47. Ángel

301 41 0
                                    

Estoy llorando, tanto por el abandono de Dierik Hale como el inmenso dolor que me retuerce por el suelo, presiono con fuerza mi vientre con ambas manos intentado buscar consuelo o alivio pero no, mis piernas tiemblan por los cólicos y siento que no puedo ni caminar, me arrepiento de haber bebido líquidos fríos. El chico que ofreció ayudarme se ha tardado más de lo que esperaba, provocando que empiece a creer que fue solo una ilusión que me dio, me pongo de pie apoyándome en la base de los lavamanos.

Y es cuando entra alguien.

- ¿Estás bien? - frunce el ceño viéndome confundido - pareces muerta.

- ¿Las encontraste? - susurro sintiendo alivio emocional al verlo.

- Sí - asiente mientras se quita la camisa que tiene puesta - no creo que puedan ayudarte, están borrachas.

- ¿En serio? - lo miro sorprendida.

Pensé que las locuras que decían eran normal.

- Sí, amarrate esto - me da la prenda que se quito - tienes suerte que siempre tenga camisas extra en el carro.

- Pero, puedo mancharla - susurro entre sollozos sintiendo el mismo dolor.

- Es solo sangre - observa mi cuerpo por completo - se quitara con lavarlo.

- Perdón - murmullo amarrando la camisa en mi cintura.

¿Qué haré ahora?

Sin poder evitarlo y de manera inconsciente, mis ojos detallan el abdomen desnudo del chico que me esta ayudando mientras se pone la otra camisa, sin embargo, el dolor no me deja analizar muy bien lo que siento. Ahora viste unos pantalones de mezclilla, zapatos cafés y una camisa blanca, su anterior camisa roja ha sido donada para cubrir el desastre de mi falda; supongo que me dio esta por el color un poco más oscuro, si me hubiera dado la blanca esto sería en vano, me recuesto en la pared empezando a llorar otra vez por el dolor, de verdad que nunca he sentido algo similar.

Su suspiro me indica su impaciencia.

- ¿Dónde vives? - pregunta metiendo sus manos en los bolsillos de su pantalón.

- En Ojai - hablo a como puedo.

- Bien, opto por el plan B - enarca una ceja que alcanzó ver a través del espejo y abre la puerta del baño - vamos.

- ¿A dónde? - camino despacio.

Él sigue manteniendo la puerta abierta.

- A mi casa, pero antes compraremos lo necesario para ti.

- Pero ni sé quién eres - explico mi desconfianza.

- No pensé que fueras a preguntar - ríe burlonamente - me llamo John Clark.

- Uhm, Alesara Klesler - nos damos un apretón de manos, algo muy formal a mi punto de vista - pero no quisiera que me vieran los invitados.

Él bufa.

- Están borrachos, dudo que sepan quienes son ellos mismos - se recuesta en la puerta viéndome - pero tampoco quiero pasar por ahí, así que saldremos por atrás.

- ¿Cómo sé que no me matarás o me vas a secuestrar? - frunzo el ceño pero prometiendo que es la última pregunta que le hago.

En serio necesito irme.

Sus ojos azules se cierran con fuerza mientras deja caer suavemente su cabeza hacia la pared que tiene atrás, pareciera que está posando para una foto de portada de alguna agencia de modelaje, es muy guapo, aunque no tanto como Dierik Hale. Sin esperarlo y agradeciendo tener su camisa amarrada a mi cintura, me toma entre sus brazos y empieza a caminar por algunos pasillos que desconocía del lugar, yo sigo en shock por tal atrevimiento.

AtracciónKde žijí příběhy. Začni objevovat