7. Se complicó

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Luces parpadeantes nos reciben, varias meseras con poca ropa se preparan para atender a los señores que ya están despilfarrando su salario, música exótica se escucha por las bocinas; Abraham y yo caminamos hasta el lado este de la casa, donde todo es un poco más tranquilo y donde encontraremos a mi padre.

Le pido que regrese a la chica y nos vamos.

— ¡Die!, ¡hermano! — escuchamos cuando cruzamos la puerta que separa lo formal con lo burdel.

— Adrian — murmuro cansado.

La suerte sin duda no está de mi lado hoy.

— Tengo que contarles algo, vengan — su emoción me parece extraña.

— ¿Haz follado? — Abraham pregunta lo que yo he deducido.

— Trajeron a unas vírgenes, mi padre y George me pidieron entrenar a dos — explica dejando en claro el porqué de su actitud — todavía faltan, pero esas son suyas.

— Paso — decimos al unísono.

Quería tener sexo pero no así.

Ya se me hacia insípido el deseo con oír tantos lamentos y ver llanto al no aguantar el dolor, pero aún así, no pude evitar tener una lucha interna por volver a disfrutar aquella sensación de ser el primero, pero me negaba a seguir dañando; Adrian sirve unos tragos para dárnoslo y toma asiento en uno de los sillones de cuero que hay en la oficina de su padre, Abraham y yo copiamos su acción para conseguir información de Alesara, tomo un trago del whisky sintiendo como me relaja.

Sino voy con ella, Dafne me matará.

— Estoy emocionado — sonríe de oreja a oreja, dejándonos confusos — hace un tiempo conocí a una chica, la deseo desde el primer segundo y, por más que intenté olvidarla, aún sigo con la necesidad de estar con ella.

— Wow, eso es nuevo — su hermano mayor lo mira impresionado — normalmente las olvidas en una hora, ¿quién tiene la mala suerte de tenerte en su camino?

Ambos ríen, aunque saben que no es ironía.

— Claro que tendrá mala suerte, Dios, esa chica va a experimentar las mejores sesiones de sexo de su vida — dice con tanta ilusión — es una angelical virgen, me lo acaban de confirmar.

— ¿Está aquí? — pregunta Abraham y yo juego con el vaso de vidrio.

— Sí, la mandé a traer — Adrian toma un largo trago — es hermosa, me pone loco saber que será mía.

— ¿Quién es? — mi curiosidad no aguanta más.

Él sonríe como un imbécil enamorado.

Quedo tranquilo, solo por el simple hecho que habrá un tiempo sin muertes de mujeres por culpa de él, al fin podría alguien ponerle riendas a Adrien, hay una lista larga de chicas a las que dañó solo para satisfacer sus deseos carnales, solo esperaba que esta chica tuviese una fuerte personalidad. Somos hijos de mafiosos, tenemos fetiches raros en el sexo, ninguno de los que estamos en esta sala es más santo que otro, tenemos nuestras historias y por ello no podía juzgar a nadie.

Hasta ahora.

— Dafne la conoce — empieza y yo quedo quieto de los nervios — le pedí que me la presentara pero se negó.

— Adrian, ¿quién es? — Abraham también se ha puesto tenso.

Ella no puede tener tan mala suerte...

— Alesara Klesler — los ojos del menor del trío brillan — diecinueve años, con un cuerpo maravilloso, sus tetas son tan suaves, cuando las toqué...

AtracciónWhere stories live. Discover now