CAPÍTULO 12

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Estaba helando dentro del auto, la noche se había nublado y nevando sobre la ciudad, el auto estaba congelado de los vidrios con una leve capa de hielo. Pudiera que en otro momento de su vida no lo hubiera afectado, pero hoy no era ese día.

Elsa estaba dormida en el otro asiento dándole la espalda al castaño que evidentemente no podía dormir. El frío lo había despertado pocos minutos después de haberse dormido y por más que se removía o juntaba sus manos no parecía haber diferencia. Su dientes empezaron a tiritar y no conseguía controlar el leve temblor de su cuerpo.

-¿Jack? -Escuchó la suave voz de la platinada al girar y tallar su ojo - ¿Qué te pasa? Estás temblando mucho ¿Es la herida? ¿No la curé bien?

-N-No es e-eso -Intentó calmar su tartamudeo de frío - Esto-toy bien, sólo hace un poco de fr-frío.

-Tienes los labios muy pálidos y tus mejillas....-Elsa estiró su mano para acariciar su mejilla helada, miró después al exterior del auto algunas luces a lo lejos en la carretera - Muévete, déjame conducir.

-De ve-verdad no es nada, puedo-do aguantar a ma-mañana.

-O tú te quitas o yo lo hago.

-Puedo yo ha-hacerlo.

-Tienes los dedos helando, déjame a mí -Elsa se recorrió sobre el asiento de Jack para sentarse sobre su regazo. El castaño no dijo nada y sólo miró a un costado - ¿Y bien? ¿Te mueves?

-¿Y si me quedo aquí? Increíblemente tú estás tibia.

Elsa giró con levedad su perfil para sonreírle con media sonrisa, Jack sonrió a medias temblando y prefirió removerse para pasarse al asiento de copiloto. El auto avanzó unos kilómetros con la platinada guiándolo a lugares no muy llamativos, lo que quería era llegar a un motel para esta noche.

Aparcó en el estacionamiento de uno que estaba con luces tenues blancas y llena de macetas enormes con arbolitos sin hojas y pura rama.

-Ven, llegamos.

-Tengo muy po-poco din....

-Yo me encargo de lo demás.

Ambos bajaron y caminaron a la recepción, detrás de una computadora y una taza de chocolate caliente estaba una señorita castaña con lentes.

-Buenas noches ¿Tiene dos habitaciones? -Preguntó ella. Jack intentaba quedar del otro perfil de vista para evitar que viera la chamarra manchada de sangre del disparo.

-Cuenta con una, están en mantenimiento la mayoría -Respondió a secas la mujer.

Jack miró a Elsa que ella seguía mirando a la señorita.

-Puedo aguantar.....

-La tomamos -Respondió la platinada ignorando al peliblanco.

Dejó el pago sobre el escritorio para que le entregaran la llave, ambos se encaminaron a una habitación con vista a una zona de área común con comedores, un patio para ejercitarse y una pequeña tienda cerrada.

Entraron a la habitación y Jack internamente agradeció lo acogedora que estaba. La platinada miró la cama matrimonial, el suelo alfombrado, la televisión frente a la cama y la puerta que conducía al baño y al vestidor.

-¿Sabes? Yo podría....

-Necesito entrar al baño -Elsa no lo dejó terminar cuando cerró la habitación y encaminarse al otro lado.

Lavó sus manos y remojó su cara para calmarse pues dentro sabía que las pesadillas estarían alteradas de estar en el mismo cuarto con Jack.

Miró su reflejo en el espejo y se dio cuenta de sus pupilas ámbar, por lo tanto cerró los ojos con fuerza para contenerlas.

Tras Nuestras Sombras. JelsaWhere stories live. Discover now