3 / TALLER DE ESPAÑOL

127 14 0
                                    


El profesor era guapo y se avergonzaba, yo ya parecía adolescente recién enamorada. Olvidé el asunto y recogí mis últimas cosas, estaban a punto de tocar el timbre para entrar a clases y no podía llegar tarde.

Al escuchar el timbre salí del salón de profesores con mis cosas en las manos.

          —¡Profesora!, la ayudaré —Donghyuk estaba justo fuera del salón de clases esperando con las manos tras su espalda.

Lee me ayudó a llevar mis cuadernos, apuntes y materiales para la próxima clase. Durante las clases era un joven muy animado, preguntaba cada duda que tenía e incluso aportaba ayudando a los compañeros que no entendían o les costaba un poco ahorrándome así un poco de tiempo. Era un niño muy atento, empático y caballeroso con su entorno.

Cada día que pasaba era cada vez más curioso, preguntaba que cosa comía en mi país, si es que el agua giraba hacia el mismo lado que aquí, e incluso preguntó si la gente de mi país bailaba samba todo el día. En los almuerzos a menudo me encontraba y se sentaba a mi lado preguntando un montón de cosas más.

          —Terminé la tarea ¿me la revisará? —preguntó Donghyuck.

          —A ver —comencé a revisar cada frase. Tan inteligente que se equivocaba en las cosas más pequeñas— Aquí, Well es un adverbio, describe al verbo. Por lo tanto aquí es correcto "Good" quien es un adjetivo y describe a los sustantivos. Corrígelo y me lo traes de vuelta.

          —Oh... aquí tengo mi lápiz —borró lo que había escrito y lo corrigió como lo sugerí— Bien, ¿ahora me pondrá ese revisado? —sonrío el pelirrojo.

          —Lo haré.

Después de terminar el horario de clases me dirigí al salón olvidado del taller de español, era triste saber que a nadie le interesaba mi idioma. Abrí la cerradura con la llave que había obtenido y observé el lugar abandonado, no estaba del todo sucio en realidad. Separé las persianas, abrí las ventanas y dejé que el lugar se ventilara. Comencé por ordenar las sillas que estaban todas montadas unas encima de otras, así poniéndolas en forma para armar un círculo. De seguro no iban a venir muchos alumnos y por otro lado prefería algo más íntimo, más cercano y más práctico para charlar y hacer todo más didáctico.

          —¿Qué hace profesora? —oí preguntar a un alumno. Me giré a ver.

          —Claro, Lee, lo supuse. ¿No tiene que ir a casa ya?

          —Sí... bien, en realidad estoy castigado...

          —¿Quién te castigo?

         —El profesor Woo Dohwan. Es que no quise ayudar a aguardar las pelotas de fútbol...

          —Dios, vuelve entonces. Será peor si te encuentra perdiendo el tiempo.

          —Pero no lo estoy perdiendo, la estoy ayudando profesora —dijo mientras tomaba la escoba.

          —Alumno Lee, no le pedí su ayuda. Ahora vuelva y hágale caso a su profesor, debe estar buscándolo. Sea obediente, ya no es un niño pequeño.

          —Yo solo quiero ayudarla...

          —Así que aquí te escondes Donghyuck, te saldrá caro. ¿La está molestando profesora?

          —¿Mm?, oh, no. Le estaba preguntando que hacía por aquí —le sonreí.

          —Yo también me lo pregunto —dijo mirando a Donghyuck— Vamos.

          —En realidad la profesora necesita ayuda aquí y pensé en ayudarla —dijo el pelirrojo.

          —¿En serio?, pues bien —dijo el profesor. Donghyck lo miro con una sonrisa en sus labios— Tú ve a guardar los balones mientras yo le ayudo a la profesora aquí.

El chico dejo de sonreír y lo miro molesto. El profesor entro al salón y le pidió otra vez a Donghyck que fuera a hacer lo que le había pedido, a lo cual el chico puso una mueca de molesto y se largó lentamente.

          —¿Piensas abrir el taller de español? —me preguntó el profesor mientras me ayudaba con la sillas.

          —Eso planeo. Al menos quiero motivar a los alumnos a aprender otros idiomas... el español no es fácil pero puedes usarlo por toda Latinoamérica y además es divertido.

          —Yo sé "señorita" y "hola" —sonrió— Es lo único que recuerdo del poco español que aprendí en la escuela.

          —Que lindo —reí— Me refiero, digo, es genial que sepas esas palabras. Hay personas que no saben ni siquiera una.

          —Nah, no es genial, debería saber más. Lo genial es que tú sepas hablar coreano perfectamente. Me sorprendió bastante al oírte el primer día.

          —Me gustan los idiomas. Incluso he estado pensando en aprender chino. Sé que es difícil pero no es imposible.

          —¡Wow!, genial. Yo sólo se de ejercicios...

          —Pues no me haría nada mal aprender algunos —reí.

El río conmigo y fue lo más natural entre nosotros. De verdad era agradable, no solo contaba con una cara bonita sino su personalidad también lo era.

Me ayudó bastante a dejar el salón muy brillante, todo ordenado. Me disculpé por haberlo retenido por media hora más de su horario de trabajo, pues no tenía que haberlo hecho. Pero si no hubiera sido por Donghyck, no hubiera tenido una conversación a solas como la tuve durante esa tarde luego de los horarios de clase.

           —De nuevo gracias, me ayudaste un montón.

          —No fue nada. Gracias a ti motivaré a mis alumnos a estudiar idiomas, te lo prometo.

          —Eso sería más que perfecto —sonreí emocionada.

El profesor Woo Dohwan se despidió algunas veces más y luego se fue. Me quedé un rato en el salón descansando, pues no solía moverme mucho en realidad.

Me quedé de pronto en un recuerdo de mis tiempos de escuela. Recordando así los chicos que me habían gustado y todo lo que había hecho para que ellos me notaran. Nunca fui popular ni nada por estilo así que jamás destaqué mucho, de seguro algunos chicos jamás se dieron cuenta de lo mucho que me gustaban.

          —¿Aún está aquí profesora? —la voz de Donghyck me sacó del bucle.

          —Yo podría decir lo mismo sobre ti.

          —Bueno... tengo que esperar a mi abuelo que está en su oficina resolviendo unos asuntos...

         —Pensé que tenías chófer propio o algo así.

          —La verdad si tenemos, pero hoy debo ir con él a otro sitio —sonrió el pelirrojo— Iremos a ver a mi abuela.

          —¡Oh... de seguro es tan agradable como tu abuelo! —intuí.

          —Sí, así era —respondió con una voz suave.

YOUNG BLOOD (Haechan y tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora