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Miraba a la ventana lleno de nostalgia, recordando los veranos de su infancia. Dónde sus problemas consistían en que su paleta no se le fuera a caer en el asfalto caliente, o en no pisar las líneas que había en la calle porque caería en él una maldición; dónde rogaba por poder jugar afuera una hora más, y en dónde se negaba a comer en casa porque siempre servían platillos hirviendo.

Extrañaba todo eso. También extrañaba sus años de adolescencia, escapando por los pasillos del prefecto que los había visto robar un exámen, o en la oficina del director esperando a sus tutores por haber activado las sirenas contra incendios; entretenidos riendo mientras sacaban objetos de su locker y tratando de acallar al otro, para que el profesor no detectara que eran ellos quienes habían pegado el cartel de "soy puto" en su espalda.

Quería volver a todo eso, viajar al pasado para sentirse libre una vez más, poder respirar otra vez sin que sus hombros lo lleven hacia atrás. Lo anhelaba con todo lo que podía ser valioso para él, incluso cuando ya no estaba seguro que hubiera algo así.

El cuarto le enfermaba más de lo que cualquier habitación anterior pudo hacerlo, lleno de sangre en sus paredes y muebles; incluso los peluches lucían satánicos por sus colores tan vivos. No importaba para él cuan lujoso pudiese ser ahí dentro, ya que la miseria y el desdén que le guardaba a la criatura se imponía apenas la gente entraba, lo podía saber ya que se les veía tensos e incómodos.

No se dignó a siquiera usar su vista periférica cuando escuchó el chirrido leve que soltaba la puerta al abrirse, sabiendo que muy probablemente se trataba del líder rojo. Se limitó a continuar vagando en su memoria, buscando que fue en lo que falló para llegar a éstas instancias.

-Tom.

-¿Maximilian?- Apenas alcanzó a reaccionar cuando detectó un error en su monotonía, girando con lentitud su cabeza. -¿Qué haces aquí?

-Estuve pensando en lo que dijiste ese día.

-Solo olvídalo, cada quién sus problemas.

-Me tomé el tiempo de considerarlo, así que si no estabas seguro jamás hubieras hablado, porque ya tengo mi decisión.- Se sentó a lado de la mecedora, juntando sus pies en forma de mariposa.

-Dilo ya, entonces.

-Encontraré la forma de que mueras.

-No estoy tan seguro de que eso sea posible.

-¿Y porqué no?

-¿Tú lo has conseguido?

-Yo jamás quise morir después de tener a Emil, sino, ni siquiera hubieras oído de mí.

-Mi caso no es igual de fácil que el tuyo- Suspiró, dejando ir parte de su vitalidad ahí. -Experimentaron contigo y otras decenas para que no fuera a fallar conmigo, porque el líder rojo fue quién quería que tuviera a sus hijos, y ya lo logró.

-Oh.

-Por tú bien, creo que es mejor que te vayas. Si te encuentran aquí te podría ir muy mal.

-No lo harán- Tomó de una cajonera un juguete de caballo cimarrón, quitándole la montadura y las riendas que tenía puestas. -De verdad quiero ayudarte, en especial si es cierto lo que dices.

-O eres demasiado noble o quieres algo a cambio.

-Lo hago porque, si tú lo logras, tal vez yo también pueda.

-¿Qué paso con él "yo nunca he querido morir"?

-No me refiero a mí. Me refiero al maldito que me violó.

-¿Y si ya no está en la Armada?

-Lo está, lo he visto.

-Vaya.

Disfrutaron del clima los siguientes 15 minutos, en completa calma y paz como habían querido hace mucho. Con un bebé difícilmente se podía encontrar al silencio, y cargando al hijo de un narcisista era complicado que no se presentara varias veces al día; era un momento preciado en circunstancias lamentables.

El mayor se levantó a dejar en su lugar aquel detallado juguete que solo veía como adorno, acomodándole el equipamento que le había quitado anteriormente. Se acercó a la puerta para irse antes de que las juntas terminaran, deteniéndose en girar la perilla solo cuando una pregunta le fue lanzada desde atrás.

-¿Cómo es que ningún soldado te vió?

-Los distraje. Dije que había perdido a Emil, y fueron a buscarlo como locos en cuanto recordaron quién es mí pareja.

-Ya lo han de haber encontrado.

-Lo dudo mucho, Emil es muy hiperactivo, se mueve rápido.

-Que horror.

-Ya lo sé- El pesar en su voz denotaba los problemas que ya había tenido por la cualidad del niño. -Vendré a verte pronto.

-Como tú digas.

Ignoró el momento en que salió del cuarto, pues estaba más concentrado en pensar de qué manera intentaría ayudarlo a conseguir su cometido. Considerando quién era Tord en ese lugar sería muy complicado, por lo que no guardaba mucha fé, no obstante, accedería a cualquier método que le pudiese garantizar alcanzar el limbo como tanto lo había querido.

Suponía que ese era él sueño de todo aquel que ya hubiese estado en el infierno. Él continuaba viviendo ahí cada segundo que sentía movimiento en su abdomen, al igual que cada vez que escuchaba el resonar de las botas pesadas que cargaba el noruego.

-¿Todo bien?

-Sí.

-¿Ninguna contracción?

-No.

-Veo que eres bueno en sacar tema de conversación- Rió ligero mientras se posaba frente al enorme vientre del británico, descubriéndolo a pesar de sentirlo temblar bajo de él. -¿Comiste todo?

-Mhm.

-Me alegro, o tendremos que volver a la alimentación intravenosa- Depositó un beso justo encima de su ombligo, pegando su oído con el afán de escuchar. -Es muy activo, ¿verdad?

-Ajá.

-Será un excelente soldado, tal vez está practicando sus primeras marchas- No pudo evitar emocionarse con la idea, abrazando como pudo al vientre de Tom, quién contaba hasta el 100 para intentar calmarse. -Será un hermoso y grande bebé.

-Mm.

-Me pregun..- No alcanzó a terminar su oración cuando un pequeño cantico antiguo comenzó a sonar en su bolsillo, sabiendo que debía volver a sus labores. -Una pena que me tenga que ir, pero volveré en unas horas para darle las buenas noches.

-Sí, ya vete.

El odio y asco del preñado fue esquivado fácilmente por Tord, maravillado cada día más con su pequeño hijo aún no nacido. Alació su ropa lo mejor que pudo antes de encaminarse a la salida de la recámara, recargándose en el marco unos segundos antes de irse, intentando recordar algo.

-Oh, por cierto Tom- Chasqueó los dedos cuando su mente se iluminó, mirando en dirección al contrario para ver que lo escuchará. -Tengo noticias para tí.

-Dilo rápido.

-Tú parto está programado para el primero de Agosto, por si gustas prepararte- Lanzó uno de sus famosos inventos de cubo, que desplegó un calendario y un marcador azul en cuanto tocó el piso. -Tal vez te gustaría contar los días de ahora en adelante.

Su visor mostró sus ojos virtuales completamente abiertos, y después de procesarlo durante unos minutos, se paró abruptamente a intentar recoger o al menos ver hacia el piso, desesperado por saber la fecha en la que vivía.

-Hoy es 20 de Junio.

Visualizó las operaciones correspondientes para saber cuánto faltaba hasta entonces.

-..6 semanas.

𝑰𝒏𝒄𝒖𝒃𝒂𝒅𝒐𝒓𝒂 𝟕𝑯𝟎𝑴𝟒𝟓.Where stories live. Discover now