en los siguientes 15 segundos, hasta que el proceso de análisis facial concluyó.

—Ah.. Paul, ¿no? Creo que te recuerdo.

—Sí, así es, cejas de oruga también— Sonrío al mencionar su apodo, incluso cuando no vió la misma reacción en el británico. —¿Cómo estás?

—De puta madre.

No quiso asegurar nada, sin embargo, el menor pudo percibir cierto sarcasmo y amargura en su voz. Además, se percató de la manera en que miró su vientre después de decir eso, agrandando sus sospechas acerca de lo que realmente había pasado en meses atrás.

—¿Es muy difícil?

—Un poco.. Preferiría no hablar de eso.

—Entiendo.

Un silencio eterno se plantó entre ellos, con las flores siendo las únicas testigos de aquello y sin poder amortiguarlo. Mientras uno se preguntaba que debería decir que no fuera referente al embarazo del otro ni algo obvio acerca de qué sucedió con el líder rojo, el contrario quería irse de inmediato a seguir buscando.

—¿A dónde te dirigías?

—Oh, al..— Ahora sí prefería ver al pasto. —Al comedor, creí que estaba por aquí.

—Sí, más al fondo. ¿Gustas que te lleve?

—No, estoy bien así.

—Insisto.

—Am..— La presión en el comenzó a cerrar sus decisiones, provocando que al final eligiera la más segura. —Está bien.

Durante su recorrido, se dedicó a observar detenidamente cada detalle que podía retener, pues su reconocimiento solo funcionaba con personas, no lugares. La estética no cambiaba mucho a la que había visto; tonos rojizos, muebles de madera lujosa, pinturas de Tord o soldados reconocidos, y varios adornos con la firma de la Armada Roja.

𝑰𝒏𝒄𝒖𝒃𝒂𝒅𝒐𝒓𝒂 𝟕𝑯𝟎𝑴𝟒𝟓.Where stories live. Discover now