¿Donde está? (EDITADO)

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*Nota de Autora*

Sup bellos y bellas lectores :)

Hoy toca actualizar, además de que planeo promocionarme con mi tercer fic, de Shingeki No Kyojin: Es un fic MikexErwin (me encanta tanto la complicidad que tienen estos 2 personajes, además de que son más guapos que la mierda XD...Faltan más fics de estos sensuales rubios gigantones. Su publicación está datada para el término de este fic, mientras publico la secuela de "El delfín, la orca y el tiburón")

Ahora, pasando al nuevo cap...La decisión de Makoto es radical, y Kisumi se empeña en aceptarlo, pero...¿Qué pasará con Haru?. ¿Qué sentirá y qué pensará ahora?


Haru

La vibración de mi celular contra la almohada me hizo despertar. Me estiré y quité los rastros de sueño de mis ojos azules. Salí de la cama y me metí al baño, mirándome la herida hecha en mi cuello. Supongo que tenía que cubrirla de alguna forma; me asomé por la puerta y noté que varias nubes se empezaron a arremolinar en el cielo. Agradecí a quién sea que estuviera ahí arriba y me metí a ducharme rápido, rezando para que mi día estuviera tranquilo


Miré el celular y sonreí al ver que eran apenas las 8 de la mañana. Las clases empezaban en hora y media más tarde, así que me relajé en el vagón del metro de Tokyo. El tren se detuvo en la estación de Ueno y ví como el amigo de Makoto se subía al tren. Agaché la mirada, no quería topármelo bajo ninguna circunstancia, pero había algo extraño en él: Sus ojos no brillaban con la chispa que le ví en los últimos días. Su sonrisa no estaba cruzando sus labios como siempre, en su lugar llevaba una mueca de tristeza

...¿Acaso algo había ocurrido?...

Además de eso, me percaté de que Makoto no iba a su lado. Me asombré bastante al no verlo, no mentiré, pero una parte retorcida de mi mente celebró el hecho de no tener que lidiar con él. Una sonrisa algo sádica se extendió en mi rostro, mientras me imaginaba el cómo estaría el pelicastaño. Se formularon varios cuadros posibles: Desde que estaba profundamente arrepentido para no querer verme, o porque le dio exactamente lo mismo y se mandó a cambiar como perro que persigue su cola y después se aburre.

En mi fuero interno, rezaba a que fuera la primera opción...


En el primer receso del día, no me molesté en salir del salón. Tenía la cabeza acostada contra el pupitre y mi bolso. No tenía ganas de salir a comer algo, así que no tuve mayor reparo en dejar la cómoda estancia. Alcé la mirada y me encontré con Kisumi, quién lucía cabizbajo y con los ojos rojos, con unos rastros que supe reconocer como lágrimas secas

¿Acaso había llorado?

Quise levantarme de mi silla y preguntarle que pasaba, pero mi cobardía por enfrentar un reproche que no sabía que iba a recibir me obligó a quedarme estancado en mi asiento, en la fila central del salón. El pelirrosado sorbeteó de forma ruidosa y melancólica; se acomodó a dos pupitres de distancia, mientras sacaba su celular y tecleaba diestramente en la pantalla del aparato cubierto de una carcasa rosada, como sus cabellos. Guardó el dichoso aparato y se limpió sus ojos, mientras sacaba un libro y miraba a la nada. El título del libro era "El hombre en busca del sentido"; recuerdo haber tenido que leer aquel relato de un superviviente en un campo de concentración en la Alemania Nazi para un trabajo de Crónica Psicológica en la facultad de Kansai. Sentí una punzada de nostalgia, porque a pesar de las cosas malas que viví allá, ese libro siempre me traía algunos recuerdos dulces de mi doloroso pasado.


Salí de la facultad, siendo saludado por una fresca llovizna que me refrescó la cabeza. Llamé a Nagisa, diciéndole que iba a comprar las cosas para la cena. Corté la llamada al poco rato y me encaminé a una tienda de conveniencia.

No me tardé demasiado, puesto que andaba con el dinero justo, así que compré lo indispensable. Salí de la tienda y ya había oscurecido; me guardé el celular, que era la única cosa "de valor" que portaba conmigo. Me fuí por las calles que parecían más iluminadas, pero en un descuido, me metí en una calle cerrada y no supe en que momento, unas manos me agarraron del cuello de la bufanda y me estamparon contra una pared- Solté las bolsas por acto reflejo y cerré los ojos

-¿Me recuerdas?-contestó esa voz con travesura y malicia

No...por favor no...


-Vamos, sé que me recuerdas; de la vez en el bar...ya sabes, quería meterte mi paleta en la boca...-escupió el tipo pelirrojo que casi se propasa conmigo la semana pasada

Por extraño que fuera, un alivio me embargó. Aún así, no bajé la guardia por ningún minuto. Sus manos descendieron y me quitaron la bufanda, exponiendo la marca de mordida que dejó Makoto en mi cuello. Abrí los ojos y sentí una corriente deslizarse por mi columna

...Me sentí demasiado vulnerable...

-¿Quieres un remember?-murmuró el tipo pelirrojo, mientras deslizaba su lengua por mi cuello, haciendo que me retorciera del asco. Sin embargo, su amenaza quedó ahí, puesto que el tipo fue golpeado en su cabeza. Me encontré con Kisumi, con la mirada fiera y fría, y una piedra de aspecto pesado en sus manos. Dejó la piedra en el suelo, provocando un sonoro estruendo, y me miró fijamente

-Gracias-susurré jadeante, mientras buscaba la bufanda, que yacía en el piso de la calle

-Olvídalo, ya no importa-escupió el ojipúrpura, quién parecía enrabietado por algo-...ahora lárgate, es lo mejor que sabes hacer al parecer...-murmuró mientras se daba la vuelta y caminaba a otro lado

-Kisumi, espera...-traté de detenerlo con el brazo sostenido, pero él me dio una mirada venenosa. Esos ojos morados que expresaban travesura, ahora me miraban con recelo y odio...¿Acaso se debe...?

-¡DÉJAME!-chilla el pelirrosado mientras se aparta de mi agarre con un brusco ademán-¡Déjanos en paz!...¡Ya bastante daño le has hecho a Makoto por tu cobardía!-exclama con las lágrimas cayendo de su cara; ¿en qué momento Makoto entró en la conversación?(o intento de...)-Ahora haz algo útil y aléjate de nuestras vidas-escupe y se da la vuelta, con rumbo desconocido

Pasmado y con una lágrima extraña y traidora deslizándose por mi mejilla, me agaché a recoger aquellas bolsas que dejé tiradas en el suelo y caminé por una calle vacía, mientras la lluvia acarreaba todo lo que veía a su paso, incluso aquellos etéreos e inefables momentos de felicidad que no parecían durar más que un par de minutos miserables minutos.

Quise llorar, quise maldecir, mas ningún sonido pudo escapar de mi garganta cerrada a presión


Llegué al departamento sobrecogido por el peso de las bolsas y las preguntas de Nagisa. No quise entablar una conversación incómoda

-Lo siento Nagisa, pero estoy cansado-bostecé y fingí estirarme para añadirle dinamismo a mi mentira-¿Podemos charlar mañana?

-Claro Haru-chan, pero mañana quiero TODOS los detalles-pide el rubio, con su ceño fruncido de una forma más o menos adorable. Asentí mientras me encaminaba a la cocina y acomodaba las compras

-¿Qué quieres comer?-le pregunté al rubio, quién se recargó contra la barra americana

-Cualquier cosa Haru-chan-sonrió con ternura. Su gesto se contagió en mi rostro frío y esculpido en piedra, a la par de que saco algunas verduras, listas para picarlas y con la excusa de desocupar mi apaleada cabeza y mis contradictorios sentimientos


Ojalá les haya gustado el cap :)

Ah, y a propósito, quiero agradecer a @NatashaUchiha, por darme una maravillosa idea para el desarrollo de esta historia. Linda, te has ganado todo mi respeto, así que besos y abrazos para tí <3

Espero que la edición se haya notado; no hice mucho, solo añadí un poco más e contenido a este cap

Pingu-chan se despide con mucho amor (Puta que ando empalagosa)


Solo una mordidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora