6. Princesa de la luna

423 57 98
                                    

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

Aparto el cabello que cae sobre la cara de Scarlett

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

Aparto el cabello que cae sobre la cara de Scarlett. Quiero quitarle esa máscara que lleva puesta, necesito poder besarla de nuevo y pasar mis manos por su cabello, por sus mejillas. Quiero besar a la chica real que está aquí debajo, pero no sé si ella también lo desee.

Así que cuando me propongo a quitar su máscara, lo hago muy despacio, me acerco y le muestro mis intenciones antes de seguir. Primero retiro la parte de abajo, todo sale bien hasta allí. Ella al inicio se vuelve para atrás, alejo mis manos de inmediato.

—Lo siento —me apresuro a decirle.

Niega con la cabeza, pero no emite sonido alguno. Me parece que está nerviosa, porque hace un curioso gesto tratando de tocar las puntas de sus uñas unas con otras. Se queda con la mirada fija en las manos, parece que lo está pensando.

—No tienes que... No era mi intención presionar —comienzo la frase, pero no logro terminarla.

—No. En algún momento tengo que quitarme esto, ¿no? —suspira—. Si te soy sincera, pensaba que podía irme de aquí como la Cenicienta, sin que supieras quien soy, pero creo que eso me convertiría en la que huye cuando siente un poco de compromiso, ¿no? —ella devuelve su mirada a mis ojos. Yo no sé que responder, sus ojos están llenos de sinceridad, está exponiendo sus sentimientos y al verla así me da la sensación de que sus pupilas tratan de mostrarme su alma—. Aunque, de nuevo, si soy sincera, escapar lo que quisiera hacer justo ahora. Estoy un poco asustada. Siento como si derribara mi última capa de protección.

—¿Te serviría si me la quito yo primero?

—Uy. Si... sobre eso, y ya que estamos siendo sinceros —desvía la mirada a la pared—. Yo ya sé quien eres, Adam.

Sus palabras me calan como si me acabaran de tirar agua en la cara. Mi corazón de repente se encoge en el pecho, parece que acaba de decidir esconderse en lo que averigua si eso es algo bueno o malo, ¿significa que ya le gustaba?, ¿o qué solo se atrevió a hablar conmigo porque no podría reconocerla después?

—Tramposa —es todo lo que atino a responder.

—Solo juego con ventaja —declara encogiéndose de hombros—. ¿Cómo no voy a reconocerte si llevas colgada la cámara igual que todos los días? No creo que haya nadie en la escuela más obsesionado con la fotografía como tú, ni otro que se busque un traje rojo, que tiene pinta de ser caro además, en lugar de usar uno negro como las personas normales.

Hasta que Santa Claus devuelva al gato ✔️Where stories live. Discover now