Alimentación

3.4K 274 41
                                    

*ADVERTENCIA*

El siguiente capítulo contiene interacciones sexuales entre hombres de calibre grueso (Lemon)...Se recomienda la discreción del lector...


Haru

Los primeros 4 días fueron bastante relajados. La convivencia era buena y no había mayores problemas; a menudo tenía que lidiar con las perversiones de Kisumi sobre mi relación con Makoto, pero lograba desentenderme de estas con suma facilidad. Con respecto a Makoto, a menudo tendíamos a quedarnos hasta tarde haciendo cualquier cosa que se nos cruzara, como ver películas o leer sus libros...No mentiré, me agradaba pasar tiempo con Makoto haciendo toda clase de tonterías absurdas, pero...me gustaría que las cosas se...intensificaran...

Era ilógico lo que estaba deseando, puesto que yo le dije que quería tomarme con tiempo las cosas. Desde mi pasada relación con Sousuke, no había tenido ninguna clase de intimidad con otra persona, desde hace casi 4 meses. Kisumi solía hacer sus chistes sobre que el pelicastaño y yo haríamos "bonita pareja", pero Makoto siempre añade:

-"No puedo enamorarme de alguien que es mi comida"

Sé que lo dice en broma para excusarse de los chistes del pelirrosado, pero esas respuestas tocan fibras sensibles en mi corazón recién sanado

...¿Qué podía hacer?...


Era una cálida mañana de Miércoles; Kisumi se había marchado a la universidad y yo no tenía clases, puesto que la práctica se había suspendido por problemas en las regulaciones de la facultad de Psicología, un gigantesco lío burocrático. Makoto estaba en cama, todavía durmiendo, así que no ví menor problema que hacerme algo para comer; al llegar a la cocina y abrir la despensa llena de cosas que supuse el pelirrosado compró, saqué algo de arroz y una lata de caballa suelta que pillé por ahí, sonriendo para mis adentros. No hice nada tan complejo, solo un poco de caballa a la plancha, y al terminar de cocinar, me llevé mi desayuno al sillón y me puse a comer ahí

Había pasado casi una hora desde que terminé de comer y de lavar las cosas que usé; me estaba preocupando de que mi "paciente" aún no se haya levantado de la cama, así que miré el reloj de mi teléfono, encontrándome que era mediodía. Miré intrigado la puerta al final del departamento y pensando en qué podría haberle ocurrido al pelicastaño. Un escalofrío me invadió la columna, pero con la frente en alto, decidí encaminarme a aquella habitación.


Sentí jadeos airosos saliendo del otro lado de la puerta, jadeos de necesidad

-¿¡Estás bien Makoto?!-pregunté preocupado y preparándome mentalmente para lo que se avecinaba. Su respuesta fue un sonido espantosamente gutural, propio de un animal hambriento; este animal estaba reclamando alimento y yo no soy quién para negársela. Abrí la puerta de la habitación y ví al pelicastaño Ghoul luchando ansiosamente por aire. Sus ojos negros y rojos brillaban con una fuerza extraña y aterradora, su boca desprendía dientes afilados, listos para morder mi piel. Me senté a horcajadas sobre su cintura, sintiendo su cuerpo arremeter como loco contra el mío. Me deshice de la camiseta negra que usaba de pijama y acerqué mi cuello y hombro a su boca

-Vamos, muerde-le dije calmadamente, acariciando sus cabellos para tranquilizar su acelerado actuar

Su respiración se regularizó rápidamente y sentí como su lengua y sus labios se deslizaban por mi piel, hasta morder suavemente mi hombro expuesto, dejando correr un torrente de sangre. Sus dientes seguían encajados en mi piel y a menudo dejaba escapar gruñidos por el placer de "comer", a lo que yo respondí gimiendo quedamente por la sensación. Se separó de mi hombro y me miró con un deseo implícito en la mirada; se limpió los rastros de sangre de la boca con su puño cerrado y acercó sus labios a los míos, implantándolos en un beso profundo y con sabor a hierro. Luché por aire mientras un sonrojo se aparecía en mi cara; un ligero mareo por la falta de sangre y un asco por el sabor a óxido que se impregnaba en mi boca. Nos separamos y me tumbó debajo de su cuerpo, mirando sus ojos, que oscilaban entre verde bosque y rojo y negro profundo

-Makoto...¿estás mejor?-inconsciente, mi mano se deslizó por su mejilla, retirando un hilo de saliva que se coló

-Mejor que nunca-respondió mientras se adueñaba de mi boca de nueva cuenta y sus manos se empezaron a colar por mi torso


