66. Fuera de casa

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Mis lágrimas caían por mis mejillas y me complicaba todavía más respirar. No podía ponerme de pie, no porque no quisiera, es porque mi madre no me dejaba intentarlo. La mujer que me dio la vida estaba cobrando cada golpe que no me dio en la semana. Pensé que me mataría. Estaba segura que iba hacerlo, me estaba golpeando con ese propósito. Pero no, un ángel detuvo al demonio y me dio la oportunidad de ponerme de pie temblando por tan sorpresivo arrebato.

Aunque tuve que imaginarme que así pasaría.

- ¡Aura, por Dios! - mi padre la toma de los brazos asustado.

- ¡Eres una puta! - grita roja de ira la mujer entre sus brazos - ¡¿cómo te atreves a irte con uno de esos perros?!

Me siento desorientada.

- No sé - murmullo entre los sollozos pero no creo que me entiendan, porque ni yo me entiendo lo que hablo.

- ¿No sabes? - mi madre se suelta pero no se acerca - ¿aún tienes el descaro de mentirme en la cara?, ¡estuviste con Die Hale!.

- Dijiste que te ibas a controlar, Aura - la voz de mi padre suena amenazante.

- No tienes ni un maldito derecho a hablar aquí, Esteban.

Eso... me hizo recordar y orientarme.

- ¿Por qué? - mi voz tiembla por tanto dolor en mi cuerpo - ¿por qué no tiene derecho?

- No me cambies de tema...

- ¡No! - mi grito la interrumpe y me sujeto del respaldo del sillón porque apenas me mantengo en pie - no puedes regañarme, ni castigarme por Dierik cuando tu estuviste con Felix Taylor.

- ¿Ves por qué no debías estar con hombres? - mi madre ríe pero se ahoga en su cólera como yo - ya te lavaron el espacio donde se supone debía ir tu cerebro.

Sujeto mi abdomen al caminar.

- ¿Segura? - me siento mareada - entonces también es mentira que Diana y tú eran mejores amigas y las mejores agentes del CESE, que fueron expulsadas por enamorarse de mafiosos, que Felix es en realidad mi padre. Es mentira, ¿no?

- Porque soy tu madre... - sus ojos están apunto de estallar - sé, por carne propia, lo que te conviene y no, Alesara. Y ese muchacho, Dierik, no es más que un perro que busca solo colarse entre tus piernas.

Ella escupe el nombre de él con rabia e ignora el resto.

- No, él no es así - mis lágrimas no se detienen.

- ¡Por favor, estúpida! - ríe furiosa y mi padre está apunto de explotar también pero esta paralizado tras saber que he descubierto el secreto de mi verdadera paternidad - no puedes creerle, ¿qué?, ¿en un mes ya te tiene más atontada?

- Yo...

- Ni siquiera sabes lo que sientes - niega interrumpiendo - no conoces nada de las personas, seguramente ni sabes que es cariño, no sientes nada por él.

¿Cómo puede decir eso?

- ¡Yo lo amo! - grito a tan solo unos centímetros de su cara y aguantándome el dolor - ¡lo amo más que mi vida!.

- Hija, no sabes lo que dices - mi padre me demuestra que también esta en contra de Dierik.

- Nunca he estado tan segura de algo como lo estoy de lo que siento por él - limpio la sangre que corre de mi nariz - lo amo porque me ha hecho sentir libertad y amor, algo que ninguno de ustedes me ha hecho sentir.

- Por Dios - mi padre bufa.

Y mi madre está confundida.

Más que eso, los dos están enojados y sé que es por él. ¿Qué puedo decir?, no puedo simplemente olvidarlo. Creo que lo he intentado y es inútil. Vuelvo a limpiarme la nariz mientras el sabor metálico de la sangre inunda mi lengua por el labio partido. Mi mano pasea por mi abdomen realmente adolorido y mis piernas tiemblan por no tener fuerza para mantenerme de pie. Mis padres después de verse, suspirar, dar una vuelta y bufar, regresan a pararse frente mía.

AtracciónWhere stories live. Discover now