26 / NO QUIERO QUERERTE

104 11 2
                                    


Siempre intentaba mantenerme al margen, no quería estropear nada. Mis pensamientos siempre habían sido que mi trabajo netamente consistía en enseñar y ayudar a que los mas pequeños aprendieran, eso era todo.

Jamás había pasado por mi mente en pensar en un alumno como más allá que un simple alumno.

Claro, era algo básico de la enseñanza que tuve cuando me formé.

Pero últimamente no dejaba de pensar en mi alumno Lee Donghyuck. En su rostro, su sonrisa y su cabello rojizo.

Me sentía como caída en una trampa, se sentía como si hubiera sido hechizada.

Estaba cegada y eso era algo que me preocupaba demasiado, de echo no había podido dormir correctamente la últimas semanas. El pensarlo tan seguido debía tratarse de algún tipo de hechicería, porque algo definitivamente no se sentía bien.

Era como estar viciada.

          —No puedo creer que nuevamente estés acá.

Como cada día sábado, el pelirrojo venía a visitarme pasado las cinco de la tarde. Había tomado ese mal hábito de pronto. Me hacía muy mal verlo después de clases, pero él no lo entendía.

          —Sí lo soy, realmente soy yo —en un acto valiente tomó mi mano y la puso en su pecho— ¿Lo sientes?

Sí, su corazón estaba latiendo y bastante rápido. El contacto de su pecho con la palma de mi mano trajo consigo calidez acompañado de una sensación de nerviosismo.

Negué con mi cabeza y arrugué su camiseta, por obligación lo hice entrar a casa. Aún había un miedo en mí de ser descubierta por los vecinos con un chico menor.

          —¿Qué se supone que haga contigo? —pregunté para mí misma. Claramente hablé demasiado fuerte.

          —Mm... tal vez abrazarme o no, mejor, besarme —aconsejó el pelirrojo. Al verlo noté su mirada—. ¿No es la mejor idea del mundo?

          —Es la peor idea —confesé—. No quiero quererte, Haechan.

La sonrisa del chico no me decía nada bueno, es más, siempre sonreía con sus labios juntos cuando sabía que había ganado. Ya conocía bastante sus acciones, había empleado demasiado tiempo en mostrarme su personalidad.

          —¿A que se refiere? —preguntó, cambiando así su expresión a una de inocencia pura—. Yo no he hecho nada.

Mis malditos sentimientos me llevaron a hacer lo que había estado tratando de evitar hacía un tiempo. Simplemente él sabía como provocarme o simplemente yo era una idiota que caía con facilidad, no lo sabía, pero sí sabía que había cedido.

Con la mirada fijada en sus ojos me acerqué de forma rápida, tan cerca que podía oler bien su perfume, su shampoo, su aliento a dulce. Parecía haber comido un caramelo de cereza antes de venir.

Atrapé sus labios con los míos, lo besé con suavidad mientras recorría con mi mano su nuca.

Enredaba mis dedos en su suave cabellera rojiza, así dejando el suave aroma en el aire. Aquel aroma era característico de él, solía dejar un rastro cuando se iba o simplemente pasaba por mi costado y yo sabía que era él.

Sin notarlo realmente, me había dado cuenta que habíamos llegado al sofá de mi sala de estar. Habíamos estado besándonos por tanto tiempo, no quería dejarlo y notaba que él tampoco.

Ya podía creer que había tenido novias antes.

Su lengua ya estaba en mí, ya era otro paso más. No había vuelta atrás. No podía alejarlo. Sin embargo, algo pasó y fue él quien se separó de mí repentinamente.

No tenía cara para mirarlo a los ojos, no me sentía preparada.

          —¿Noona, quisieras que te bese? —me preguntó el pelirrojo muy cerca de mi rostro, sentía su calor.

          —¿Enserio me estas preguntando eso ahora?

Miré a los ojos del chico y vi como miraba mis labios atentamente, como un imán. Haechan asintió con su linda cabecita y se acercó lentamente, su respiración estaba acelerada y su aliento olía a dulce aún.

No tardé en sentir su lengua cuando me besó nuevamente. No solo eso me sorprendió, su mano subía por mi pierna a medida que arrastraba su dedo índice por mi muslo. Tomé su mano y la detuve rápidamente antes que pasara a algo más.

          —¿Qué pasa con esta mano? —le dije al dejar de besarnos—. ¿Dónde quedó el inocente Donghyuck?

          —¿Quién dijo que soy inocente? —dijo casi susurrado en mi oído. Al terminar su pregunta mordió el lóbulo de mi oreja y no pude evitar emitir un sonido—. No se equivoque conmigo. Es Haechan, ya le dije.

          —De todas maneras, Haechan. No puedo dejar que avances más —agregué.

El chico tomó mi mano y me ayudo a ponerme de pie, lo seguí como una estúpida. Entramos a mi habitación. Después de soltarme se recostó en mi cama y palmeó a su lado, para ese entonces yo ya entendía la situación.

          —Acabo de decirte que no pasará —mencioné mientras suspiraba e intentaba controlar mi respiración.

Estiró ambas manos en mi dirección, moviendo sus deditos como llamándome. No podía creer que me había vuelto una persona tan idiota, eso me dije al recostarme a su lado.

          —Solo quiero estar así —dijo.

Se había acercado a mí de tal manera que su cabeza reposaba en mi pecho, sus brazos rodeaban mi espalda y estábamos frente a frente. Con mi mano libre acaricié su cabello, era realmente suave y a él parecía gustarle ese tipo de cariño.

          —Pareces un cachorrito —mencioné

          —¿Eh? —preguntó—. No dejes de hacer eso nunca —dijo, su voz se escuchaba ahogada.

         —¿No te asfixiarás así? —reí al escucharlo—. Estas muy dentro.

          —Podría morir aquí, sí, lo haré.

         —¿Ahora que te besé morirás? —pregunté—. Dios... de saber, no hubiera arriesgado tanto.

De manera automática se alejó rápidamente de mí mientras lo escuchaba reír. Cambiamos de posición, pues se aseguro que ahora yo estuviera en su pecho. Su corazón latía realmente rápido y no podía ignorarlo, era realmente tierno.

          —¿Qué harás si mañana me arrepiento y ya no quiero verte? —pregunté.

          —Insistiré, lo haré cada día —replicó rápidamente—. Ya sabe cuan insistente soy. Además, eso no pasará. Ya sé que le gusto.

          —Yo no he dicho algo así.

Rápidamente me alejé de él y me puse a la altura de sus ojos. Me recosté de estómago a la cama mientras lo veía de cerca, era realmente lindo. Sus pestañas me tenían hipnotizadas cuando revoloteaban al pestañar.

          —Noona, me pones realmente nervioso —confesó—. Realmente me gustas.

Llevé mi mano a su mejilla y la acaricié con mi pulgar, ni siquiera lo había pensado antes pero ahora estaba atrapada y no podía evitar tocarlo. Su piel era realmente suave y cálida. Mi pulgar llegó a su labio inferior y lo acaricié suavemente, estaban realmente rojos y brillantes. Siempre había notado que tenía una boca muy particular, la forma de sus labios me gustaban demasiado si me era honesta.

Sin decir más me acerqué a él y comencé a besarlo, buscaba devorar aquellos labios. Él era bastante bueno, realmente sabía lo que hacía.

Sí, se estaba volviendo mi vicio.

YOUNG BLOOD (Haechan y tú)Where stories live. Discover now