Capítulo 14

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Capítulo 14:

A prueba de balas

La mañana siguiente no quería levantarme de la cama. Lo menos que deseaba era eso. Solo necesitaba quedarme un día más encerrada para poder meditar sobre mi futuro y lo estúpida que fui. Y tal vez recuperar algunas horas de sueño luego de no haber dormido casi nada por culpa de mi loca exploración.

No quería llegar hoy al hospital y verlo. Mucho menos recordar la forma en que me sentí durante nuestro efímero beso. Sentía que si lo veía caería lánguida contra el piso de la forma más estúpida y con risitas como una idiota.

Todavía no podía creer lo que pasó en la madrugada.

Quería echarle la culpa al estrés, a la falta de tiempo libre y que por eso mi mente evocó al único hombre con que la paso más tiempo que Eli. Mi jefe. Pero algo dentro de mí decía que eso no era así de sencillo y fácil y que algo había pasado. ¿El qué? lo desconocía por completo.

Yo me quedaría hoy en esta cama, estaba suspendida, ¿no? en cualquier caso me valgo de esa excusa para no aparecerme el día de hoy en ese lugar. Era mucho mejor que ponerme como una manzana delante de él. Hacer más de mí una idiota.

Es que yo pensé que no podía meter más la pata, pero conmigo eso era una posibilidad. Yo cuando decía hacer un desastre lo hacía a lo grande. ¿Para qué algo pequeño cuando puedo pasar la vergüenza de mi vida?

Yo me felicito.

Así que cuando la alarma sonó, lo que hice fue arroparme con mi sábana y aprovechar de irme a dormir como quería.

Solo que eso no fue posible.

Sentí que alguien se acostaba al lado de la cama y al abrir los ojos me encontré con la cara de mi mejor amigo. No entendía qué hacía aquí.

—¿Por qué no estás en el hospital? —dijimos ambos al mismo tiempo.

—Yo estoy suspendida, así que me quedaré aquí —era eso mejor a explicarle que me estaba besuqueando con nuestro superior.

—Eso era solamente ayer. Deberías estar allá.

—¿Para qué? ¿Para que me humillen más? Prefiero dormir que lo necesito.

—Very, todo mundo habla de ti —eso encendió las alarmas en mi cabeza, ¿se habrá enterado alguien?—. Cuentan que una residente se enfrentó a Stone y sobrevivió para contarlo. Eres como una heroína.

Y también me lo besé, pero por qué ser específicos.

—No soy ninguna heroína, y fue un golpe de suerte.

—La suerte es para los tontos y tú eres brillante. Quiero ser tú de mayor. —lo dudo, lo dudo, porque no creo que quiera ser capitana mosca, donde se sienta, la caga—. Estaban hablando de eso en el grupo de WhatsApp del hospital.

—¿Grupo de WhatsApp? ¿Por qué yo no estoy ahí?

—Porque dijiste que no estarías con esa bandada de necios. —sí, parecen palabras mías así que debía de ser verdad—. Pero en serio, eres nuestra ídolo. El modelo a seguir de todos los de primer año.

Dios, ¿qué demonios hice?

Esto hacía que la culpabilidad se acentuara en la boca de mi estómago y se sintiera mucho peor el recuerdo de mi beso con Stone. Yo no era un modelo a seguir, solo una estúpida que cometía cada error como si fuera necesario para sobrevivir.

—No iré al hospital hoy.

—Vamos o te sacaré así en pijama. Y ahí si nuestro jefe vería todo el potencial que hay en ti —justo lo que quería, sobre todo. Ya vio cada pedazo de mí—. Alex está afuera y puede ayudarme.

Malas EnseñanzasTahanan ng mga kuwento. Tumuklas ngayon