69. La niña débil y la mujer preciosa

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Todo da vueltas para mi, los carros que se suponen van en línea recta según mi perspectiva van de un lado a otro. Las personas que es lógico que van sobre la acera, algunas veces van sobre las paredes o se ven borrosas para mi. No sé hacia donde voy, tampoco sé si estoy respirando bien pero lo único que me asegura que estoy viva es la quemazón en mi mano donde aún tengo la invitación de la boda del chico que amo.

Ese dolor... este dolor, no lo quiero sentir más.

- ¡Alesara!, ¡¿estás bien?!

- No, John - lloro más fuerte al ver su cara con claridad - duele mucho, muchísimo.

Él me abraza y me lleva a su carro.

No se en que momento se estacionó aquí afuera, creí que lo había dejado en el parqueo de la falsa Torre, pero agradezco que lo haya traído hasta aquí. No quiero que nadie más, aparte de los ciudadanos de Los Ángeles, me vea de esta manera. Me sube al asiento de copiloto y segundos después se sube él de piloto, se encarga de ponerme el cinturón mientras yo sigo llorando apretando la invitación entre mis manos.

Acelera llevándome lejos de ahí.

No puedo creer que Dierik le haya dicho a Mariana la vez que estuve con él, confíe en él. La traición duele más de lo que imagine. Quizá mi madre tenía razón después de todo, los hombres son malos y peligrosos pero ahora es demasiado tarde para comprender. Cuando abro los ojos y veo a mi alrededor, noto que llegamos al apartamento de John, el mismo donde me trajo cuando tuve mi accidente con el período. Bajamos del carro cuando se estaciona en el parqueo subterráneo, me sostiene aún dentro del ascensor y bajamos al llegar a su piso.

Me limpio las lágrimas cuando entramos al apartamento.

- ¿Qué ha pasado, Alesara? - me ayuda a sentarme y él se queda parado frente mía con una cara seria - necesito saber lo que pasa si quieres que te ayude.

- Esto - digo en un susurro dándole la invitación.

Él frunce el ceño pero lo lee.

Cuando termina de inspeccionar la invitación, le cuento todo, absolutamente todo. Excepto lo que logré recordar de Diana. En algún momento mientras seguía contando lo que había pasado durante estos meses, tomó asiento junto a mi en el sillón y me dejó llorar en algunas partes de la historia. John siendo muy paciente y comprensivo me espera, me mantiene abrazada y me transmite esa seguridad que necesito ahora.

Su suspiro dramático me saca una sonrisa.

- Por lo que veo has tenido una aventura digna para ser telenovela mexicana - ríe y yo no borro mi sonrisa - lamento mucho lo de Die, pero sí, él es así y siempre lo fue.

- Pensé que conmigo sería diferente.

- El típico error de una típica chica que comienza a conocer la realidad - hace a un lado mi cabello.

- Fue mi culpa - mis ojos vuelven a llenarse de agua - fui muy ingenua, ¿cómo un chico como Dierik podría fijarse en una niña inocente y estúpida como yo?

John niega y toma mi mano.

- El amor de tu vida te verá como la chica más hermosa por dentro y por fuera. No eres estúpida por creer en el amor, eres un ser vivo que tiene un corazón que siente y tu inocencia simplemente te hace ver más preciosa todavía, ¿comprendes? Ninguno de los que te conocemos nos arrepentimos de haberlo hecho, al contrario, nos enorgullece tenerte como amiga.

- Gracias - sonrío y nos separamos un poco, a pesar que sus palabras fueron muy lindas, no me ayuda en mucho a sentirme mejor.

Pero debo ser fuerte.

AtracciónWhere stories live. Discover now