29 / ¿PUEDO VISITARTE?

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Había tardado en llegar, nos habíamos quedado hablando incluso antes de bajar de su vehículo.

Cuando salí del ascensor me puse tensa, pero no creía, no podía estar ahí aún. Yo sabía que no era un chico tonto, pero sí sabía que era persistente.

En mi teléfono marcaban las seis de la tarde en punto, hora perfecta de baño.

Cuando giré por el pasillo y miré noté que en realdad no había nadie ahí esperando y pude respirar en paz. Entré a casa y dejé mis cosas en la mesa de café. Ordené todo y entré a la tina, últimamente la había estado utilizando con mis bombas de baño, sales especiales. Realmente me relajaba mientras escuchaba música.

¿Realmente me dejarás fuera?

Noona, te estoy esperando

¿Podrías al menos responderme?

Esos habían sido los últimos mensajes del pelirrojo exactamente enviados a las cinco y cuarenta, yo siquiera había querido abrir la aplicación del chat para no darle esperanzas.

Después de todo yo tenía derecho a salir con quien quisiera y llegar a la hora que estimaba conveniente, nada me detenía.

Haechan y yo no estábamos casados, ni lo estaríamos.

Haechan y yo no éramos novios ni lo seríamos.

Haechan y yo no éramos pareja, ni lo seríamos.

Al quitarme la ropa noté un suave olor distinto, olía al perfume de Dohwan. Realmente su vehículo olía completamente a él y por lo que veía usaba uno bueno ya que se adhería a las cosas fácilmente.

No pude evitar oler mi ropa un par de veces más.

Mientras disfrutaba mi baño oí mi teléfono quedarse en silencio, detuvo la música. Cuando lo miré vi que había comenzado a vibrar. Era Haechan.

¿Sí?

Noona... —escuché una respiración— ¿Estás bien?

Claro, ¿por qué no lo estaría?

¿Estás sola?

Sí, estoy dándome un baño en casa

Y así terminó la llamada, repentinamente. A pesar de sostener unos segundos más el teléfono en mis manos, no hubo un llamado de vuelta. Como si lo hubiera hecho con intensión.

Me quedé mirando la foto que le había tomado al pelirrojo cuando se había quedado dormido en mi pecho, como un bebé. El cabello reposaba en su frente, sus pestañas descansaban en su mejilla lindamente y su labios eran tan brillantes y pomposos.

Era lindo.

Cuando caí en cuenta me había quedado demasiado tiempo viendo la foto, el agua ya no estaba tan cálida. Terminé de bañarme rápidamente y salí del baño, con teléfono en mano iba cantando la canción que se reproducía en ese momento "in your eyes; the weeknd". Podía cantar mal pero lo hacía con sentimiento, era realmente apasionada.

Mi teléfono guardó silencio de pronto, lo miré y estaba el nombre "Haechan". Nuevamente estaba llamando.

¿Sí?

¿Puedo visitarte?

¿No es muy tarde?

¿Puedo visitarte?

Bien, puedes visitarme. Solo un poco

La llamada fue cortada nuevamente de manera inesperada, no lo entendía. Un "knock, knock" sonó en la puerta principal, como una estúpida el corazón se me había acelerado. Por la mirilla confirmaba que era el pelirrojo que no era pelirrojo actualmente.

          —¿Hace cuanto estás aquí fuera? —fue lo que pregunté al abrir.

          —Mm... como hace diez minutos —respondió mirando hacia el cielo del pasillo—. ¿Puedo pasar?

Abrí la puerta completamente y lo dejé entrar, una vez miré que no hubiera algún fisgón por el pasillo entonces cerré la puerta con seguro.

El chico había tomado asiento en el sofá y parecía triste o serio, su postura no era la habitual.

          —¿Estás bien? —le pregunté después de sentarme a su lado.

El chico me miró fijamente, pestañeaba de una manera mas lenta de lo normal y suspiraba. Su pecho se infló un par de veces hasta el limite. Abría su boca como para decir algo pero al segundo pasaba la punta de su lengua por las comisuras y desviaba la mirada. Rascaba su cuello, se llevaba su mano para jugar con sus labios pero no decía ni una palabra.

Lindo.

Era demasiado adorable.

          —Si tienes algo que decir es mejor que lo hagas —agregué.

          —Cuando dije que me gustabas no lo decía en broma —confesó. Su mano llego a mi mejilla y acariciaba con su pulgar suavemente—. Noona, ¿te gusta el maestro?

          —¿Dohwan? —pregunté.

          —Sí, Dohwan —replicó.

          —Es cierto que me parece guapo, pero respondiendo a tu pregunta, no, no me gusta románticamente —confesé—. ¿Por qué?

          —¿Y yo? —preguntó con una expresión inocente.

No pude evitar sonreír cuando lo miré, parecía tan curioso y a la vez tan expectante de mis palabras o movimientos.

Pero temía dañarlo.

Me acerqué a él, quedando tan cerca que podía sentir su aroma tan suave. Escuchaba su respiración, podía ver lo nervioso que se ponía. Sus mejillas y orejas ya estaban rojas. Sus ojos me miraban pero luego miraba a otros lugares.

Iba a besarlo, tenía ganas de hacerlo. Aunque al parecer Haechan no quería lo mismo o eso me hizo sentir cuando se alejó, él sabía mis planes y los había arruinado.

Me quedé atónita, no sabía como reaccionar a su rechazo. Lo único que sentí fue mucho calor en mi rostro, no pude evitar encontrar la pared tan interesante.

Noté por el rabillo del ojo al chico cuyo cabello actualmente era color manjar, estaba poniéndose de pie, por tanto me giré aún más para que no me viera. Pero fue inevitable cuando se sentó frente a mí en el brazo del sofá. Solo podía ver sus piernas, se veían realmente lindas con los jeans tan ajustados que traía.

La lujuria tomaba posesión de mí.

Ya había encontrado otra cosa que me gustaba de él.

No me gustaba.

          —Noona ¿yo te gusto? —preguntó—. Me gustaría que al menos dijeras algo.

          —Es lujuria.

          —¿Mm? —preguntó.

No podía creer que había dicho eso en voz alta, simplemente era un idiota. Ni siquiera me había atrevido a mirarlo a los ojos porque el maldito calor que sentía en las mejillas era insoportable. Tragué saliva, no podía dejaba de mirar sus muslos.

          —¿Puedes mirarme?

Preguntó aquello y tomó mi mentón con su mano, hizo así subir mi cabeza rápidamente. Lo miré, nos miramos y sentí mi respiración cortarse. Realmente era muy lindo, no podía negarlo.

Sus labios llamaban a besarlos, decían mi nombre y no podía aguantar. De pronto tenía una nueva necesidad.

Me preguntaba si estaba bien traicionarme, a mi corazón.

Mi teléfono comenzó a sonar y vibrar, al mirar hacia la mesita de noche noté a duras penas el nombre "Dohwan". Sentí que el calor de Haechan se iba e inmediatamente lo miré.

Se había ido.

YOUNG BLOOD (Haechan y tú)Where stories live. Discover now