Capítulo 48

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Capitulo 48:

Espada de Damocles

Abrí los ojos ante la incadescencia del sol, sentía mi cuerpo descansado y a la vez adolorido en partes misteriosamente deliciosas. El recuerdo de la noche y la manera en que Stone y yo tuvimos sexo era memorable. Demasiado. 

Si alguien me diera un centavo por cada vez que yo pensé que esto era imposible y que nunca ocurriría, ahora sería inmensamente millonaria. 

Lo sentía abrazando mi espalda, su cuerpo pegado a mi cuerpo. Él haciendo cucharita en mi culo. Sosteniendome más y más cerca de él.

Otra cosa que nunca imaginé. 

Nunca nadie me había acurrucado y el hombre menos pensado era quien lo hacía hoy.

Pero no podía quejarme, me gustaba mucho y era algo que debía detener, porque en la que esto creciese en mi mente, solo me conseguiría un gran corazón roto.

No me voy a anotar para eso.

Así que en contra de lo que quería, me levanté de la cama y me vestí con su camisa para ir a buscar mi ropa en la secadora. Gabriel se dio la vuelta y se acostó boca abajo, lo que me permitió ver desde dónde estaba ese culo que me robaba el aliento. Debería ser un fenómeno ser tan guapo. 

Tenía que concentrarme, focus.

Fui a la lavandería y recogí mi ropa. Me di una ducha con agua caliente y él señor militar aún seguía en la misma posición que lo encontré. La verdad es que pensé que era un hombre madrugador, pero me equivoqué. Lo que me hacía pensar que había muchas cosas que no conocía de él.

Vi que Caos dormía en una cama al lado del sofá y me percaté que era igual que su dueño descansando. Me duché y luego de vestirme hice café en su espectacular cafetera y dejé para él. Al igual que un desayuno que ambos podíamos comer. 

Dejé una nota en la encimera y me fui en Uber que pedí directo a mi trabajo. Si me quedaba iba a ser complicado, no quería tener que pensar en cómo cada uno tendría que llegar al Hospital, asíque lo mejor que podía hacer era adelantarme, además de que me permitía aclarar mis cabeza antes de comenzar el día. Mi carrera me necesitaba enfocada.

Apenas llegué al hospital, pasé mi identificación por el escáner, recibí el turno por parte de unos sorprendidos residentes de verme tan temprano aquí. No le presté atención y solo me senté a leer sobre los pacientes antes de que empezara la revista y tener una idea de ellos. Mi teléfono vibró con un mensaje quitándome la concentración de lo que estaba mirando.

Dr. Piedra: ¿Por qué te fuiste?

Dr. Piedra: ¿Estás bien?

Imágenes de la noche anterior llegaron como flashes a mi cabeza. Debería estar cansada, pero realmente no era así. Me sentía llena de una energía por completo distinta a la dada por el café. Parecía eufórica. Aunque no dormí demasiado, mi cuerpo se sentía bien.

Avery: Era lo mejor, habría sido incómodo en la mañana.

No tardé en sentir la vibración del teléfono otra vez.

Dr. Piedra: Se supone que la incomodidad inicial había pasado.

Ja, ahora es que quedaba camino para que eso ocurriese. No es como si yo tuviera mucha experiencia en esto de las relaciones, si es que se podía considerar mi acuerdo con Stone una relación.

Avery: Estoy bien, Stone. No sabía que tenías el sueño tan pesado.

Dr. Piedra: Tal vez si alguien no me hubiese agotado estaría bien. 

Malas EnseñanzasWhere stories live. Discover now