Expreso su idea. Casi pude sonreír al escuchar su plan que no sonaba tan descabellado después de todo.

-Te comprendo, Zúrich- asiento -. Pero, sabes muy bien como son en la mesa principal. Siempre habrá alguien que les notifique y querrán tirarme la soga al cuello.

Debía mantener los pies en la tierra aún cuando tenía todas las fuerzas para volar.

-Deberemos mandarla a su reino de ser así.

Asegura confiado.

-No podría dejar todo aquí por escapar.

Negué mirándolo aterrada. No era una cobarde y tampoco quería serlo.

-Escaparía por una buena causa y en cuánto Su Majestad vuelva, usted podrá regresar.

Abrí la boca para decir otra cosa, pero no salía una sola palabra. No tenía idea cómo acabaría aquella idea. Sonaba muy irreal y no quería confiarme de algo como ello. Solo quería tener a Liah a mi lado.

Zúrich era mi nuevo consejero asignado por la mesa principal, no tuve nada en contra por lo cual estaba más que emocionada que lo fuera. Habíamos pasado poco tiempo, pero podía entender porque Liah había confiado en él para que me trajera a casa. Zúrich era un un hombre serio, respetuoso y muy sabio. Aún pareciendo joven, era sin duda alguna, el mejor de todos.

-No tenemos otra opción, ¿verdad?

Lo dudo por unos segundos, pero luego negó lentamente.

-Entonces, hagámoslo.

Zúrich asintió y salió de mi habitación para empezar a idear el plan. No tenía mucha idea de que podríamos hacer, pero estaba segura que él sí sabría que hacer.

~•~

LIAH'S POV

Podía escuchar a las personas a mi alrededor claramente. Algunas lamentándose y otras exigiendo que los sacarán.

Durante los días, permanecía en la andrajosa cama intentando no perder la cabeza, ni la calma. Sabía que mi reino intentaría todo lo posible para encontrarme. Además, Zúrich estaba con Luna y eso me deja en cierta paz. Aún así, no podía dejar de pensar en su angustia.

Mis pensamientos se vieron interrumpidos por pasos acercándose y golpes de palos contra los barrotes. Podía suponer que venían a buscar a alguien. Para mi mala suerte, el guardia se puso frente a mí y empezó a abrir la cerradura.

-Reina Liah, Su Majestad el Rey Aleksey quiere verle.

Sonreí.

-¿Y dónde está?

Fingí buscar alrededor. Obviamente el no bajaría a un lugar como éste.

-Muy graciosa, reina Liah. Sin embargo, debo llevarle a su encuentro. Espero no se ponga agresiva.

Me senté en la cama y giré los ojos. El seguridad entró con desconfianza.

-Extienda las manos, por favor.

Lo hice. Él puso unas cadenas alrededor de mis muñecas. Me quejé al sentirlas demasiado apretadas. Él sonrío apenado.

-Pensé tendría el tamaño del resto de las mujeres...

Gruñí y me puse de pies, sobrepasándolo en estatura. El trago grueso y dio un paso atrás elevando su mirada.

-Seguramente estas cadenas le quedarían mejor a ti que a mí.

Susurré con una sonrisa que lo hizo retroceder unos pasos más. Sabía muy bien cómo asustar a tipos como éste.

-Lo sabré para la próxima, Su Majestad.

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