CAPÍTULO 1

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-Lo prometiste, hazlo antes de que algo más terrible suceda.

Las imágenes volvían con más fuerza, las voces y las mismas oraciones susurraban en el eco de su mente. Quería rechazarlas, obstruirlas o no darles importancia suficiente, pero siempre la toman desprevenida en diferentes noches.

-Anda ¡Hazlo!

-Te am.....

Despertó queriendo evitar lo que continuaba, aquella parte que le aterraba tanto de sus sueños en su memoria. Llevó una mano al pecho para asegurarse que estaba bien, que él no le hizo daño y que no lo volvería a hacer.

Estaba dormida en una habitación de un motel del que se encargó a pagar con algunos robos discretos de algunos bolsillos y a unas propiedades. La ventana a lado de la cama exponía las sombras de la nieve que caía al cristal. Cre

Se abrazó a ella misma pegando sus piernas a su pecho para calmar su mente, necesitaba serenarse o esa oscura energía llegaría a controlar su mente y por lo tanto a sus acciones.

Quería desaparecer, sólo quería vivir en paz.

En la gran ciudad de Nueva York, en medio de un bar donde habían hombres en el suelo con disparos.

Vidrios rotos y mesas tumbadas.

Pareciera que fuera una escena abandonada, pero no fue así cuando de la puerta de la cocina salió volando de espalda un hombre con golpes y heridas en el rostro y cuerpo.

De la cocina emergió la figura de este hombre castaño recargando su arma, saltó con agilidad la barra del bar para caer encima de la espalda del hombre que intentaba escapar.

-Te dije que te daba todo el dinero que quisieras ¡¿Qué más quieres?! -El hombre le gritó adolorido y desesperado.

El castaño vestía de pantalones negros parecido al militar, botillas del mismo estilo negros y una playera negra de mangas largas.

Se agachó para ponerle la pistola en su nuca.

-Yo quisiera que devolvieras la vida de todas esas mujeres que secuestraste y abusaste – Recargó – Pero lo menos que podría hacer es enviarte con tu gente.

-¡No! ¡Espera! ¡Podemos.....

Pero no siguió hablando porque el castaño le disparó al cráneo.

Su pecho y mano en arma quedaron salpicados de la sangre de este hombre, se irguió para salir por atrás mientras tomaba una servilleta de tela de la barra para limpiarse con calma.

Escuchó las sirenas de policía acercándose, pero no se preocupó, pues cuando salió a una calle caminó sin preocupaciones y colocándose una gorra de beisbol que llevaba doblada en su bolsillo.

Subió a su motocicleta mirando una lista con fotografías tachadas, una la tachó dándose cuenta que había puesto fin a las cabezas al mando de un grupo de mafia.

La lluvia había comenzado a caer en las calles, por lo que este se apresuró a ponerse su casco al quitarse su gorra y arrancar.

Por la mañana le hubiera gustado despertar con calma y descansado, pero nada de eso fue lo que sucedió. Su noche estuvo acalorado, sofocante e inquieto por encontrar una posición adecuada.

Tomó una ducha y se vistió de pantalones marrones con botillas de una tonalidad más oscura. Una playera gris y encima una chamarra negra.

Apenas había gente en las calles al comienzo de la mañana cuando el castaño salió del edificio del apartamento donde vive. Caminó una cuadra sin necesidad de llevar su motocicleta para llegar a la puerta de su taller mecánico.

Tras Nuestras Sombras. JelsaWhere stories live. Discover now