YOUNG BLOOD (Haechan y tú)

32 / HOODIE

PD: Hoodie es igual a una sudadera, buzo con capucha, suéter etc.

El día martes por la tarde había tenido que ir de emergencia a comprar shampoo y productos para el cabello que había olvidado. Era una zona de comerciantes por tanto habían bastantes tiendas y decidí vitrinear, después de todo jamás lo había hecho.

En un escaparte de una tienda vi un hoodie color rojo con un osito bordado, era el mismo que Haechan tenía de sticker pegado en su caja de audífonos. Imaginarme al chico con el hoodie puesto era realmente adorable por lo que me decidí a comprarlo.

          —Hola, quiero comprar el hoodie rojo con el osito bordado ¿Lo tendrá en talla L? —pregunté.

          —Sí, claro ¡Yejun tráeme el osito en ele! —gritó la señora—. Este modelo lo llevan muchos adolescentes actualmente ¿Cuántos años tiene su hijo? La ele es grande.

Me quedé perpleja ante su pregunta.

          —¡Ah... no, yo no tengo hijos! —repliqué.

          —Sí, puedo ver que es joven —rio ella.

Llegó una chica con el hoodie y se lo entregó a la señora, ella rápidamente me lo enseño.

          —¿Es para su sobrino o algo así? Se le verá muy lindo.

No pude evitar atragantarme con mi propia saliva.

          —Sí, está bien este. Lo quiero.

          —Bien, le encantará. Pasemos por caja.

Sin decir algo más, pagué y salí del local.

Mis sentimientos al salir de esa tienda fueron tan confusos, tan fuertes y tan desalentadores. Siempre que intentaba pensar en que todo saldría bien, algo venía y derrumbaba esa idea. Yo sabía que estaba mal, cada día al despertar mi conciencia me lo recordaba.

Pero era tan egoísta que no quería dejarlo.

Me aterraba también que el chico supiera como me sentía, de seguro yo estaba cayendo más rápido que él.

Era tan precioso a mis ojos que no quería arruinarlo.

Pero no iba a decirle más, no iba a decirle nunca como me sentía porque no quería ilusionarlo ya que sabía que no tenía caso pensar en un futuro.

          —Ya casi se acerca el aniversario de la escuela —me comentó Dohwan mientras almorzábamos—. Cada año todas las clases tienen concursos para divertirse y los premios son increíbles.

          —¿De verdad? ¿Cómo qué?

          —Una vez dieron dinero por alumno, me comentaron que una vez también a los ganadores los llevaron a Jeju y así...

          —¡Woah, que increíble! —exclamé—. Supongo que este año será igual de genial.

          —Sí, supongo que tendremos una reunión pronto por ese asunto. Ya sabe, es el cinco de Septiembre —asintió— Lo más probable que me dejen mucho trabajo ¿sería mucha molestia si pido su ayuda?.

          —No, no, para nada. Lo ayudaré feliz —asentí mientras le entregaba un pañuelo.

Ambos reímos.

Después de terminar las clases el día miércoles me encontraba en el salón de maestros ordenando unas cosas. El docente Dohwan entró a la sala y comenzamos a hablar.