Sus manos grandes buscaban sentir cada rincón de mi cuerpo, se perdieron varias veces en mi pecho, oprimiendo mis pezones hasta hacerme gritar por la sensación. Tomó mis piernas y se las colocó en los hombros, se acercó a mi rostro y me puso su entrepierna a la altura de mis labios

-¿Sabes que hay que hacer?-me preguntó de forma directa, pero sin perder el tono delicado de siempre. Asentí de forma queda mientras se deshacía del pantalón que usaba para dormir, exponiendo una erección que me heló un poco la sangre. Con miedo a hacer algún movimiento erróneo (y mi pasada, aunque traumática, experiencia en las veces que le hacía mamadas a Sousuke), me llevé su miembro a mi boca, succionando de forma lenta y delicada la punta. Sus jadeos de satisfacción me indicaban que iba por buen camino, pero sentí un escalofrío al sentir como sus manos se posaban en mi cabeza, obligándome a detenerme

-¿Sucede algo?-preguntó él, de forma amable

-No me gusta que me agarren la cabeza, me da arcadas-respondí penoso

-Bueno, es normal tener arcadas; no serías humano si no las tuvieras-añadió Makoto, pero su sonrisa se borró al ver mi semblante tembloroso-¿Involucra algo de tu pasado?-preguntó, a lo que rápidamente asentí-Esta bien, lo harás a tu ritmo-me besó suavemente la cabeza y continué con mi labor, sacando y metiendo ese falo en lo más profundo que mi garganta me lo permitía. Duramos un breve rato así, hasta que el pelicastaño me detuvo y tiró suavemente de los pantalones de franela que llevaba puestos, hasta exponerme completamente bajo su atenta mirada-Fueron tantos meses, en los que deseé tenerte así, solo para mí-sonrió mientras llevaba su miembro a mi entrada. Una intromisión dolorosa, pero soportable fue lo que dio inicio a un acto por demás guiado de instintos y necesidades. Sus embestidas eran certeras, pero delicadas; no aumentaba el ritmo a no ser que yo se lo pidiera. Nuestras bocas se juntaban y dejaban escapar varios gemidos y jadeos airosos, propios de la excitación del momento. Su boca se detuvo de nueva cuenta en el sitio de la mordida, penetrando sus dientes en mi piel y arrancándome algo de sangre, mientras arremetía de nueva cuenta en mi interior. Sentí una sacudida de emociones tan grande, que mi clímax fue inevitable y me corrí sobre el estómago y pecho de Makoto, mientras el grito de placer no se hizo esperar

-Eso fue adorable-suspiró Makoto mientras retiraba sus dientes de mi hombro y me besaba de nueva cuenta, ignorando el sabor a óxido que me invadió


-Oye Makoto, ¿era en serio eso que le decías a Kisumi?-pregunté a la nada

Luego de aquella sesión, el ojiverde se tomó la libertad de curar mis heridas y vendarlas con gasa; tuvo que lavarse la boca para quitarse el sabor a sangre que permanecía ahí. Nos tumbamos en su cama y un sol radiante nos sobrecogió

-¿A qué te refieres?-preguntó este, mientras se bebía un vaso de agua

-Es que cada vez que él insinuaba algo sobre nosotros, tú respondías que no podías enamorarte de alguien que era tu comida-el corazón se me apretó contra el pecho al decir aquella frase, pero sus brazos y el calor que estos transmitían me hicieron dudar

-Lo decía por miedo; no tenía la más mínima intención de preocuparte. Mis sentimientos por ti son auténticos,y si esto no se debía dar, era por el temor de lastimarte. Sé que soy un monstruo, pero dañarte es algo que no me perdonaría-Su rostro se enterró contra mi hombro y sentí su respiración acompasada. La sonrisa nació de forma espontánea, mientras mis labios buscaban su mejilla descubierta para plantarle un beso suave

-No tienes que temer, así como tampoco lo tengo que hacer yo-respondí alegre, mientras lo miraba perdido, en aquellas esmeraldas falsas que tenía por ojos. Su boca se posó sobre la mía, en un contacto que me alivió de los temores y escalofríos que se adueñaban de mi ser


*Nota de autora*

¡CHAN-CHAN-CHAAAAAAAANNNNN!

Bueno, aquí está el nuevo capítulo. Lamento la tardanza, pero es que este me resultó bastante difícil de escribir, además de que estoy algo insegura en como quedó, así que espero sus opiniones. A propósito, mañana tengo día libre, así que actualizaré de nuevo..¡YAY!

Pingu-chan se despide

Solo una mordidaWhere stories live. Discover now