ESPACIO LIMINAL (Ichigo x Rukia)

Obra 20: Migajas

Cuando Ichigo pierde sus poderes, no puede ver a Rukia, pero encuentra partes de ella que ella dejó atrás: sus garabatos en superficies aleatorias; sus pequeñas notas y recordatorios para él; los envoltorios de sus barras de chocolate favoritas; los recibos de toda la mierda al azar que le ha hecho comprar para ella; la cinta que una vez le tejió en el pelo una chica de su clase; las muñecas Chappy que guardaba en su armario; el clip de mariposa que le había comprado en un mercado de la ciudad.

Son como migas de pan, y las sigue dando vueltas y vueltas hasta que siente que está dando vueltas por un desagüe.

Se siente desconectado; sin ataduras

Persiguió las sombras de su vida como Sustituto como si fuera a traerla de vuelta, y no lo hará. no puede Porque ahora mismo es humano, es normal. O al menos está fingiendo serlo.

Ichigo ha luchado contra monstruos, ha salvado almas y ha protegido a personas. Si pudiera hacer todo eso como quien es ahora, no le importaría ser humano. Pero no lo es, y lo hace.

Porque los humanos y los Shinigami no pueden ser amigos. Y los humanos, los humanos normales, no pueden ver a los dioses de la muerte, e Ichigo, como humano normal, no puede ver a Rukia. Si ella está cerca para verlo en absoluto.

Es un pensamiento amargo, él sabe por todas las cosas que Ichigo sabe con certeza que Rukia está ahí. Él sabe que ella lo es.

Ella cierra su ventana por la noche. Ella apaga la lámpara cuando finalmente se desmaya. Ella lo arropa cuando lo hace. Ella activa la alarma del auto por las mañanas cuando él no quiere levantarse de la cama. Ella le deja cajas de jugo cuando pasa demasiado tiempo mirando la pared. Ella toca su horrible música cuando su habitación está demasiado tranquila.

Él piensa que ella se está burlando un poco de él, bromeando con que ella puede verlo pero él no puede verla a ella.

Pero el hecho es este: Rukia siempre lo salvará, una y otra vez, sin importar lo que cueste. Ya sea una espada en el pecho o encender la luz para despertarlo de una pesadilla.

Y por mucho que lo reconforte saber que ella está allí, la idea también lo quema; ella no debería estar desperdiciando su vida cuidándolo, salvándolo. Rukia se merece algo mejor que Ichigo en este momento.

Se necesitan unas semanas de no sentir nada y de no ser nada; de ocupar espacio y fingir que es suficiente cuando finalmente decidió  merecerlo.

Probablemente no aprobaría sus métodos.

Si ella está mirando en este momento, aunque él no cree que lo esté, Rukia probablemente lo llamaría idiota pero, piensa con una sonrisa cautelosa, al menos pronto podrá escucharlo por sí mismo.

Pasan unos días después de su entrenamiento con los vizards antes de que la escuche, y necesita todo lo que hay en él para no reaccionar, para delatarse. Todavía no es lo suficientemente fuerte. No puede... no puede verla, no puede arriesgarse a que Rukia le impida alcanzarla.

Pero su sola voz es suficiente para hacer que su cuerpo se hunda de alivio, como si hubiera estado tenso durante demasiado tiempo, al borde de una exhalación que ella retiene en su cuerpo.

Y cuando ella dice, impenitente, franco. Como ella lo dice todo el tiempo. Como si lo dijera en serio cada vez, "Te extraño". Ichigo deja de respirar por completo.

Entonces, Rukia suspira, su voz se vuelve áspera; tenso, “No debería. tienes una vida Una buena. Uno normal. No te las estás arreglando bien en este momento, pero está bien... es un ajuste. ¿Estar aquí contigo, ayudándote soy yo... ayudando con ese ajuste, y tal vez dándome un cierre por mi cuenta? Él cree que la oye tragar, e Ichigo hace todo lo posible por no darse la vuelta, para revelarse que no sabe que ella está allí. Que él pueda oírla.

Luego, dice: “Estoy acostumbrada a decir adiós y sigo intentando volver a casa. Pero siempre termino aquí contigo. Me pregunto por qué es así. Me pregunto si me lo dirás. Y luego, hay una ligereza en su tono, un humor que es agridulce.

Por un tiempo, no hay nada más, e Ichigo deja marcas en forma de medialuna en su palma, su labio atrapado entre sus dientes para evitar que las palabras se derramen aún no aún no aún no aún no  en guerra con un repiqueteo de adrenalina que dice  ella se ha ido ella se ha ido ella se ha ido .

Pero sus siguientes palabras vienen, apenas un susurro en la noche que él casi no capta; que atrapa su corazón y lo acuna, frágil y precioso y el de  ella siempre suyo , “Siento que te conozco de toda la vida, como que te conozco de todas las vidas. ¿No es horrible? Te conozco, pero nunca llego a mantenerte. Antes, con una risa que suena como un sollozo, Rukia bromea: "Tal vez en la próxima vida, ¿ne?"

Esta vida,  Ichigo le insiste al fantasma de ella, con los ojos bien cerrados y la esperanza de que ella lo escuche, que no se dé por vencida con él. Te veré de nuevo en esta vida, Rukia. Iré a buscarte. Y cada vida después de eso. Los que sean necesarios. Solo espera. Solo espera. Iré a buscarte.