❝Intentan ocultarle a sus mejores amigos lo que surgió entre ellos la noche del baile de máscaras. Esa misión se complica cuando los cuatro deben viajar juntos para llevar a un gato con su dueña antes de Navidad.❞
Sinopsis completa en el interior.
¡...
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Al parecer, el atasco sigue al frente de todo, pero por lo menos los de la procesión se decidieron por liberar el Bulevar. Mucha gente puede tomar esa desviación e ir liberando el resto de las calles. En las noticias que se transmiten por las pantallas, nos pudimos enterar de que esto fue un gran desastre. Los autos se acumularon en la avenida principal, entonces la gente que quería ir a las calles que le hacían intersección, ya tampoco podían pasar, lo que hacía que esas también se taparan. Estábamos por provocarle un infarto a la ciudad.
Ahora hay muchísimos tomando la desviación a The park. Algunos podrán tomarla hasta sus destinos, pero muchos de nosotros necesitaremos que se libere la avenida principal para llegar a donde debemos. El estacionamiento se llena a toda velocidad, así que aparcamos en el primer lugar que encontramos libre.
—Nos iremos en cuanto se libere la principal —explico a Araceli por teléfono.
—¿Tienen dinero para comprar algo de comer? —indaga preocupada.
—Si, todo bien. Yo creo que en dos horas más todo estará liberado.
—Vale. Anden con cuidado, está nevando mucho.
—Estaremos bien. Alimenta a los otros dos, por favor.
Michelle, mientras tanto, saca nuestros gorros y guantes del maletero. Tuvimos que quitarnos los navideños, porque son más un adorno que algo de verdad cálido. Cuando voy hacía ella me extiende mis guantes y una bufanda.
—¿Cuánto crees que estaremos aquí?
—Tengo esperanzas en que las personas van a retroceder para desviarse y poco a poco se liberará el nudo que se hizo. Calculo que en máximo tres horas la carretera volverá a estar libre.
—Vale —asiente con una sonrisa—. Entonces, ¿Qué hacemos de aquí a las... —comprueba la hora en su teléfono— seis?
—Comer suena a una buena idea si queremos sobrevivir.
Logramos conseguir una pizza. Todo está abarrotado y los pobres vendedores están inundados de trabajo. Recibimos dos rebanadas de pizza de queso solo, porque es lo que queda. Está un poco fría y el refresco es cincuenta porciento agua. Aun así la devoramos recargados al lado del auto.
