43. Esen.

4K 331 94
                                    

43.

Este capítulo contiene descripciones explícitas de contenido sexual.

Esa mañana me levanté muy temprano, antes de que las luces se encendieran, antes de la alarma del día, elegí un conjunto deportivo y me hice una coleta alta.

Luego salí dispuesta a escapar de la mansión.

Corrí por el jardín, intenté mantener el aire para durar el mayor tiempo posible, durante las horas calmas, las hectáreas que rodeaban la mansión de los Karravarath lucían aterradoras, estatuas en mármol y cemento creaban sombras tenebrosas con la poca luz que llegaba de algunos reflectores aún prendidos en el apagón ─aunque no deberían─, bajé por unas escaleras de piedra, continué, esquivé un gran laberinto de ligustrina que debía tener al menos dos metros y medio de alto.

Lo bueno para mí, era que sus caminos seguían estando marcados por empedrados.

Sabía que tendría que llegar hasta el río, desde ahí podría tomar un transporte hasta el tren y de ahí al tercer círculo, no me importaba si tenía que meterme de contrabando, iba a bajar a Val Trael.

Desgraciadamente, mis planes se vieron truncados cuando un hombre pelirrojo de dos metros se metió delante de mí.

᯽• ────── ೫ ────── •᯽

El seguridad de los Karravarath me arrastró, prácticamente, hasta una habitación en el tercer piso.

No sabía por qué todavía no conocía esa ala de la mansión donde me llevaron, por un momento me entró el pánico.
Mi cerebro me acorraló con la idea de lo fácil que sería para Eliseo Karravarath mentir que me había caído en el río o que quizás había vuelto a Val Trael, para después arrastrarme detrás de la puerta de hierro.

Sí me sentí un poco más segura cuando Constantino entró en la habitación, no mucho más al notar su temple inescrutable y expresión rígida.

──Siéntate ──ordenó.

Los empleados abandonaron la habitación, dejándonos solos.

Cambié el peso de un pie a otro.

──¿Dónde está Feriza? ──exigí.

──En su cuarto, con su familia, como siempre ──me cortó.

No insistí para verla, ya no, él no me dejó hablar con ella la noche anterior y fue claro respecto de que no podría hacerlo por lo pronto.

Feriza me había mentido, por años, y ciertamente todavía no estaba del todo segura sobre volver a confiar en ella.

Era como si hubiera sido amiga de un espejismo, desconfiaba incluso de que fuera casualidad el hecho de que habíamos coincidido.

Quería confiar en ella, podría hacerlo, aferrarme a cualquier cosa, pero necesitaba que me ofreciera al menos una buena mentira.

──Esen ──remarcó──. Siéntate.

Después de un momento, lo hice.

──Me mentiste.

──Feriza lleva años desaparecida, que estuviera contigo fue una casualidad.

Trono de Cuervos Where stories live. Discover now