31. Raizel.

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31.

Compartir un secreto con alguien y la complicidad que eso conlleva te brinda una cercanía especial.

De pequeña siempre me había guiado por nada más que mi curiosidad innata, y las cosas prohibidas la despertaban con la eficacia de un cerillo.

Al crecer en un pueblo lleno de restricciones mi instinto estuvo todo el día a prueba, pero en mi tiempo en Senylia aprendí que algunas veces era mejor simplemente dejar la caja cerrada.

Con Cavale, volvía a sentir ese increíble deseo de saciar mi curiosidad, quizás porque era un espécimen extraño, tan cínico y rebelde como conformista, atrapado bajo el yugo de un ser que detestaba y normas que aborrecía aun más.

Senylia era la ciudad en donde nunca amanecía, por donde podrían pasar mortales que quizás nunca verían el sol, e inmortales que pasarían por años hasta verlo otra vez, acostumbrándose solo a su recuerdo.
Por los primeros días me había acrecentado esa sensación de estar sumida en un sueño, con el tiempo la espesura del cielo se iba pareciendo más y más a una cárcel.

Terminé de peinar mi cabello frente al espejo, una vez estuvo listo, cayendo de una forma prolija y no desenfrenada, decidí que ya estábamos listos para irnos.

Cavale estaba sentado en la cama, observándome con ojos perezosos.

──¿Ya está lista la reina?

Rodé los ojos.

──Yo saldré primero, tú espera unos diez o veinte minutos antes de irte, para no salir juntos.

Me acerqué a la cama, chasqueé los dedos frente a él, que seguía con la mirada obnubilada.

Cavale aprovechó esto para sujetar mi nuca y me besó de forma larga, extendí el beso, saboreando el gusto suave de su lengua, coloqué mis rodillas sobre el colchón mientras él sujetaba mi cabello para alejarlo de mi rostro.

──Me gusta este lugar ──dijo después de un tiempo, sin alejar sus ojos de mí.

──No hay cámaras ──noté.

──No ──repitió, su mano trazó un camino por mi brazo, solo manteniéndose ahí.

Luego de un momento decidí que, después de todo, seguía siendo la chica curiosa que quería abrir la caja.

──¿Cómo llegaste aquí? ──Fui directo al punto.

Me contempló un tiempo largo, sus ojos dispares, marrón y celeste, me analizaron con detenimiento.

──La Gex donde vivía fue atacada, recuerdo muy poco porque solo era un crío ──explicó──. Solo recuerdo gente corriendo y chillidos de animales, si hace algún sentido, mi madre me metió en una trampilla debajo del suelo, no sé cuánto estuve ahí, solo se escuchaban gruñidos y los gritos de las personas en el pueblo.

»Un soldado de los Centinelas me sacó cuando todo ya había pasado, estaban los camiones, llenos de tropas con el logo de las empresas Karravarath.

──Te salvaron ──entendí.

Frunció el ceño en molestia.

Trono de Cuervos Όπου ζουν οι ιστορίες. Ανακάλυψε τώρα