31 / UNA NOCHE

113 11 1
                                    



Al final de aquella conversación había entendido que realmente sentía algo por el pelirrojo y no podía negarlo por más tiempo. Ya no podía verlo como un simple estudiante.

La había cagado pero no podía volver el tiempo atrás porque de seguro con alguien como él volvería a insistir hasta lograrlo, eso me lo había dejado realmente claro. Además, con solo mirarlo me derretía. Mi corazón me lo decía.

Después de abrazarnos por un rato sobre el sofá habíamos acordado relajarnos en mi cama.

De la mano fuimos hacia mi habitación, así mismo nos habíamos recostado bajo las mantas de mi cama, yo descansando mi cabeza sobre su brazo. El pelirrojo frotaba su pierna contra la mía, suavemente, pues su piel así era.

Suavemente también acariciaba mi cabello, era demasiado cuidadoso con cada movimiento.

No podía podía concentrarme en lo que estaban dando en la tv.

          —Debo confesar que no he podido dormir bien —comenté.

          —¿Por mí? —preguntó seguido de una risita—. Noona ¿Me odiaste?

          —Tal vez un poco —confesé—. Creo que tengo un vicio, lo siento.

          —¿De qué trata?

En un movimiento audaz, contrajo de pronto el brazo que tenía bajo mi cabeza y me acercó a su cuerpo. Puso su brazo libre en mi espalda y así nos encontrábamos frente a frente. Su piel brillaba por la luz de la tv al igual que uno de sus ojos, pero lo que más brillaba eran sus labios, como si llevara algún tipo de bálsamo.

          —Dios, no puedo. Mierda —reí.

          —¿Por qué maldices? —lo escuché reír.

Tragué saliva, no podía aguantar. Era como sentirse sedienta.

Me acerqué a él un poco más, respiré profundo mientras miraba sus labios. Iba a besarlo en ese momento pero luego me detuve, tenía miedo, no quería ser rechazada nuevamente. Me tensé de pronto y agaché mi cabeza, así toqué con mi frente su nariz.

          —¿Qué pasa? —lo escuché preguntar—. Ya no te ignoraré Noona, no te pongas triste por favor. Lo siento ¿sí?

          —No fui popular en la escuela, jamás. No soy bonita como para destacar. Pero es completamente lo contrario contigo —agregué—. Nadie se me declaró, siempre era yo quien lo hacía. Por eso me sorprende esta situación y vacilo con mis decisiones.

          —Pues son unos idiotas los que te rechazaron —dijo—. A mis ojos, nadie se compara contigo en ningún sentido. Para mí, eres la más hermosa.

          —¿Puedo besarte?

Pregunté suavemente. El chico reaccionó moviendo sus dedos en mi espalda, se había puesto tenso. Sentía que emanaba más calor que antes. Su respiración había cambiado también.

          —Lo siento por esa vez —dijo—. Pero por favor no vuelvas a preguntar algo así. Me hace sentir triste. Puedes comerme si quieres.

Como si me hubieran dado un cupón para canjear toda la ropa que quisiera sin limites, me atreví a dar el paso. Con un poco de fuerza lo presioné para que nos distanciáramos, así subí a horcajadas sobre su cadera.

Por la oscuridad de la habitación no podía definir bien como era su expresión pero supuse que estaba realmente nervioso. Parecía una muñeca que podía manejar, no oponía fuerza.

YOUNG BLOOD (Haechan y tú)Where stories live. Discover now