19. Toc, toc, toc

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Cuando dicen que Michelle es difícil de despertar, no exageran

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Cuando dicen que Michelle es difícil de despertar, no exageran. Llevo cinco minutos moviéndola, pero solo recibo gruñidos y quejas. Uso mi última opción: le quito la cobija de un tirón. Y eso la hace abrir los ojos, aunque sea para reclamarme.

—¿Ya me toca manejar? —Se despereza tallándose los ojos con cara de puchero.

—Tenemos un problema con el auto —le explico sin rodeos—. No enciende.

—¿¡Cómo que no enciende!? —Deja su sueño de lado y se despierta con la misma alarma que yo hace rato—. Déjame intentar.

—No, no. —La detengo—. Es el anticongelante, se derramó o se acabó o no sé qué. Debe ser porque usamos el carro toda la noche. Y en internet dice que si lo intentamos encender vamos a dañarlo más.

—Mierda —exclama. Me hace un hueco atrás de auto. Se pone las manos en la cien, preocupada—. ¿Crees que se pueda arrancar si le pones el líquido?

—No lo sé.

—¿Vamos por la cosa esa y lo intentamos? —sugiere. De repente le viene una idea a la cabeza y me pone las manos en el brazo con unos golpecitos, emocionada por contarme—. ¡Mi tío es mecánico!

—¿Vive por aquí? —me emociono.

—No, pero puedo llamarle para saber si después de ponerle la cosa podemos intentar arrancar o tenemos que esperar o qué.

Decidimos que yo voy por el líquido y ella llama a su tío. De paso busco al otro par por allí, pero no los encuentro. Vuelvo con la botella después de hacer fila en las cajas media hora, al menos paso rápido al tener solo un artículo.

—¡Buenas noticias! —anuncia ella—. Mi tío dijo que si quedaba un poco de líquido aun, era normal que no arrancara. Que por ningún motivo fuéramos a intentar arrancarlo sin antes ponerle el líquido, porque si se acaba por completo, adiós motor —hace una seña de cortarse el cuello con la mano—. Pero, ya revisé y todavía tiene algo de líquido verde. Toca ponerlo y ya está.

—¿En serio? —pregunto aliviado. Ella asiente con una sonrisa.

—Bueno, aunque... hay una cosa mala —continúa—. Me dijo que ya no volviéramos a hacer eso de conducir toda la noche, encenderlo y apagarlo porque entonces corríamos un alto riesgo de perder el motor y quedarnos varados.

Hasta que Santa Claus devuelva al gato ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora