Staying awake

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*Nota de autora*

¡¡¡This girl is on fiyaaaaaahhhhh!!!!

Sean bienvenidos a un nuevo cap de esta historia que retuerce tripas :)

El título me pareció gracioso; estaba escuchando Apocalyptica en la tarde, y estaba escuchando la canción "Not strong enough"...La primera línea de la canción me inspiró mucho para este nuevo capi, que estará centrado en Makoto, al que al parecer he dejado tirado de forma inconsciente (SORRY ANGEL MAKOTO)

Espero disfruten el nuevo cap, mis bellos lectores :D


Makoto

Llevaba postrado en aquella cama desde el amanecer; para conservar las pocas energías que me quedaban, debía hacer los más mínimos esfuerzos que estaban a mi disposición. Entre mirar por la ventana de mi habitación y leerme la mayoría de los libros que poblaban mi pequeña biblioteca personal, los días se me habían pasado volando, hasta convertirse en meses.

A menudo recibía las quejas de Kisumi, porque al parecer le molestaba ser mi enfermero personal, pero sabía que en el fondo, estaba en proceso de luto...Mi partida era precipitada, y mis razones para hacerlo eran por demás insensatas a sus ojos. A pesar de su dolor, he tratado por todos los medios de no sacarle lágrimas injustificadas: A menudo nos quedábamos viendo televisión o leyendo algunos de los libros que tengo de forma personal; durante un par de semanas, me he mantenido con algo de fuerzas a base de agua, por pura exigencia de mi amigo de pelo rosado

-¡O es eso o te mato yo!-exclamó el pelirrosado, con las mejillas sonrojadas y una que otra lágrima en sus ojos

Cumplí con esa condición por dos semanas; después de eso, Kisumi me dejó de cuidar con tanto ahínco y se sumió en una depresión. La tristeza por perder a mi mejor amigo, en circunstancias tan delicadas, me hizo demostrar vulnerabilidad, y peleamos por la misma razón. Tuve que compensar mi error de una forma personal


Llevaba 1 mes en estado de descomposición. Era una tarde de martes y Kisumi había faltado a la universidad para cuidarme, después de sufrir una descompesación; mi estómago había dejado de rugir después de una semana y ya no tenía ni las ganas ni los ánimos de salir de mi cama, que me parecía mi refugio y mi tumba al mismo tiempo. El pelirrosado entró a mi habitación, dejando una botella de agua en la mesita de noche y mirándome con tristeza y rabia muy mal disimuladas

-Kisu-chan-llamé al chico de ojos morados por su apodo de la niñez, que me miró con una lágrima traidora deslizándose por su mejilla

-¿Qué quieres ahora?-rezonga él, con las manos hechas puños

-Quería hacer las paces contigo, no quiero irme peleado contigo-pedí con voz queda y mirada de cachorro atropellado

-¡Olvídalo; me enojé en el momento que decidiste partir de este mundo por tus sentimientos por ese imbécil de Haru!-reclamó, dándome la espalda

Suspiré algo entristecido; entendía que estuviera enojado conmigo por mi decisión, pero se desquitaba con una persona que YO lastimé de forma horrible. En cierta forma, él consideraba que Haru, mi musa de ojos azules y cabello negro, era el responsable de mi sentencia de muerte

-Kisumi, ya hemos discutido eso miles de veces, no hay que abrir una herida que ya no se puede cerrar-espeté con una ceja arqueada y un sonrojo en la cara

-¡No me importa!-chilló-¡Me enojo con quién yo quiero!-el pelirrosado estaba a punto de irse, pero yo fui más rápido y lo atajé de la mano. Trató de forcejear para apartarse, pero mis brazos envolviendo su cuerpo, lo hicieron ceder-Mako-chan...yo...

-Está bien; estás asustado por lo que te pasará...Puede que yo me vaya, pero eso no significa que tengas que olvidarme...¿Entiendes?-pregunté con delicadeza, mientras mi mano se deslizaba por su mejilla, provocando un sonrojo en su rostro y que las lágrimas empezaran a bajar. Asintió con miedo y nerviosismo-Me aseguraré de que no te olvides de mí...así que te daré un regalo, cada vez que te sientas triste-sonreí-¿Puedes ayudarme a levantarme?

-Cla-claro-respondió titubeante. Como pudo, me abrazó por los hombros y me cargó con sumo cuidado a mi librero, acomodado al lado derecho de mi cama. Nos arrodillamos y busqué entre todos los libros que tenía, para encontrar y sacar uno en particular. Tenía una cubierta de color blanco, con el dibujo de un oso negro, con cara de duda; una sonrisa de nostalgia invadió mi rostro, mientras le pasaba el libro a Kisumi

-¿Conoces ese libro?-le pregunté, a lo que Kisumi negó, sonrojado-Ese es el primer libro que leí cuando niño. Se llama "El oso que no lo era", de Frank Tashlin. Es un cuento de un oso que, tras despertar de su hibernación, se encuentra que su bosque es en su lugar una fábrica. El oso estaba confundido y siempre que le preguntaban que era, el oso respondía que era un oso, lo que causaba las risas de los demás. Al final, el oso aprende que no necesita que nadie le diga qué es y qué no, sino que le basta con saber lo qué es en realidad y vivir feliz con ello

-Es...muy lindo ese mensaje...-sonrió el ojipúrpura, mientras extendía el libro hacia sus brazos-Mako-chan...¿qué haces?

-Te regalo algo de mí, para que cada vez que te sientas solo o triste, tengas un pequeño pedacito de mí en ese cuento-le dediqué una mirada brillante, gesto al que Kisumi me abrazó con mucha fuerza y cariño entre sus brazos, mientras caía cada tanto en el suelo

-Lo siento Mako-chan...no entiendo como quieres morir, cuando yo no quiero eso...-lloró un rato, hasta quedarse dormido, con una sonrisa en sus labios


Desde ese día, cada vez que se sentía triste, le regalaba alguno de los libros que he conseguido a lo largo de mis años: Cuentos, fábulas, novelas y obras complejas; la mayoría habían parado a mano de Kisumi, como un recuerdo mío para su estabilidad

Lo que sí conservé, era un cuaderno con algunos relatos breves, sobre un ángel de cabello negro y ojos azules, que ayudaba a un muchacho solo y desamparado, en un mundo que no lo entendía. Tenía pensado dárselos a Haru, para confesar mi amor por él, pero las cosas se dieron de cierta forma oscura y retorcida, por lo que la remota idea de dárselo estaba descartada totalmente

...Era triste que un amor tan arraigado e impersonal concluyera con la muerte de uno de los protagonistas de la historia...


Esa noche, luego de 3 meses de desnutrición, y cuando alcanzaba el pináculo de mi existencia, Kisumi había salido, sin decirme exactamente adonde se iba. No me extrañé ni nada, le dí su privacidad. A lo mejor salía con alguna de sus tantas conquistas.

Sentí los pasos de una persona, por pura curiosidad, llamé

-¿Eres tú Kisumi?-pregunté a la puerta, pero grande fue mi sorpresa a encontrarme a otra persona, acompañando a mi amigo de cabellos rosados. Su cabello negro goteaba, sus ojos azules estaban vidriosos y sus mejillas, con un sonroso delicado

-¿Haru?-clamé su nombre, con el asombro y el pánico apoderándose de las fibras de mi ser

¿Esto era un producto de mi mente, a punto de desfallecer?

¿O en verdad estaba viendo a mi musa, a mi ángel, con su expresión de tristeza y desolación, en el momento en que encuentra a su amado al borde de la muerte?


Espero que les haya gustado este capi :O

A propósito, a modo de dato freak de la semana:

"El oso que no lo era" es mi cuento favorito. Lo leía todo el tiempo cuando era niña; Makoto describe el libro tal como lo recuerdo, a pesar de los años que han pasado desde la última vez que lo leí. Si alguien tiene hermanos pequeños, sobrinos, primos o hijos, les recomiendo que busquen y lean este libro. Es simple y tierno, además de tener un lindo mensaje de aceptación a uno mismo

Pingu-chan dice bye :D

Solo una mordidaWhere stories live. Discover now