Y escribo para recordarme las razones por las que te mentí, por las que viéndote a los ojos fui capaz de romperte, porque algún día cuando ya me hayas olvidado, cuando no te afecte el pasado, tal vez escuches mis letras, y mi música se aparezca en medio de tus días y solo así entiendas que ni Ksenya, ni ningún otro ser humano está conectado con mis fibras como tú, que nadie sería capaz de lograr que mi amor por ti cese.

Porque incluso cuando pasen cien años y ninguna de las dos respire, allí estaré yo, dibujándote desde mi planeta, o buscándote en otro distinto donde me toque vivir, donde me toque aprender a amarte, aprender a no desesperarme por el fin de lo nuestro. Porque cuando todo se acaba, otra historia vuelve a empezar.

Tú eres la historia que comienza cuando termina. Eres el sueño que siempre aparece y te veré cada noche, y te haré mía en mis cuadros, pintándote cerca y no ausente, pintándote conmigo en una realidad en donde mi cariño no te hace daño.

Antes de ti y de mí,
antes de nosotras,
antes incluso de que pudiéramos recordar,
antes solo había vacío.

Se formó todo lo que conocemos
dentro de una estrella que explosionó,
y eso es lo que acaba de pasar con nosotras.

Porque aunque todo quedó carente de sentido,
después de ese estallido, míranos.
Seguimos existiendo.
Y es eso lo que me repito
como estrategia para entender
que por más difícil que resulte,
sí puedo vivir sin ti.

Habrá alguien que te querrá,

y tú le querrás,

pero no seré yo,

que te amaré

incluso cuando ya no me ames.

Que estoy dando la vida por ti,

despidiéndome,

como acto de amor.

Y no me siento orgullosa de ser humana. No me siento feliz de haber nacido aquí siendo parte de la especie que lo destruye todo, que machaca la tierra, que lanza bombas y aplasta ciudades aniquilando niños. Y no me siento mal por haber querido irme a mi planeta. Antes de ti, lo tenía claro. Me miraba en el espejo y no veía a Sophia Pierce. Veía a la humana cuya especie de hermanos asesinan animales por disfrute, y malgastan el agua, y dañan las playas volviéndose expertos en producir basura. Nos convertimos en bazofias, en misiles, en residuos, en destrucción. Y por primera vez quiero explicar que mi problema no es con este planeta, sino con los que lo lideran hasta aniquilarlo. Mi problema es con los que piensan que es infinito y no tienen consciencia espiritual para saber que lo que hacen no solo maltrata a la tierra, sino a la gran casa que es nuestro universo, y quisiera que un día ya no me doliera, como si estuviera conectada con la raíz, con cada semilla, con el árbol, con el mar, y con las almas que han sido vejadas.

Y la vergüenza es verlos correr como unas almas que dejaron de ser almas y son presas de su cuerpo y los deseos del mismo. Que utilizan su dinero comprándolo todo, en un mundo en el que vale más el poder que la justicia.

Mi problema jamás fue con la tierra, mi problema es ser parte del problema y no hacer nada. Pero te cuento todo esto a ti, Julie, porque contigo empecé a querer esta raza. Porque no todos los humanos son iguales, porque hay gente buena que actúa en silencio como cuando defendiste a Britanny de esos racistas y pensabas que me pondría celosa y yo solo te abracé. Como cuando defendiste a mis hermanos de los policías y apenas te conocía pero supe que eras parte del % que valía la pena.

Y te vi despertarte en la madrugada luego de estudiar sin descanso, solo porque mi hermanito no quería que yo lo durmiera, él te quería a ti. Y te vi darle un lado en la cama y contarle una historia. Yo lo recuerdo y te recuerdo, él te dijo que su mejor amigo quería ser niña, pero era un niño. Te dijo que lo golpearon en la escuela y que a él también por defenderlo. Te dijo que tenía miedo por si en algún momento quisiera ser algo que los otros no comprendieran.

El capricho de amarteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora